XXII

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Gong llevó a Zee a su casa. Zee vestía la chaqueta larga de Gong por el frío que había en el auto.

Gong miró la gigante casa de Zee con mucha intriga. ¿Qué más se podía esperar de una casa de ricos? Era blanca, alta, ancha de aspecto lujoso. Si por afuera ya te dejaba boquiabierto entonces por dentro también.

-Gracias por traerme a casa.

-Oh. No. Espera.

Gong se bajo del auto antes de que Zee abriese su puerta. Entonces la abrió por Zee quién se quedó sorprendido. Casi hasta confuso. No sabía de tal generosidad en tales tiempos. Nadie con quién había tenido simple sexo le mostraba tal respeto después del sexo.

Zee sale del auto lentamente sin quitarle la mirada a los ojos de Gong mientras que ahora se restaura, quedando un poco más bajo que Gong. Sólo un poco. La diferencia de altura no era demasiada.

Gong sonríe cerrando la puerta tras ellos. -Qué tengas una linda tarde.

-Oh cierto. Tu chalec...

-Quedate con él. Me gusta cómo se ve en ti.

Gong le abotona un botón restante. Zee sigue pasmado.

Gong se dirige a su auto para adentrar en este.

-Sólo falta que tu padre salga con una escopeta a amenazarme por ser un extraño que te trajo demasiado tarde.

-No lo hará.

Zee asegura con una sonrisa.

-¡¿QUIÉN ES EL DESCARADO?!- El padre de Zee sale por las puertas con una escopeta apuntándole al Padre en el auto quién alza sus manos en rendición con una sonrisa cuadrada.

-¡Papá!- Zee grito algo perplejo por el comportamiento de su padre y también por llegar de su viaje de negocios de una semana.

-¿Quién es este ahora? ¿Te acostaste con él por Gulf?

-¡No! Papa. Papa, tranquilo. Estuve con él porque quise.

Su padre baja el arma ahora mirando a su hijo todo apenado.

-¿Quisiste? ¿Finalmente?

Su padre está feliz de que su hijo finalmente haya hecho algo que quisiera.

Zee asiente. Su padre lo abraza.

-Papa, qué embarazoso.

Zee dice mirando a Gong de reojo totalmente avergonzado. Gong ríe feliz por Zee.

-Bueno. Fue un placer, Zee. Siempre has lo que tu gustes. No vivas a gusto de nadie.

Gong le recomienda con una sonrisa antes de irse. El papa de Zee deja de abrazarlo para mirar el auto que se retiraba.

-¿Se va? ¿Así sin más? Ni lo conocí.

-No creo que tuvieras que conocerlo, papa. Fue una noche simplemente.

-¿Te trato bien?

-Me trato como todo un caballero. Creo que no había sentido algo así en mucho tiempo.

Zee dice nostálgico recordando cada gentil desplazamiento de esas manos ajenas recorriendo su cuerpo.

-Aunque ¡Papa! ¿Qué hago hablando contigo de estás cosas?

Zee dice muy avergonzado.

-¿Me explicas por qué la milicia de los Estados Unidos lanzaron bombas a India a tu nombre?

-Ah.- Zee ríe nervioso. -Eso...

Su padre alza las cejas esperando una respuesta justa de su hijo.

Un Poco Monstruoso•MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora