Se encontraba caminando por la plaza del congreso cuando recibió una llamada de un número desconocido.
- Hola, ¿hablo con Andreu? – dijo una voz femenina.
- Si con él habla – mencionó Andreu.
- Es un placer mi nombre es Nayret, quisiera hablar respecto a sus servicios, conocer sobre las condiciones, me encuentro cerca de la plaza del congreso, podemos conocernos y platicar – expresó ella.
- Me encuentro en la misma plaza, encontrémonos en la pileta –ludio él.
- Listo no hay problema voy para allá.
Se encontraron cara a cara, se saludaron con un beso en la mejilla, comenzaron a caminar mientras conversaban. Dejando en claro todas sus dudas.
- Soy adicta al sexo, me gusta practicarlo en todos los sentidos y si puedo experimentar más cosas para mi está bien. Mi novio me ha dejado por eso. Algunos son adictos a la heroína, al alcohol yo lo soy al sexo no encuentro ningún problema a eso. He decidido contratarte para que no me juzgues y tengas sexo conmigo las veces que yo desee, del dinero no te preocupes.
- No tengo porque juzgarla – mencionó Andreu.
Seguían caminando, ella continuaba comentando todo aquello que le gustaba hacer en la cama y fuera de ella, él solo se mantenía callado escuchando e intentando comprender todas las cosas que hablaba. Se dio cuenta que obviaba mucho respecto al trabajo que realizaba.
- Vamos a mi casa – insinuó ella.
- Vamos – indicó Andreu sin titubeos.
Él era un principiante para lo que Nayret sabía hacer en la cama, según lo que ella le había contado. Casi le arranco la ropa en la sala de su casa. Parecía desesperada porque la penetraran. Ambos cuerpos desnudos, aun Andreu se encontraba desorientado de que camino debía tomar. Ella lo empujo contra el sofá y se sentó encima de él. Cogió la mano derecha de Andreu y se la llevo a la boca, chupándole los dedos índice y medio. Continuaron en la escalera y terminaron en la recamara.
Ella lo guiaba, le decía lo que tenía que hacer. El solo era peón en un tablero de ajedrez copulando con la reina del sexo. ¿Cuánto placer puede caber en el cuerpo de un ser humano? – se preguntó en su mente. Nunca había estado en tantas posiciones y muchos lugares en una sola sesión, en el sofá, la escalera, la cama, el suelo y en el baño. Cuando todo llego a fin Andreu se vistió y se marchó. Nayret había quedado en volverlo a llamar.
A los dos días lo volvió a llamar para volver a tener sexo con él. Todo fue como la primera vez, todo el ambiente y ella estaba cargada de deseo sexual, nuevamente diferentes lugares y nuevas posiciones. Parecía que Nayret sabía cada uno los siete capítulos del Kama Sutra. Desde su casa comenzó a investigar más sobre el sexo, quería quitarse esa idea errónea de que el sexo era solo es una penetración placentera. Era un prostituto pero desconocía mucho sobre el tema. Vio videos, consulto libros e incluso comenzó con la lectura del Kama Sutra.
En las últimas semanas Nayret se había convertido en su clienta exclusiva, visitaba la casa de ella tres veces a la semana, muchas veces habían tenido sexo en el baño de alguna cafetería, en el auto en el estacionamiento de algún lugar, en la sala del cine, en la piscina, en lugares que él había pensado pero que jamás se imaginó hacerlo.
- Hola Andreu quiero tener sexo contigo ahora – mencionó Nayret a través del teléfono.
- Ahora voy a tu casa.
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PROSTITUTO
DiversosQuería ser libre de verdad, olvidarse de lo malo que le había sucedido. Pero su pasado estaba atado a él y se había acostumbrado vivir en ese mundo. El sexo se había convertido en su diario vivir, era algo monótono, formaba parte de su vida. ¿Quién...