Ⓦⓞⓡⓚ || ɪʀʟᴀɴᴅᴀ x ᴀʀɢᴇɴᴛɪɴᴀ

꧁cαρiτυℓσ 5꧂

Un par de días ya habían pasado, ya era 10 de mayo.

Durante estos días que habían pasado, Argentina logró conocer aún más a Chile, había mejorado su relación con Perú y conoció a otra chica llamada Dinamarca.

Mientras tanto, con Irlanda, sólo logró conseguir más trabajo, cada vez era más el papeleo que se amontonaba, había veces que no dormía, y eso lo estresaba.
También, Escocia lo había llamado varias veces, el casi siempre contestaba, pero había veces en las que se quedaba dormido y no podía contestar.

Había veces en las que él se preguntaba cómo hacía su padre para estar con ellos.
Recuerda que cuándo, era pequeño, su padre pasaba tiempo junto a él la mayor parte del tiempo ¿Con todo este trabajo? —— Uhg — y se recostó sobre su escritorio y comenzó a contemplar los cuadros que había en este.

❝Si necesita ayuda, no dude en pedírmelo❞

Recordó las palabras del argentino.
Se paró de su asiento, para dirigirse a la pequeña ventana que había en la puerta y pudo ver al joven, hablando por el teléfono de la oficina. Suspiró y volvió a mirar a todo el papeleo que había allí. —— Creo que si necesito un poco de ayuda. — Y su reloj sonó, dando a entender que ya eran las 9.20 horario del primer descanso, así que volvió a mirar al argentino, que había colgado el teléfono y estaba escribiendo algo. Irlanda abrió la puerta y salió de su oficina, fue a paso lento hacia Argentina.

El argentino se echó para atrás de su silla y suspiró mientras miraba al reloj de pared, sonrió al ver que marcaba las 9.20, así que decidió levantarse del asiento, pero vió a su jefe dirigiéndose a él, así que se quedó parado en su lugar. —— Buenos días señor.

—— Dime Irlanda, y buenos días a tí también. — Paró, y quedó frente a frente. —— Mira. ¿Recuerdas que... Yo podía pedirte ayuda si la necesitaba? — Estaba un poco nervioso, no sólo por el cansancio, sino porque también le resultaba raro pedirle ayuda a un empleado.

—— Claro, y la ayuda sigue en pie. — Respondió con una sonrisa ladina.

—— Qué bien, porque necesito tu ayuda. Sígueme por favor. —— Y comenzó a caminar en dirección a su oficina y el argentino lo siguió.
Ya ahí, Argentina comenzó a observarla, paredes negras con piso blanco, ordenada y bien iluminada, pero lo que llamó su atención, fueron las fotos que habían en el escritorio, pero no quiso ser un metido.

Irlanda se sentó en su asiento, y le pidió al argentino que se siente en otras silla del otro lado del escritorio. —— Bien, espero que esto no sea una molestia. — Comenzó Irlanda apoyando sus codos en el escritorio.

—— Vos tranquilo, yo me ofrecí.

—— Es que yo sé que todavía estudias, asi que, no quería darte más trabajo.

—— Vamos que el tiempo me sobra. ¿Qué quiere que haga? — Y así comenzó una larga charla para ambos, en las que Irlanda le explicaba lo que tenía que hacer Argentina.

—— Espero que no sea demasiado.

—— No, no, estoy bien. — Dijo acomodando unas hojas. Se levantó de ahí, saludó a su jefe y salió de aquel lugar.
Irlanda se quedó mirando la puerta, luego recostó su cabeza en el escritorio y se dedicó a descansar.