Paso Cinco... Buscando La Felicidad De Quién Amas Parte III

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Era muy de mañana cuando Ochako abrió sus ojos, no supo porqué, simplemente tras salir del hospital, la castaña fue al departamento de Bakugo, entrando con la llave de emergencia que Bakugo le había dado, y tras acostarse en la cama del rubio, lloro por varias horas, abrazando la almohada del chico hasta quedarse completamente dormida; mientras dormía, en su sueño pudo ver todos los momentos que pasó con el rubio, momentos tristes y felices, las innumerables veces que rieron como locos por bromas sin sentido y los fuertes momentos que tuvieron que pasar abrazados mientras las lágrimas corrían por el dolor y la tristeza, los días en que ambos se animaban en tiempos depresivos, no dejando que ninguno se cayera en el camino, sin embargo, al examinar detalladamente la actitud del rubio, Ochako recordó acciones que hacía mucho tenía Bakugo para con ella, pero que hasta apenas se había dado cuenta: como el hecho de que jamás dejó de comprarle o compartirle dulces, aunque siempre decía que era porque no le gustaban los dulces, las veces que sutilmente acariciaba sus mejillas, o que sonreía cuando combinaban sus ataques o al salir de una conferencia victoriosos de haber domado a esos "secundarios", las veces que ambos entrenaban con Midoriya porque eran los únicos que sabían del secreto del OFA y por lo tanto, estaban obligados a proteger el secreto, en ese momento Bakugo no fue grosero con ella como lo fue con Todoroki o Iida cuando en su momento, también se enteraron del OFA… 

Levántate cara redonda, quieres ser una heroína digna de proteger a All Might y a Deku, entonces sal de la maldita cama y vayamos al gimnasio. 

Bien, golpea con más fuerza, dale un buen uso a esos regordetes muslos. 

Mírame a los ojos…. ¿Qué vez?... Eso es porque debes estar segura de quien eres y la posición en la que estás cara redonda, eres una heroína de combate, alumna de la más prestigiosa escuela de heroes de todo Japón, la que puede cargar miles de rocas con sólo unas malditas yemas de gato, eso, te ayudará a mostrarles que por más que los jiripollas Bastardos intenten vencerte, ellos no pueden superarte mejillas. 

En ese momento, las horas de entrenamiento pasan tan rápido, y había una sed de seguir adelante, pues estaba muy feliz porque el chico le exigía más, porque tenía fe en ella, en que podría superar sus límites, y al final de todo este viaje con Bakugo, su memoria llegó a los días de borrachera, cuando él estaba muy tomado por un mal momento, luego de soportar y reír por sus quejidos y refunfuños, antes de caer dormido, siempre terminaba acariciando sus labios con una delicadeza sumamente devota, y tras pasar sus grandes y rasposos dedos por ellos y por sus mejillas, al final terminaba susurrando cosas cómo:

Eres lo único que me hace reír de alegría… tus mejillas son mi alegría. 

Idiota ¿Acaso no sabes reconocer a la persona que en verdad te quiere?... 

¿Porque mierda jamás puedo hablar con honestidad?... 

Hay tanto que decir… Tanto que mi pecho se siente casi a explotar… 

Eres la persona más importante para mí… 

No te quiero perder Ochako… 

Palabras que en su momento concidero amistosas, ahora parecían tener otro sentido que le hacia doler el corazón… ¿porque no entendí el mensaje cuando sé leerlo con facilidad? ¿Acaso desde antes estaba enamorado de mi? 

¿Será posible que todos estos años ella ignoraba al chico de sus sueños por no sentirse suficiente para él? 

Pronto, el movimiento de la puerta abriéndose interrumpió el silencio del complejo, anunciando la llegada del inquilino, tras el estruendoso sonido de las llaves, el arrastre de llantas de las maletas y el que se quitara los zapatos, Bakugo se quito la chaqueta, feliz de haber regresado, tras dejar sus maletas en un lugar que no le estobara del departamento y tomar un vaso de leche fría, fue a su habitación para buscar uno de sus cargadores de teléfono, pero cuando vio que en su cama, se encontraba la castaña durmiendo profundamente, tras esbozar una sonrisa, el chico se arrastró en la cama, acostandose a espaldas de ella para poder abrazarla.

La Perfecta Terapia (Kacchako)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora