el final del inicio.

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"Dale, Valentín. Agarra las valijas de una vez que llegamos tarde" lo regañé desde la cocina. "Vamos a perder el vuelo y te voy a tener que apuñalar."

"Que exagerada que sos, Lupe." gritó desde nuestra habitación. "Tengo que guardar una cosita más y ya nos vamos. Pedi el Uber si queres."

Agarré el celular de la mesada y abrí la aplicación con la mano temblorosa, no sé por qué, debe ser la ansiedad y la emoción del momento. Me estaba yendo de luna de miel con el amor de mi vida: éramos unos pendejos recién casados, pero habíamos estado juntos toda la vida casi que de forma literal. Valen era mi vecino de la infancia, y siempre vivimos cruzando la cuadra. 

A mí siempre me gustó él, pero él no gustaba de mí, entonces la tuve que remar como la mejor... tan mal no me fue, porque ahora estamos casados y me mira a mí con los ojos llenos de brillitos como siempre quise.

"Ya lo pedí, Tín" respondí. "Apurate que me pones nerviosa." murmuré mientras que él salía del cuarto y me miraba con su carita de costado, con los labios apunto de hacer puchero, cosa que era una de mis mayores debilidades, y él lo sabía perfectamente.

"Deja de decirme Tín, salame" se quejó para luego dejar un beso en mi frente. "Ya terminé, ¿sos feliz ahora?" preguntó burlón.

"Sí, mucho." sonreí victoriosa y vi cómo él rodaba sus ojos. "Creo que el Uber está a una cuadra, vamos saliendo." agregué para empezar a dirigirme a la puerta.

"Eu, para." me frenó con cara de susto.

"¿Qué pasa, amor?" pregunté preocupada.

"Nada, quería decirte que sos muy linda y que te amo mucho, mucho, mucho. Hasta la luna, ida y vuelta." se me derretía el corazón del amor que le tenía.

Siempre hacía lo mismo. Me decía cosas lindas en momentos que nada que ver, entonces así me agarraba por sorpresa y yo me desvanecía más o menos porque no me cabía el corazón en el pecho.

"Callate, que me pongo rojita y no me gusta." respondí sonrojada.

El viaje venía tranquilo, pero yo era un manojo de nervios y no entendía muy bien por qué iba tan nerviosa, no era el primer viaje juntos que hacíamos.

"¿Al aeropuerto, no?" consultó el conductor, a lo que Valentín respondió con un 'sí' mientras que yo miraba por la ventanilla. "¿A dónde viajan, chicos?" volvió a consultar amablemente.

"A Colombia." acotó alegremente él. "Es nuestra luna de miel." sonrió mientras buscaba mi mano para agarrarla.

"Ah, buenísimo, ¡felicidades, chicos!" exclamó el chófer. "¿Hace cuánto están? Parecen muy chicos para casarse."

"Em, pasa que nos conocemos de toda la vida." respondí. "Éramos vecinos del barrio y bueno, la tuve que remar ochocientos años porque no me daba bola." reí al final.

"¡Deja de mentir, Guadalupe!" exclamó entre risas mientras me empujaba levemente el hombro. "Es mentira lo que dice esta. A mí también me gustaba, pero no me daban lo huevos para encara...-¡Cuidado!" gritó con todas sus fuerzas mientras señalaba al frente, provocando que todos los ojos fueran en esa dirección.

Su cuerpo impactó contra la puerta de su lado, mientras que el mío impactaba en la otra. nuestros cuerpos se golpeaban con todo lo que había dentro del auto. De un momento a otro, estábamos bañados en sangre a un costado de la autopista.

"V-v-valen..." musité débilmente. No sentía la mitad del cuerpo, veía sangre por todos lados e intentaba calmarme para no alterarlo a él, cuyo cuerpo se encontraba a mi lado.

Mis ojos se llenaron de lágrimas, y por un momento no me interesó estar totalmente incapacitada para moverme o no sentirme a mí. Necesitaba saber que él estaba bien, que mi Tín estaba a salvo.

Busqué su mano y la agarré con todas mis fuerzas, mientras luchaba conmigo misma para no quebrarme y llorar ahí.

"¡Que alguien llame a una ambulancia, por favor!" oí a una señora gritar a lo lejos y vi de reojo varios autos frenar.

"V-valen..." insistí nuevamente, para luego sentir su mano agarrando débilmente la mía.

Valen estaba a salvo, y eso me bastó para estar a salvo también.

"Lu-lupe..." murmuró entrecortado.

"Silen-silencio, Val." susurré reforzando el agarre. "Y-ya nos vienen a b-buscar, no te muevas."

"Hast-a la luna... ida y vuelta." respondió esbozando una sonrisa y cerrando lentamente los ojos.

Sentí cómo su mano comenzó a zafarse de la mía. Sus ojitos de mi color favorito comenzaron a cerrarse, y el brillo que tanto me encantaba comenzó desvanecerse. Cómo su cuerpo se apagaba, y sentí también cómo en simultáneo mi corazón se desgarraba, cómo todo lo que habíamos construido en una vida se destruyó en un segundo, en un abrir y cerrar de ojos.

Mi Tín ya no estaba, y yo tampoco.







































ok aviso que esta fic es súper triste así que si quieren llorar la leen, sino no ahre.

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