𝘰𝘤𝘩𝘰.

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estábamos en mi habitación sin hacer nada, algo aburridos, y solo hablando de esa vez donde ruel canceló mi cita con adrien. el muy maldito le había inventado alguna cosa para alejarlo de mí, pero al siguiente día me llamó para decirme que ya no quería salir conmigo y ni siquiera quiso contarme la razón, aunque le dije que ruel había planeado todo para molestarme.

—¿y qué pasó con él?— preguntó rodando en la cama como un perro.

—no sé qué le diría, pero adrien dijo que no quería salir con alguien que tuviera algo que ver con ruel y, en pocas palabras, ya no me habla más.— suspiré encogiéndome de hombros.

—lo gracioso de esto es que tú ni siquiera tienes "algo" con ruel y él solo hace todo esto por molestarte.— negó divertido.

—gracias nolan, eres el mejor subiéndome los ánimos.— bufé golpeando su cabeza con una almohada.

—¿qué?— chilló entre risas —yo solo te estoy diciendo la verdad.

—hola mis amores.— y casi como si lo hubiéramos invocado, ruel entró de la nada, junto con nate. se tiraron en la cama con nosotros y yo solo los miré en silencio. ¿por qué nunca nos dejaban en paz? ¿qué no tienen amigos o cosas que hacer?

—a ti no te quieren en tu casa, ¿verdad?— le pregunté con seriedad. me miró con sus bonitos ojos verdes y después sonrió.

me encanta, me encanta, me encanta.

—si tú amas que yo esté aquí, no sé para qué te molestas en querer ocultarlo. se nota demasiado, eres muy obvia.— dijo cruzando los brazos y pasando la punta de su lengua por su labio inferior.

¡no babees, no babees, que no sea obvio!

—ustedes no pueden estar ni cinco minutos sin pelear, ¿verdad?— preguntó nate suspirando.

—eso no pasara si no trajeras a ruel a la casa.

—pues yo siempre le digo a tu hermana si quiere hacer otras cosas conmigo, pero nada más no dice nada y solo se hace del rogar. pero bien que quiere. no la culpo, digo, soy hermoso ¿quién en su sano juicio se iba a resistir a todo esto?— se encogió de hombros mientras se señalaba a él mismo de pies a cabeza. tomé una de mis almohadas y se la tiré con fuerza directo a la cabeza, pero el maldito fue más rápido y la pude atrapar.

—ruel, que asco, es mi hermana, no digas esas cosas.— se quejó frunciendo el ceño.

—la tuya, no la mía. puedo expresar mis pensamientos, soy libre de hacerlo.— dijo divertido.

—ruel y nolan se besaron.— le conté a nate entre risas, tratando de cambiar el tema. se seguía iba a terminar poniéndome roja de los nervios y solo me delataría a mí misma frente a los tres. en menos de un segundo sentí como algo golpeaba mi cabeza; era la almohada que le había tirado a ruel —¡hey!— me quejé adolorida, mirándolo mal.

—¡¿ustedes se besaron?!— gritó riéndose como loco.

—sí.— respondió nolan mirando su celular, sin darle mucha importancia al tema.

—¡pero eso fue en contra de mi voluntad!— chilló ruel indignado —¡ellos se pusieron de acuerdo y me engañaron! esto podría contar como abuso, yo no quería que nolan tocara mis labios.— se quejó frunciendo el ceño.

—¿y con quién más ibas a hacerlo si no?

—con rue, duh.— respondió haciendo una mueca de obviedad, pasándose la mano por el cabello. que bien se veía haciendo eso...

—deja de intentar hacer movimientos con mi hermana, es asqueroso.— se quejó nate.

—para ti, no para mí.— se burló —yo voy dejar de molestarla cuando ella deje de gustar de mí.

—no me gustas, que asco.— respondí al instante, como si de verdad no me gusta. bueno, no me gusta, el maldito me encanta.

—¿ah no?— preguntó coqueto, queriendo acercarse a mí, pero nate lo detuvo poniendo su mano en su cara y empujándolo lentamente hacia atrás.

—aléjate, van dijk.

—bueno, puedo esperar a que nate se vaya para seguir.— dijo guiñándome un ojo —estoy seguro de que no te molesta esperar un poco más de lo que ya lo has hecho.— lo miré mal y nolan se rió a mi lado.





—¡ya quítate!— me quejé enfadada. ruel se rió casi en mi cara —déjame pasar.— lo miré mal, cruzando los brazos.

—¿a dónde vas?— preguntó tranquilo, apoyando sus brazos en el marco de la puerta, dejándome sin espacio para poder pasar por algún lado.

—que te importa.— dije mirándolo directo a los ojos. mi pulso se aceleró cuando se inclinó más cerca de mi cara y mi cuerpo no reaccionó cuando quise alejarme. era como si mis pies estuvieran pegados, porque no podía moverlos. estaba demasiado nerviosa. mi respiración se aceleró y me dio miedo que ruel pudiera escuchar los rápidos y fuertes latidos de mi corazón. lo miré sin saber qué hacer y él sonrió divertido, dándole una mirada a mis labios y después subiendo de nuevo hasta mis ojos. estaba demasiado cerca y yo estaba muy, en serio muy, tensa. hasta me costaba pasar saliva. sentía que en cualquier momento iba a ponerme a temblar de lo nerviosa que estaba. ruel se inclinó incluso más, quedando a centímetros de mi cara, dejándome sentir su pesada y caliente respiración.

miré embobada sus ojos claros, que se veían muchísimo más hermosos de cerca y poco a poco fui bajando su mirada por su nariz, hasta llegar a esos labios rosados que se veían muy suaves. vi como pasó su lengua por estos, hidratándolos, y yo sentí que me iba a desmayar en cualquier momento.

¡bésame y ya!

sentí su mano en mi brazo; erizando mi piel cuando la punta de sus dedos hicieron un recorrido desde mi muñeca hasta mi hombro, donde quitó unos mechones de mi cabello que caían sobre este y los tiraba hacia atrás. se acercó aún más, si es que eso era posible, y no pude evitar cerrar mis ojos cuando su nariz rozó la mía. casi podía sentir sus labios sobre los míos...

—hey, rue... ¡rue!— ruel chasqueó sus dedos frente a mi cara, sacándome de mi pequeña burbuja. me miró confundido y yo miré a todos lados con una cara de tonta —¿a dónde te fuiste, loca? ¿en qué estabas pensando? tengo como horas hablándote.

—¿ah?— pregunté confundida. sentí como mi cara se calentaba y evité su mirada dándome la vuelta. que vergüenza. sentía como si él pudiera leer mis pensamientos, ¡y que bueno que no puede hacerlo!

¡yo de verdad acabo de fantasear eso, despierta, y frente a él!

—¿que si en qué estabas pensando?— se cruzó de brazos, curioso.

—¿y cómo por qué tengo que contarte?— torcí los ojos.

—dime, no es como si hubieras estado fantaseando conmigo. aunque no te culparía.— sonrió coqueto. lo miré mal y me puse detrás suyo para empujarlo por la espalda, sacándolo de la habitación —¿entonces no me vas a decir?

—¡no!— grité cerrando la puerta en su cara y escuchando su risa.

me voy a volver loca.

𝐒𝐄𝐋𝐅𝐈𝐒𝐇     (𝐑𝐔𝐄𝐋 𝐕𝐀𝐍 𝐃𝐈𝐉𝐊)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora