Paso dos... Fijando las reglas del tratamiento Parte II

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ADVERTENCIA
🔞 NUEVAMENTE HAY ACCIÓN 🔞

¿Cómo mierda se había atrevido a pedir que viniera de nuevo si no sabía si podría soportar mantener la distancia de ella? Aunque no negaba que estaba enamorado, jamás pensó que tener sexo con Uraraka lo tendría tan ansioso, el sabor de sus labios eran como dulce vino, cada parte de ella era perfectamente suave, redondo y terso que no había forma en que pudiera tener suficiente, ahora no solo sus afectos, además, su cuerpo le pertenecía a ella, pero pese a su ardiente deseo y amor por Uraraka, no quería perderla, su amistad era todo lo que en ese momento tenía, y por la forma en cómo ella actuó, era evidente que su amistad se estaba yendo por la borda.

El no quería perderla, pues hablar con Uraraka tan naturalmente como lo hacen todos los días, tomar café por las mañanas en la oficina, sufriendo las burlas de la castaña por el coqueteo de las baristas, aplastar a los villanos juntos, burlarse entre ellos de sus torpes errores y hacer una pelea de pulgares para ver a quien le toca el papeleo, regresar un tramo del camino juntos, y obtener su agradable sonrisa cuando ella lo mira era lo mejor que tenía, y si para regresar a ese estado, ella le pedía olvidar lo que pasó, sin duda él sellaría sus labios para siempre y respetaría su decisión... así se estuviera muriendo de dolor por dentro.

Luego de caminar como león encerrado por toda la estancia de su departamento, Bakugo salto de inmediato en cuanto escuchó el golpe suave de la puerta, pero cuando abrió la puerta para enfrentar a la chica, jamás pensó que resistirse a Uraraka sería tan difícil, sobre todo viniendo vestida de ese modo.

Envuelta en un cárdigan tejido rosa, la chica estaba vestida con una delicada blusa de tirantes de terciopelo rojo con cuello picó y encaje, falda tubo café ceñida a sus seductoras curvas y tenis.

-¿Puedo pasar? - viendo que Bakugo se había tardado en saludarla, preguntó Uraraka tras carraspear la garganta.

- Claro, entrá - tras sacudir la cabeza, respondió Bakugo haciéndose a un lado para darle paso.

Y tras cerrar la puerta, Bakugo siguió a Ochako hasta la sala, desconcertandose al ver que Uraraka se había quedado parada en medio de la sala.

-¿Porque mierda te quedas parada ahí? - frunciendo la ceja, preguntó Bakugo escuchándose molesto.

- Lo siento, supongo que estoy cansada - esbozando una tímida sonrisa, Uraraka dijo sentándose de inmediato en el sillón largo.

Tan pronto Uraraka se sentó, la tensión y el nerviosismo invadió toda la habitación, aunque no era la primera vez que Bakugo la veía nerviosa, en ese momento Ochako estaba inquieta; sin darse cuenta la estuvo observando detenidamente, pensando si debía o no hablar, habían tantas palabras ocultas, palabras tan comprometidas atoradas en la garganta que parecían suplicar ser expresadas, pero luego de meditarlo, el sonrojado Bakugo apartó su vista de la encantadora Ochako.

- ¿Quieres agua?

- Claro - llevándose un mechón de cabello de tras de la oreja, penosa respondió Ochako.

Y mientras una ruborizada Uraraka se mantenía quieta en el sillón, Bakugo fue a la cocina, sirviendo dos vasos de agua para bajar el inmenso calor que sentía; tan pronto el chico le ofreció el vaso, Uraraka se llevó la bebida refrescante a la boca, acabando con ella de golpe.

-¿Mejor?- en cuanto Ochako bajo el vaso, preocupado preguntó Bakugo mirando atentamente el rostro de la chica.

- Así es, extrañamente el día de hoy es muy caluroso - con avergonzada sonrisa respondió Uraraka rascándose tímidamente su mejilla.

La Perfecta Terapia (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora