El destino ya se había echado al andar, no podía creer que su madre ya no se encontraba junto a él, se sentía solo y casi todo el tiempo lo pasaba encerrado en su habitación; la casa era un completo caos que ni siquiera había un cuchara limpia. Algunas ratas se paseaban por los trastes aun con sobras de comida de días atrás, su ropa ya comenzaba a oler mal, el comprendía que debía dejar de llorar y buscar alguna manera de afrontar lo que estaba sucediendo. Desayunó un pan con queso un poco rancio y un vaso de agua, caminó hasta la escuela, sus amigos eran escasos, lo que tenía en cantidad eran enemigos que buscaban que su miserable vida se hiciera aun peor.
- Denle permiso al señor apestoso – vocifero un chico de un grado superior, rodeado de su pandilla conformado por 5 chicos
Andreu no dijo nada y siguió caminando.
- ¿A donde crees que vas?¿Acaso no te enseñaron modales? – menciono el mismo chico halándolo por la mochila.
- Si, ¿Qué te crees? – gritó otro pandillero agarrándolo por el cuello.
- Déjenme en paz – dijo Andreu un poco asustado.
El resto de alumnos caminaban como si nada sucediera, nadie era capaz de ayudarlo a librarse de aquellos brabucones.
- ¡Ahí viene el inspector! – gritó el más pequeño de la pandilla.
Lo soltaron y huyeron al instante.
- No creas que te has salvado, nos vemos a la salida – volvió a decir su agresor.
No sabía cómo se creaban este tipo de seres humanos que lo único que hacían eran causar daño a otras personas sin importar lo que ellos llegaran a sentir.
Las clases terminaron, salió del salón apresurado para evitar toparse con aquellos pequeños pasillos criminales con ego de creerse superiores. Sigilosamente se escabullía por los callejones, pero lograron divisarlo, corrió lo más rápido que pudo intentando huir, pero no lo logro, lo acorralaron entre todos, para evitar que escapara.
- ¿Pensaste que ibas a irte así no más? – dijo el líder.
- Déjame ir.
Las carcajadas de todos se hicieron presentes, lo empujaron contra la pared, le quitaron su mochila y arrojaron todos sus libros al suelo, lo sostenían con fuerza mientras el intentaba soltarse, pusieron el tacho de basura sobre su cabeza vaciándoselo al instante, para a continuación darle un puñete en el estómago y huir de la escena del crimen. Quiso llorar pero se contuvo, buscó sus cuadernos entre los restos de basura, intento limpiarse un poco, pero estaba cubierto en su totalidad por sobras de comida, caminó maldiciendo el hecho de haber nacido. Sintió que algo recorría por el lado derecho de su frente, se llevó su mano dándose cuenta que un pequeño chorro de sangre recorría su cara.
Sigilosamente entro a su casa, intentando evitar a su padre.
- Andreu eres tú – mencionó su padre.
- Sí, soy yo – respondió Andreu.
- Ven a la cocina, necesitó presentarte a alguien – indicó su padre nuevamente.
- Voy a cambiarme de ropa, ya bajo – dijo para evitar que su padre lo viera en ese estado.
- Ven ahora – grito nuevamente.
No tenía opción alguna más que acudir al llamado de su padre. Él lo miro de pies a cabeza.
- ¿Qué te paso? – preguntó su progenitor.
- Nada importante –contestó bajando la mirada.
- ¿Qué te paso? – mencionó furioso su padre alzando la mirada de él.
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PROSTITUTO
RandomQuería ser libre de verdad, olvidarse de lo malo que le había sucedido. Pero su pasado estaba atado a él y se había acostumbrado vivir en ese mundo. El sexo se había convertido en su diario vivir, era algo monótono, formaba parte de su vida. ¿Quién...