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El martes había llegado. Durante los dos días previos, Jin GuangYao se mantuvo en el cuarto de Nie MingJue, lejos de Nie HuaiSang. Solo coincidió con el joven durante los horarios de cena, cuando se acomodaba en el regazo de Nie MingJue luego de comer a su lado en la barra.

Al principio, Nie HuaiSang intentó un nuevo acercamiento; pero lo único que consiguió fue una mordida en la mano. Después de ese incidente, el hermano menor declaró que no volvería a acercarse a ese gato psicópata. Jin GuangYao solo se acomodó en la esquina del sofá, ignorándolo.



Nie MingJue regresó del trabajo antes. Como dos horas antes, de hecho. Traía un paquete bastante grande que dejó en su cuarto antes de dirigirse al baño.


Jin GuangYao se sentó a la entrada de la alcoba, de perfil, para poder vigilar en ambas direcciones. Para tranquilidad suya, HuaiSang había salido desde la mañana.

El gato comprobó que la puerta del baño siguiera cerrada y prestó oído al agua corriendo. A Nie MingJue le tomaría al menos un cuarto de hora bañarse, por lo que tenía tiempo suficiente para explorar.


En las dos semanas viviendo allí, Jin GuangYao había comprobado que este Nie MingJue no tenía idea de la cultivación, artefactos espirituales o talismanes, y lo más cerca que estaría de una desviación de qi era si Nie HuaiSang volvía hablar de su vida sexual durante la cena.


Nada nuevo bajo el sol. Justo como en su vida anterior, el menor de los Nie estaba al tanto de rumores, escándalos, farándula... folletos de dudoso contenido. Justo como en su vida anterior, el mayor de los Nie llevaba una agenda estricta, respetando horarios de sueño, concentrándose en el trabajo, no perdiendo el tiempo el tiempo buscando una compañera... y concedía al sexo la misma atención que a los abanicos decorados de su hermanito. La diferencia era que el Nie HuaiSang del pasado nunca le hubiese sugerido a su hermano mayor, durante la cena, que debería de salir y conseguir a alguien 'con quien coger'. Con esas palabras.


Jin GuangYao saltó a la cama y entornó los ojos. Para ser un hombre que vivía solo desde la adolescencia, Nie MingJue era malísimo arreglando la cama. Lo cual era lógico si se tomaba en cuenta que la mayor parte de su vida, ChiFeng-Zun había dormido en camas de campaña o contado con alguien que le hiciera la cama – como el mismo Meng Yao, muchas gracias.

Olisqueó el borde inferior del paquete. Una esencia interesante le llegó, haciéndole alzar las orejas en atención.

¿Qué era eso? ¿Por qué olía tan bien? ¡Quería tocarlo! ¡Frotarse en eso!

Escarbó en la cama, tratando de acceder al interior del paquete.

Ridículo. Lógicamente, no podía abrir un agujero en el colchón.

Empujó el paquete con la cabeza, restregando el cuerpo arqueado contra la superficie.


—Ya descubriste tu regalo.


Jin GuangYao solo se dio vuelta para maullarle al hombre, suplicante; pero sin apartarse de la caja. Apenas se percató de que Nie MingJue vestía solo unos pantaloncillos cortos que se ajustaban a su trasero y delineaban... Bueno, quizá sí se había fijado un poco.


—Ya voy, ya voy. No seas impaciente.


En esta vida... miauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora