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El ruido de voces gritando en un idioma desconocido le despertó. Sobresaltado, se incorporó, golpeándose la cabeza con la parte baja del mueble. Soltó un maullido, molesto.


—¿Todo bien, gatito?


¡No! ¡Nada está bien, tú, mole sin cerebro! ¿Cómo puede estar bien si estás torturando demonios para molestarme? ¿Qué rayos se supone que estás haciendo? ¿Pisándole los pies a los Tao-Tie? ¡¿Y a quién llamas "gatito"?!


Sin salir de su refugio, Jin GuangYao maullaba y ronroneaba, furioso, sin conceder una mirada a su enemigo.

Un chillido fue su reacción cuando una mano lo agarró por la cintura. Protestando, trató de agarrarse a algo; pero sus afiladas uñas resbalaron en suelo liso. Al verse levantado en el aire, se revolvió, maullando y clavó las garras en la carne más cercana.


—¡Auch! — se quejó Nie MingJue —. Eres toda una máquina de matar, ¿eh? No seas pesado. Solo quiero asegurarme de que estás bien.


¿Pesado? ¿Pesado yo? Tú eres quien...


—Demonios, sí que estás flaco. No sé por qué no comes nada. Te he comprado diferentes pescados y tú solo bebes leche.


Lo apresó con ambas manos, sosteniéndolo delante de su cara por debajo de las patas delanteras.

Jin GuangYao dejó de retorcerse, colgando indignamente con la cabeza hundida entre los hombros. Dirigió una mirada irritada al hombre, que lo observaba con el ceño fruncido.


—¿Estás enfermo? Debería llevarte a la clínica. Ni siquiera sé si estás esterilizado.

—¡¡Mreaw!!

¡¡Atrévete!!

—Es bueno para ti, ¿sabes? Jiang Cheng dice que los animales esterilizados aumentan su esperanza de vida casi al doble. Previene enfermedades como el cáncer de testículos, evita que te enzarces en peleas por una hembra... o con una hembra, durante las épocas de celo... lo cual te evitará heridas y daños...

—Mreow.

No.


Nie MingJue dejó de hablar, observándolo.


—Eres un gatito difícil — suspiró —. Solo estás siendo malcriado, ¿eh? Sin embargo, te diste un buen golpe ahí. ¿Qué tal si dejas de esconderte y te echas junto a mí en el sofá?


Sin esperar su respuesta, se acercó al sofá y se sentó, sin soltar al gato.


Jin GuangYao no luchó de nuevo - en parte porque la pesada mano del hombre lo atrapaba en el regazo.

Sin moverse, Nie MingJue frotó con el pulgar entre las orejas del gato durante unos segundos. Se estiró un poco y recuperó el control remoto para retomar el programa de televisión.


Con las orejas pegadas al cráneo, Jin GuangYao cerró los ojos. Mierda. A su naturaleza gatuna le gustaba que le frotaran entre las orejas.


Las voces en el extraño idioma le hicieron girar la cabeza, sorprendido.

¡Gente! Había gente atrapada en esa caja. Aunque hablaban en otro idioma, sus palabras aparecían traducidas en el borde inferior de la superficie... Y lo más interesante era que Nie MingJue no parecía nada molesto por el aparato demoniaco. A menos...


A menos que no fuera un aparato demoniaco; sino algún artefacto de cultivación que permitía almacenar imágenes.


Se acomodó de lado, observando la caja. Si entendía de qué iban las imágenes podría entender por qué Nie MingJue las veía.

Media hora después, Jin GuangYao sabía que los dos enanitos de pies peludos tenían que destruir el anillo, que el de los ojos azules estaba sucumbiendo a la magia del anillito – que no parecía nada especial, por cierto – que el tipo a vencer era ¿un ojo de fuego?, que los tipos de orejas picudas eran una especie de raza superior y que el tío barbudo era el rey humano; lo que no entendía era qué rayos le importaba eso a Nie MingJue.


No se marchó del sofá cuando el hombre lo bajó de su regazo y fue a algún lugar. Solo reaccionó cuando Nie MingJue regresó con un plato que olía bien. Muy. Bien.

Instintivamente, estiró el cuello, olisqueando en el aire. Nie MingJue no volteó a mirarle y Jin GuangYao no tuvo más remedio que maullar, suplicando.


El hombre lo observó con el ceño fruncido y partió un pedazo de queso y carne.


Jin GuangYao observó los dedos que sostenían la comida, suspicaz. Finalmente, se decidió a oler y abriendo la boca, atrapó con los dientes el trozo de queso y carne.

¡Mhn! Se sintió bien comer después de tantos días solo con leche. Decidido, se incorporó y trepó al regazo de Nie MingJue, quien partió pequeños trozos del bocadito y los puso a su alcance.



(Casi literal en mi casa)

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(Casi literal en mi casa)

Nota: Síp, Nie MingJue estaba viendo "El Señor de los Anillos", porque es mi película favorita, así que...

En esta vida... miauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora