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Apoderado por el miedo y el dolor se echa a llorar la intenta levantar pero los sanitarios lo apartan a un lado y colocan a Noa encima de la camilla para trasladarla al hospital más cercano.

Ya van tres semanas desde aquel fatídico accidente, tres semanas que Noa quedó en coma, mientras su vida está paralizada la del resto continúa aunque se les hace a todos cuesta arriba. Cristian después de la universidad siempre va a verla en el horario de visita no hay ni un solo segundo dónde la deje sola, y cuando su madre no está con él en la habitación, le agarra la mano y le dice lo mucho que la quiere.

Desde que pasó aquel accidente Cristian ha dejado de ser el mismo y su vida ha cambiado. Diariamente se culpa de aquello y lamenta haberla tratado como la trató, o ni siquiera poder despedirse de ella. Se pregunta que hubiera pasado si no hubiera ido Marta a casa, si estaría llorando como lo está ahora. Todas las noches antes de dormir entra en la habitación de ella y le desea las buenas noches, y se la imagina tumbada en la cama leyendo ese libro que dejó a medias. 

*CRISTIAN LE ESCRIBE UNA CARTA A NOA*


"Por si algún día despiertas y ya no estoy, o al revés. Quiero que sepas que te quiero, y lo haré siempre. Da igual cuando leas esto, y el tiempo que haya pasado. Te quiero por encima de mi vida y todo lo que tengo. No quiero que pienses que te he abandonado. Todas los días da igual el lugar y tiempo, siempre te tengo en mi pensamiento. Aún recuerdo la primera vez que te vi y como me negaba a mi mismo mi flechazo hacía a ti. Jamás nunca había hecho el amor, hasta que lo hice por primera vez contigo, pude sentir lo que realmente es el amor. Porque me has enseñado a amar con todas mis fuerzas, me has enseñado a aprender a vivir contigo y me encantaba tanto que ahora soy incapaz de sentirme vivo. Me acostumbré a ver tu rostro recién levantado con tu pelo alborotado y mi camiseta blanca ancha puesta en ti, me acostumbré al sabor de tus labios, al roce de nuestras manos por debajo de la mesa cuando nadie nos veía, tu perfume era mi olor favorito, me encantaba tanto tocar tu piel que hasta podría decir que mis huellas dactilares habitaban en ella.

Algún día entenderás el porqué de mi decisión. Pero ahora debo marcharme.

Te querré por siempre, Cristian"

Él tenía que escapar de aquella terrible pesadilla antes de que se consumiese a sí mismo, pues si bien todos guardaban un secreto él también tenía uno. Un oscuro pasado que le volvía a perseguir. Y ese pasado tenía nombre y apellidos. No era el ajuste de cuentas que Cristian había contratado. 

Pero para entender esto debemos de conocer antes la historia de Cristian así que hagamos un viaje a través del tiempo al pasado.

Con abogado como padre y una emblemática periodista como madre, Cristian se sentía obligado a cumplir con las reglas, y por aquel entonces el carácter rebelde de Cristian se negaba a obedecer con la ley, así que se metió en varios problemas de los que le fueron difícil escapar, empezó a tomar drogas y entró en una banda altamente peligrosas donde de vez en cuando hacían algún que otro robo a mano armada y algunas reyertas. Él tan solo tenía 16 años cuando estos sucesos comenzaron, en esa época Cristian sintió el amor y ese fue el grave error que lo condenó. Todas las bandas tienen un líder y casualmente el susodicho líder de esta banda tenía una hermana de su misma edad, se enamoraron y surgió el amor, varios meses de romance prohibidos, Paulina se llamaba, un amor entre mezclas, a lo Bonnie and clyde, un amor  entre drogas, alcohol, robos y sabanas mojadas. Y aunque esta aventura no duró por mucho tiempo aun así sigue persistiendo en su vida.

Cristian aun tiene cuentas pendientes y asuntos que resolver.


Aquella noche iba a ser un robo como cualquier otro simplemente atracar un par de tiendas de barrio, o al menos eso creían. El uniforme seguían los cánones criminales, ropa oscura y un buen pasamontañas, pero se cometieron errores. Nunca deberían de haber entrado en aquel local y ne meterse con lo que ellos llamaban "abueletes"... Él método que seguían era sencillo la hermana entraba distraía pidiendo cosas varías, y de repente entraban y bueno ya os imagináis quien era la rehén, ¿no? . Esa noche no estaban todos los empleados fuera, quedaba uno en la trastienda, a quién no le tembló la mano para coger la escopeta de fuego que guardaba, y disparó aunque no a matar pero disparó y aviso a las autoridades.

Automáticamente salieron corriendo pero el herido no fue otro sino el mismo Cristian, quién dejó un charquito de sangre que lo delataría. Cristian fue reconocido como cómplice de 17 delitos y actos bandalicos más. El escándalo se había apoderado de la ciudad el hijo del mejor abogado del momento y la periodista más reconocida de los últimos tiempo envueltos en la otra cara de la justicia.  

La policía y los jueces hicieron un pacto con él, su libertad a cambio del nombre de la banda y de sus integrantes y un ingreso. Aceptó.

Lo que Cristian no se imaginaba que él mismo se sentenció en ese momento.

Durante un tiempo él y su familia huyeron lejos, escapando de las amenazas intentando reconstruir sus vidas.

Algunos de los integrantes fueron a centros de menores, otros a la cárcel, y algunos lograron huir.

Paulina ingresó en un centro de menores, pero en el módulo de madres.



Memorias de un amor prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora