Muevo la cadera de un lado a otro, lentamente. Me pongo de espaldas al tubo y abro las piernas, bajo. Acaricio el tubo por encima de mi cabeza. Doblo las rodillas para hincarme en el suelo. Estiro los brazos hacía en frente y voy bajando hasta que me tumbo por completo bocabajo. Elevo la cadera para que vean mi trasero. Los veo babear. Sonrió triunfante. Me gustan sus miradas deseosas. Giro y vuelvo a abrir las piernas. Arqueo la espalda. Vuelvo a darme vuelta pero esta vez con las piernas hacia ellos, apoyando la espalda en el tubo. Las abro de nuevo. Les sonrió mientras me acaricio desde el inicio de mis senos y bajo hasta meter la mano entre mis piernas. Gritan emocionados.
Busco con la mirada al demonio. No está por ningún lado. Necesito poner los ojos en alguien. Mila me ofrece una sonrisa. Se la devuelvo. Me tranquiliza.
Les lanzo una mirada orgullosa. La canción termina. Bajo por detrás y voy directo a mi camerino. Me cambio rápido y vuelvo a arreglar el maquillaje. Tomo mi tiempo en lo que termina el show de mis otras compañeras. Me pongo un doble top, las bragas con suma tranquilidad y las botas de tacón que llegan a medio muslo. Acomodo el antifaz en mi rostro. Espero ver a Jean bebiendo en la esquina o entrar aquí y bajarme las bragas.
Cuando salgo de nuevo, no hay ni lo uno ni lo otro. ¿Se habrá enojado tanto de verdad? ¿Tanto? ¿Sólo por no haber "iniciado" con él?
Voy a la barra.
—Sírveme un trago Lui. Pero esta vez el más fuerte que tengas—se sorprende.
— ¿Problemas?—deja de limpiar para servirme.
—Creo que me han abandonado—murmuro. Él siempre me cayó bien. Parece ser más comprensivo que todas las mujeres juntas. Es amable y honesto.
—Quizás les agrada más una operada—me da el vaso y suelto una carcajada. Además de guapo es divertido. —Dicen que la silicona puede mantener cosas erectas—vuelvo a reír y el me acompaña.
Raras veces había hablado con él. Siempre estaba pegada con Leo y últimamente con Jean.
—No lo había pensado—me limpio con sumo cuidado las lágrimas de la risa. No quiero arruinar el maquillaje y el antifaz se me puede caer o mover y revelar mi identidad. Se inclina un poco sobre la barra.
—Pues ya te di el tip—murmura.
—No lo olvidaré—lo señalo. Ríe. Sigue limpiando la barra y atiende clientes. Me tomo el contenido del vaso. Quema pero me gusta. — ¿Me sirves un poco más?—alzo el vaso y asiente sonriendo. Lo llena frente a mí. —Quiero una botella de eso para cuando salga. Esta noche voy a embriagarme
—Tengo muchas de esas allá atrás. Aparto una para cuando terminemos —me guiña el ojo. Me quedo pasmada. Uff ¿Y a este que mosca le picó? —Terminamos al mismo tiempo —canturrea. Miro a todos lados. Vale, ¿Me está coqueteando a mí? —Además mañana es sábado, nadie trabaja.
—Bueno—alzo los hombros. ¿Qué puedo perder?
Tomo la bebida de un trago. Lauren baja y Emily me hace señas discretas que me toca. Dejo el vaso a un lado y subo al escenario. La música empieza. Ondeo las caderas, doy vueltas alrededor del tubo acariciándolo de arriba abajo. Sé que su imaginación vuela. Afianzo mi agarre y subo, elevo las piernas, las abro y giro despacio. Aplauden y chiflan. Bajo lentamente. Les doy la espalda. Me inclino alzando el trasero hacia ellos, me acaricio. Voy a la silla que está a la orilla. Toco todo el respaldo con mis dedos mientras los miro fijamente. Rodeo y me siento. Llevo la cabeza de atrás adelante haciendo que mi cabello vuele y se despeine. Acaricio mis piernas y subo lentamente por mis muslos, mi cadera, abdomen y desabrocho el top. Gritan emocionados. Me deshago de él arrojándolo al aire. Solo me queda un ligero sostén blanco. Ideal para lo que viene. Entonces abro las piernas y el agua cae sobre mí. El sostén se empapa y mis pezones se marcan. Chiflan y gritan obscenidades. Me acaricio desde el cuello a los senos y aprieto los pezones. Arqueo la espalda. La música termina y salgo del escenario.
No necesité mirar a nadie esta vez. Me emociona.
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Pacto Perfecto: De Pornstar A Mascota Del Demonio (+18)
ParanormaleParanormal/Erótico Cinco demonios... Cinco demonios pelinegros de ojos escarlata y aspectos diabólicos que poco a poco cobraban apariencia humana, enviados por Lucifer a cerrar pactos. El demonio de la Lujuria; Asmodeus, no es cualquier demonio. Es...