Dolor de pechos

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Al llegar a la cafetería, ya se encontraba ahí nuestra gran amiga Hani, quien esperaba en una de las mesas de aquel enorme lugar. 

—Hasta que llegan, las hamburguesas están por acabarse. —Y con solo decir aquello, salimos disparadas a la fila donde se encontraban las señoras que despachaban la comida—

Este era uno de esos días, en donde la comida se nos apetece de verdad y por mi estupidez por poco y no lográbamos obtener una deliciosa hamburguesa. 

—Nahee. —Me llamó Hani— ¿Ya viste al nuevo profesor?, es todo un bombón. —Mordió su labio inferior, dando mayor énfasis en su calificativo. — Así, hasta ganas me dan de entrar a las clases. 

Ella también estaba en nuestra facultad, solo que tenía diferentes horarios en cuanto a las clases. Lisa y yo, por suerte compartíamos la mayoría de ellas, por no decir que todas; al menos así no tendría que obligarme a mi misma a hacer un nuevo amigo. 

—Creo que toda la facultad ya se enteró de ello. —contestó mi otra amiga— Créeme que ese papasito, ya es tema de conversación de todos. 

—Hasta de Youngsoo. 

—¿Qué? —hablé yo— No me digas que el nuevo profesor es la presa de esa bruja. 

Y con un asentimiento, tanto Lisa como Yo nos miramos con una ceja alzada. Youngsoo era la típica cuarentona divorciada que buscaba una nueva pareja. Y a pesar de tener dicha edad, se cuidaba demasiado que aparenta una edad mucho menor. 

Hubiéramos seguido hablando, pero el toque que nos hacía volver a clases, nos había interrumpido. 

Las próximas clases habían pasado como agua en manos, y ya era la hora de salida. Caminaba con Lisa, pues por suerte, ambas compartíamos habitación. 

—Oye, Lisa. —La llamé, ya que me había llegado un mensaje de mi hermano donde me invitaba a comer.— ¿Te gustaría ir a comer?

—¿Tu y quién más?. —Su semblante me hacía gracia, ella me conocía perfecto como para saber que lo mío era plan con maña.— 

—Está bien, me invitó mi hermano. 

—¡Claro que voy! 

No hacía falta rogarle, porque sabía a la perfección de lo flechada que estaba por mi hermano. No sabía que le veía al orangután de Hoseok, pero el amor es el amor. 

En cuestión de minutos habíamos llegado al clásico restaurante de comida tradicional, uno que frecuentábamos mucho mi hermano y yo.  

—Gordis. —a lo lejos localicé a mi hermano, pero no estaba solo.— 

—Lisa. —Tomé el brazo de mi amiga, no podía estarme haciendo esto mi hermano ¿Por qué no me lo dijo?— Es él. 

Y con decirle eso, ella supo a lo que me refería. Aquel chico que se había ido años fuera de Corea, estaba frente a mi, aún más guapo a como lo recordaba. 

Con temor, caminé hasta que llegamos a la mesa donde estaban. 

—Jin. —Sonreí como idiota, su nombre salía con demasiado amor para como lo había planeado en mi mente.— Que alegría verte de nuevo, ¿Cuándo llegaste? 

—Hace unos días. —Me dio una de sus bellas sonrisas, una de las que me hacían volar las bragas en cuestión de segundos.—

Los cuatro comimos a más no poder, Lisa parecía haber dejado su lado extrovertido afuera, pues cada que mi hermano intentaba hablar con ella, sus contestaciones apenas eran audibles. Pero no me quejo, pues yo estaba igual que ella con SeokJin. 

Al salir del restaurante, nos despedimos como pudimos, intercambié número con Jin y con una enorme sonrisa, regresé a mi habitación. 

—¡Por dios!, Cada vez se pone más guapo. —Me dejé caer en mi cama, sin borrar la pulcra imagen de aquel hombre que me traía más que agarrada de las tetas—

—¿Tu hermano?, concuerdo. —Al igual que yo, se dejó caer en su cama con los ojos más que llenos de amor.—

La noche se me hizo la más reconfortante de todas, descansé como nunca lo había hecho y mi sonrisa no se borraba con nada. 

Había vuelto a ver a mi amor de toda la vida, aquel chico con el que crecí y que me enamoré, pero que desafortunadamente se había ido a China a terminar la preparatoria. 

Al levantarme hice mi rutina normal, tomar un baño, alistarme y desayunar con Lisa. Eso si, esta vez evité las faldas, pues no quería tener otro incidente con mi nuevo profesor. 

—¿Tomarás la clase? —Preguntó Lisa—Es un milagro que tu quieras tomar una clase, creo que esa es la magia del nuevo maestro. 

—Claramante solo iré para ver qué tan bueno está, iré a dar mi punto de vista. 

Las tres caminábamos por los pasillos, sacando cualquier tema al azar. A lo lejos, pude ver como Youngsoo hablaba animadamente con el profesor Jeon, pero este parecía más frustrado que entusiasmado. 

El toque de entrada sonó, abriendo paso al ajetreo por algunos, pero las chicas y yo ya estábamos cerca de nuestra aula. Es por eso que no nos apresuramos a llegar, caminábamos tranquilas. 

Pero mi punto negativo del día llegaba, el profesor Jeon también estaba yendo al aula, y mis amigas se apresuraron a entrar, menos yo. 

Tanto el profesor como yo, nos habíamos quedado en la puerta viéndonos fijamente. Algo que me puso sumamente nerviosa, pues no quitaba el hecho de que su mirada me recorría de pies a cabeza. 

—¿Y bien? —di un brinco en mi lugar, pues su voz de nuevo me hizo estremecer— ¿Piensa entrar a la clase? 

Estúpida. Me regañé a mi misma, por haberme quedado como tonta, él solo estaba siendo caballeroso conmigo. 

—Claro. —Susurré. Casi obligué a mis pies a moverse, la dura mirada de mi profesor, parecía haberme quitado todo mando sobre mi cuerpo.— 

Me sentía mal, pues ni siquiera SeokJin me provocaba esto. Tenía esa sensación en el pecho de que estaba mal, pues mi mente me obligaba a creer que mi corazón aún le pertenecía a aquel chico de carnosos labios. Pero la verdad era que no. 

El maestro Jeon dejó sus cosas en el escritorio, para después darse media vuelta y bajar la pantalla blanca para que diera, al parecer, la proyección de diapositivas. 

Su espalda se contraía, dando una más que maravillosa vista de sus músculos. Su camisa blanca se ajustaba más a sus omóplatos y fue ahí cuando comencé a sentir dolor en mis pechos. 

Durante la clase, no podía prestar atención a lo que decía. Simplemente me pasaba viendo sus movimientos y haber puesto alguna especie de volumen bajo a su voz de manera mental, pues en mi cabeza solo estaba él, tocándome como tantas veces he soñado que alguien más lo hiciera.

Y desde ahí supe, que mi maestro me atraía de más de una forma. 





Dear Teacher |JJK| |+18|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora