Paso dos... Fijando las reglas del tratamiento Parte I

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Era muy de mañana cuando el sol comenzó a turbar el placentero sueño de Bakugo, aunque la habitación seguía aromatizada por la dulce fragancia de Ochako, el placer de su calor se había ido... levantando levemente la vista hacia su lado derecho, con ojos somnolientos confirmo que Ochako se había marchado, pero antes de poder sentir enojo, en la mesita de noche, encontró un vaso con agua, algunas aspirinas y una nota con letra bastante cursi, la cual no sabía cómo interpretar...

Buenos días gruñón, disculpa que no me haya despedido, te veías tan relajado que preferí dejarte dormir, pero gracias por la sexo-terapia, tenías mucha razón, me sirvió de mucho en el autoestima, supongo que en esta ocasión me tocará pagar el café de la mañana de trabajo como muestra de agradecimiento, por cierto, por la urgencia de mi asunto, tome una de tus playeras prestadas, aunque podría quedarmela hasta que me consigas una nueva de la NASA, prometo devolvertela limpia, bueno, te deseo un excelente día y nos vemos en el trabajo...

Si bien, no era la nota más amorosa, al menos le dió cierta calma de que ambos estaban en buenos términos, o eso, fue el efecto de la primera impresión, ya que, por desgracia eso no era cierto.

Aunque si bien, tenía días que no dormía tan bien, ahora que su mente estaba despejada, la castaña estaba muy arrepentida de lo que había hecho, se había acostado con su mejor amigo, compañero y hermano... ¿Cómo se le ocurrió cruzar la prohibida línea del respeto?

Hasta esa noche, jamás se habría planteado la idea de acostarse con él, incluso cuando en días anteriores, había pensado en contraer matrimonio con Inasa, aún estaba debatiendo si Deku o él serían su "dama de honor" pero ahora que estaba ahí a la luz del día, desnuda en su cama, siendo sus pechos la almohada del chico y además, muy, pero muy extasiada por lo bien que la había trabajado durante toda la noche, su cabeza estaba dando vueltas.

Durante lo que fueron los minutos más difíciles de su vida, mientras maratonicamente buscaba su ropa por toda la habitación, Ochako se repetía que la emoción de la noche era efecto de ser el primer hombre, pero cada que recordaba cada placentero momento en esa cama y volteaba a ver al hermoso rubio desnudo durmiendo cual príncipe frente a ella, en el fondo entendió que por mucho que fuera el primero, era muy seguro que ningún hombre igualaría a Bakugo, lo peor es que esos besos y caricias cambiaron sus sentimientos... o mejor dicho, parecían ya darle nombre a lo que, por mucho tiempo, venía sintiendo.

No es como si no estuviera satisfecha, dudaba que alguien fuera capaz de hacerla venir tantas veces como lo había hecho él, pero pese a que en las embestidas el chico fue totalmente salvaje, los actos que hizo para hacerle creer que era hermosa en su estado más transparente y los besos, caricias dulces y mirada con cierta devoción la tenían tan confundida, que simplemente tenía miedo de que aquello sólo fuera un producto de su romántica imaginación.

Aunque siempre se había enorgullecido por nunca acobardarse en cualquier circunstancia en la que se encontraba, por primera vez en su vida, abortó la misión "hablar con Bakugo" para ir a ocultarse en su departamento y comenzar a planear una estrategia que le hiciera encararlo y regresar al plácido estado de best Friens... no había opción, o escapaba o perdería a su amigo, así que como el viento, Uraraka se fue del departamento dejando a un solitario y durmiente Bakugo en la cama.

Tan pronto llegó a su departamento, Uraraka fue a la habitación para cambiarse la ropa, mientras se quitaba la playera de calaveras negro que había encontrado en el primer cajón y tiraba al cesto de la basura los restos de su playera, la chica estaba entre la línea de lamentar la perdida total de su playera de la NASA y el agradable recuerdo de sus ataduras tatuado en sus muñecas, al quitarse la braga, suspiro al ver una rasgadura en una de las uniones de la prenda, lo cual no se le hizo raro, dado que la forma en cómo se lo había quitado había sido muy rápido, y cuando sus ojos volvieron a sus botas, nuevamente Ochako trago saliva al pensar en los filósos dientes del rubio atacando sus dedos, sintiendo un gran calor en sus mejillas ante la ardiente mirada del rubio rebosante de deseo; al percatarse que eran mucho recuerdos los que quería conservar, por varios minutos Ochako se dio de golpes en la cabeza, intentando quitar el extremo sonrojo que se apoderaba de su rostro, pero por más que lo intentara, ella sabía mejor que nadie, había caído en los encantos de Bakugo y ahora no sabía cómo escapar de ellos.

La Perfecta Terapia (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora