Capítulo 22.

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Iván, Anna, Andrei y Katherine guiados por Raquel corrían con gran velocidad por las calles de la ciudad, ninguno de los chicos entendía a dónde se dirigía Raquel, pero Iván tenía la esperanza de que fuera ella quien lo vuelva a reunir con su amiga, con la chica que ama.

Rápidamente llegaron a la plaza de las flores, era muy tarde y las estrellas y la luna era lo único que iluminaba el lugar. Raquel se detuvo con brusquedad, los demás la imitaron, pero no entendían lo que hacía, con la mirada veía todas las calles y después apuntó a una en particular, era vacía con muy poca iluminación.

- ¿A dónde vamos? – preguntó Andrei quejándose por décima tercera vez.

Raquel no contestó, simplemente siguió caminando por la calle oscura y vacía, hasta que se detuvo.

- Muy bien, hasta aquí puedo seguir el rastro – dijo Raquel en susurros.

- ¿Qué? – preguntó Katherine exclamando - ¿Cómo que hasta aquí? ¿Acaso no sabías donde estaba Isabel?

- Nunca dije que sabía el lugar exacto, pero sé por dónde se fueron – dijo Raquel.

- ¿Y cómo lo sabes? – preguntó Anna con duda.

- Verán, Isabel quería terminar todo con Adrik, me pidió consejos y le dije que se vieran en la tarde, ella me dijo que se verían aquí, así que esperé toda la tarde sin almorzar hasta que apareciese Isabel – dijo Raquel – cuando apareció tardó mucho tiempo en aparecer Adrik, pero cuando llegó el pelinegro los seguí hasta este lugar, vi que se dirigían unas cuadras más allá pero luego la gente no me dejó ver a donde iban.

- En resumen, tú los perseguiste hasta aquí – dijo Andrei con fastidio – eso no nos dice mucho.

- Revisaremos por las ventanas en busca de Isabel – dijo Raquel comenzando nuevamente a caminar.

Todos vieron con cautela por las ventanas de las casas, ningún rastro de Isabel, Iván ya se comenzaba a desesperar, pero en ese momento vieron una casa de madera, parecía abandonada por el estilo que tenía, era muy vieja y descuidada.

Anna se acercó con mucho cuidado para ver por la ventana, era una casa sin muchos muebles, pero en una esquina había algo que le llamó la atención, había un hombre, no parecía tan mayor, podía ser un año mayor que Raquel, pero no más, estaba en una esquina, amarrado de manos y pies, con la boca amordazada y con las ropas rasgadas.

- Eh, chicos – llamó Anna con algo de miedo – encontré algo.

- ¿Es Isabel? – preguntó Iván con esperanza.

- No, pero es un hombre amordazado y amarrado – contestó Anna.

Raquel se acercó a donde estaba Anna y vio la misma escena, se dio cuenta que este podía ser el lugar donde estaba Adrik.

- Entraremos – dijo Raquel con valentía.

- ¡Estás loca! – exclamó Andrei – es propiedad privada.

- Eso no importa ahora – dijo Raquel, con cuidado forzó la cerradura y abrió la puerta sin hacer mucho ruido.

- ¿Dónde aprendiste a hacer eso? – preguntó Katherine muy asombrada por la forma en que su amiga abrió la puerta.

- En un pueblo de China – dijo Raquel con una sonrisa.

Todos entraron con cautela y fueron donde estaba el hombre, le quitaron la mordaza, pero no lo desamarraron, él no gritó, miró a ambos lados y recién habló.

Te Prometo... 💞📗 LIBRO 1 y 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora