EMILIANO

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Viajó a New York a entregar algunos documentos en la Universidad, fue a lo que fue, no pensaba quedarse muchos días en aquella ciudad, un lunes por la tarde des pues de entregar todos los papeles, fue a la oficina a firmar más documentos respecto a las acciones que su amiga Georgiana le había regalado. Cuando ingresaba a las oficinas de la compañía se llevó una grata sorpresa.

- Andreu, eres tú, nunca olvidaría ese rostro – mencionó Georgina.

Se quedó tenue al volver a ver a su amiga.

- Que hermosa casualidad – indicó el mientras su voz temblaba.

- ¿Cómo has estado? – preguntó ella.

- Bien ahora voy a firmar algunos documentos, si gustas me esperas y te invito almorzar.

- Dale, te espero, sigues siendo el mismo chico inteligente – comentó Georgina dejando escapar una pequeña sonrisa.

Subió a la dirección leyó detenidamente cada uno de los papeles para finalizar firmándolos. Busco en internet un restaurante lujoso para llevar a su amiga a almorzar. Abordaron un taxi, el lugar elegido era aún mejor que en fotos. Ordenaron mientras conversaban de cómo le había ido desde el momento que se dejaron de frecuentar. Andreu resumió sus meses porque sabía que ella ya conocía su vida.

- ¿Aun te dedicas a la prostitución? – preguntó Georgina.

- Si – hizo una pausa – pero trabajo bajo mis términos – indicó para finalizar.

- Estas más guapo, y cuéntame cómo así decidiste elegir administración empresas.

- Debo saber manejar mi negocio – dijo riendo.

Ambos se rieron.

- Gracias a ti me he decidido por administración.

Siguieron conversando las horas parecían que se convirtieron en simples minutos.

- Tú eres el indicado para ayudarme en algo.

- Lo que desees, dime.

- Tengo un amigo que requiere de tus servicios – insinuó ella.

- Eso no lo puedo hacer, mis clientes solo son mujeres.

- Discúlpame me exprese mal, el solo quiere alguien que le ayude sacar celos a su novio, no te preocupes no abra carisias ni sexo de por medio. Por favor ayúdame – comento ella sujetando las manos de Andreu.

- Lo hare, solo por ti.

- Gracias te debo una, le pasare tu número, para que te pueda contactar, ha llegado la hora de irme, tengo algunas juntas pendientes, fue un gusto volverte a ver.

Se despidió con un beso, el pago la cuenta y volvió al hotel. Por la noche mientras cenaba recibió la llamada que de alguna manera no quería recibir. Era el amigo de Georgina llamado Emiliano; conversaron por teléfono por dos horas seguidas. Fue claro para explicarle el papel que él debía cumplir. Era simple solo debía hacerse pasar por su novio, sin llegar a besos. A los cuatro días viajaron a Miami, durante ese tiempo había estudiado su personaje.

Caía la tarde en las playas de Miami, estaba recostado en una estera, sin tener preocupaciones. El sol todavía quemaba. Pero el bloqueador que se había puesto evitaría las molestas quemaduras de piel. Sorbió el restante de su limonada.

No sabía con exactitud por cuánto tiempo más jugaría al personaje de prostituto. Se cuestionaba mil veces porque aún no encontraba el tan mencionado amor de su vida.

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