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Lan JingYi. El primo de Lan XiChen no era otro que Lan JingYi.


Recordaba al chico de su vida anterior. Recordaba cuando Lan XiChen le presentara al niño, cuyos padres habían muerto durante la guerra. Lan XiChen había amado al chico como a un hijo. Después, Jin GuangYao había escuchado a Jin Ling mencionarlo también.


Jin GuangYao no se había movido de su esquina en el sofá, observando a su cuidador de vez en cuando.


En este tiempo, las edades habían variado. XiChen no debía de tener más de 28 años y si en el pasado Lan JingYi era casi veinte años menor, en esta vida la diferencia de edad parecía limitarse a una década.


—El señor Nie dijo que te gustan las series —comentó el joven al tiempo que encendía el televisor y buscaba en la cartelera hasta encontrar una serie de cultivación.


Jin GuangYao entrecerró los ojos. Sí, Nie MingJue había parecido una de esas madres sobreprotectoras explicándole a la nueva niñera lo que debe saber sobre su hijo. El hombre le explicó a Lan JingYi cómo tenía que servirle la cena a Jiggy, qué programas prefería, dónde le gustaba sentarse, dónde le gustaba que le acariciaran... y el chico había cumplido las indicaciones al pie de la letra.


Lan JingYi se sentó y echó un vistazo a la pantalla antes de extraer el móvil de su bolsillo y concentrarse en él.


Jin GuangYao vio la serie durante unos minutos... hasta que el teléfono del chico emitió un sonido similar a un gong. La oreja izquierda de Jin GuangYao se desvió hacia el sonido.


Lan JingYi resopló varias veces antes de deslizar el dedo por la pantalla y decir:


—¿Qué quieres, princesa? ¿Me estás espiando?

—¿Por qué estás conectado? — exigió una voz juvenil —. ¿No deberías de estar durmiendo, bebé?


Jin GuangYao volteó la cabeza, estupefacto. Se incorporó y se acercó a JingYi, metiéndose bajo su antebrazo para subir a sus piernas. Quedó inmóvil, contemplando el rostro que aparecía en la superficie del móvil.


A-Ling.


Jin GuangYao lo observó con atención. Dieciocho o diecinueve años. Sus rasgos eran menos aniñados de cómo los recordaba, ganando en parecido con... ZiXuan. El cabello corto desnudaba la garganta y endurecía el mentón. Sin la marca bermellón en su entrecejo, era un chico como otro: sin grandes responsabilidades, sin gente murmurando a sus espaldas... sin nadie amenazando su vida.


—Tenemos la misma edad, ¿recuerdas? —resopló JingYi —. Y, ¿para qué me llamas? ¿Solo para fastidiar?

—Te vi por casualidad — rezongó el otro adolescente y ene se momento, bajó la vista —. ¿Y ese gato? ¿De dónde sacaste ese gato? ¿Recogiste un gato callejero, JingYi?


Un poco de respeto para tu tío, muchacho, maulló Jin GuangYao con impaciencia.


—¡Hey! —protestó Lan JingYi al tiempo que acariciaba al gato entre las orejas —. Más respeto. Jiggy no es un gato callejero; es el gato del señor Nie. Y Nie-gongzi lo quiere mucho.


Ni te creas, maulló nuevamente Jin GuangYao.


—¿Lo ves? —señaló el muchacho —. Te lo está confirmando. Además, es un gato muy listo y tranquilo... a diferencia de la jauría que hay en tu casa.

—¿Nie MingJue tiene un gato? —Jin Ling parecía sinceramente sorprendido —. Pensé que era más de perros. Lo imaginaba teniendo un dóberman... un perro lobo canadiense... un dogo...

—A-Yuan está en Cold Springs con sus padres. Sabes que que mientras está allá, no usan móviles ni Internet. Si hablo con él mañana, le diré que te llame.

—¡No te llamé para saber de Wei Yuan! — gritó Jin Ling, enrojeciendo.


Lan JingYi y Jin GuangYao bufaron al unísono.


—Vete a dormir — ordenó Jin Ling —. Ten cuidado no mates al gato y Nie-gongzi te mate después.

—Oh qué dulce, a-Ling. ¿Llorarías por mí, princesa?

—¡Por mí que te mueras, payaso! ¡Y no llames a mi tío! — gritó antes de cortar la videollamada.


¡Tu tío ya está aquí!, maulló Jin GuangYao.


—Qué pesado — rezongó JingYi —. No lo escuches: no te pasara nada conmigo. Soy responsable y tú eres el mejor gato del mundo. ¿A que sí? —Soltó el teléfono y con ambas manos, alzó al gato para sostenerlo frente a él —. ¿Quién es el mejor gato del mundo? ¿Quién? ¡Tú eres! Jiggy el grande es el mejor gato del mundo. ¡Jiggy el Dorado, el gato más lindo del mundo! — canturreó, apoyando la nariz en la del gato.


Jin Guang Yao quedó petrificado ante la muestra de cariño. ¡¿Qué era eso?! O sea, sabía que la gente solía ser algo ridícula con sus mascotas; pero él... él... ¡él era LianFang-Zun! ¡Era el Jefe Cultivador! ¡Era...!


¡Oh, qué bien se sentía que le frotaran detrás de las orejas mientras le restregaban una nariz en la cara! ¡Qué estupidez que semejante tontería le importara! O sea, ¿cuándo fue la última vez que alguien fue cariñoso con él? ¿Cuándo fue la última vez...?


—El señor Nie tiene razón — rio JingYi —. Eres una cosita maravillosa. Ahora, quédate aquí mientras hago una llamada.


Jin GuangYao se dejó acomodar en las piernas del chico, dócilmente.


—JingYi. ¿Por qué no estás durmiendo?


Jin GuangYao alzó la cabeza al escuchar otra voz conocida. Desde la pantalla del móvil gruñía el rostro siempre ceñudo de Sandu Sengshou.


—Hola, a-Cheng —saludó JingYi en un tono torpemente ¿coqueto?



Nota: Algunos datos porque si escribo cada idea que se me ocurre, termino con un longfic de cien capítulos y esto no va a superar los veinte capítulos cortos.

1- Wei Ying y Lan WangJi están juntos y adoptaron a Lan Sizhui, que en esta historia se llama Wei Yuan. Sí, Wei Yuan es un Wen; pero sus padres fallecieron en un accidente y Wei Ying le adoptó antes de casarse con Lan WangJi.

2-En esta historia, los personajes tienen edades diferentes a las del canon pues, reencarnaron en generaciones diferentes, por tanto, Jin ZiXuan y Jiang YanLi son mayores incluso que Nie MingJue que en esta versión solo tiene unos treinta años. 

En esta vida... miauDonde viven las historias. Descúbrelo ahora