𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰.

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—¿qué haces aquí?— le pregunté entre dientes.

—yo también tenía ganas de verte.— dijo dándome una sonrisa burlona. entonces me detuve para mirarlo. ¡se veía tan bien con ese traje azul!

concéntrate, no caigas en la tentación.

—¿y tú eres...?— le preguntó el chico, el cual aún no sabía su nombre, alzando una ceja.

—yo sí soy el amor de su vida.

—cierra la boca, ya vete de aquí.— me quejé tocando el puente de mi nariz con frustración. solo hacía todo esto para molestarme y arruinarme la única oportunidad de estar con alguien. era un odioso.

—amigo, ella no parece quererte como el amor de su vida.— dijo burlón.

—ni siquiera sabes su nombre y vienes a coquetear con ella usando esas frases viejas.— ahora fue su turno de burlarse.

—soy adrien.— se presentó dándome una sonrisa y después volviendo a mirar a ruel con seriedad —ya sabe mi nombre, ahora lárgate de aquí.

—creo que quien debería largarse eres tú.— dijo acercándose a él. no, eso no significa nada bueno.

—ya.— dije enfadada, metiéndome entre ambos para evitar alguna pelea. conocía muy bien a ruel para saber que era un impulsivo que amaba pegarle a lo que se moviera —lo siento mucho,— miré a adrien apenada —adiós.— me despedí de él antes de tomar la oreja del imbécil frente a mí mientras caminaba a mi lado quejándose —¿qué mierda te pasa? ¿qué tienes en la cabeza? ¿caca? ni eso, seguro no tienes nada.— me quejé enfadada, por fin soltando su oreja cuando estuvimos lejos del rubio.

—auch. deberías agradecerme, solo te estaba quitando a un idiota de encima.

—entonces quítateme de encima, porque tú eres el idiota más grande que conozco.— torcí los ojos.

—quizás sea un idiota...— comenzó a acercarse a mí más de lo debido, y pude sentir mis piernas temblar como gelatina antes su cercanía y su mirada —pero le tienes ganas a este idiota.— dijo con una sonrisa coqueta. intenté disimular la cara de sorpresa y obligué a mis nervios a no hacerme una mala jugada. ruel me llevaba a mis límites. me iba a volver loca. ¡LOCA!

—de lo único que tengo ganas es de ahorcarte hasta que dejes de respirar, porque ya no te soporto.— respondí dándole un golpe en la frente con la palma de mi mano. lo escuché quejarse mientras me daba la vuelta y me alejaba de él.

—¡algún día lo vas a aceptar!

—¡en tus sueños!

—¡en mis sueños hacemos otras cosas!

yo no era tonta. bueno, quizás un poco... ¡pero podía ser muy astuta cuando me lo proponía! y no pensaba caer en el sucio juego de ruel. sé muy bien que es un mujeriego, y yo no pienso formar parte de esa larga lista de chicas con las que sale. quizás me guste mucho, demasiado, pero no pienso dejárselo fácil para que después se burle de mí por ilusionarme con él. era lo último que quería. sabía que él nunca había sido alguien de relaciones, y que jamás lo sería, y no podía pasarme lo que me quedaba de vida con la esperanza de que algún día pusiera sus ojos en mí para otra cosa que no fuera hacerme enojar. eso era lo que mejor sabía hacer.

—¿sabías qué ruel está aquí?— dije llegando a la mesa junto a nate y mamá. ambos me miraron sorprendidos y mi hermano negó.

—¿hablaste con él?— preguntó mamá.

𝐒𝐄𝐋𝐅𝐈𝐒𝐇     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora