Capítulo 12: El vuelo del ave fénix Pt 1

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Dentro de una carpa de piel recién montada se encontraba Seth, quien miraba fijamente un mapa con X rojas marcadas, sus ojos fielmente clavados a estos puntos parecían buscar una relación entre ellos. La cortina que servía como puerta de acceso de hizo a un lado permitiendo la entrada a un soldado de armadura paladín que se inclinó en señal de respeto al pelirrojo, gesto que respondió de inmediato con un ademan de su mano que le indicó se levante, no gozaba al ver personas inclinarse ante él, raro pues su cargo demandaba que sus subordinados lo hiciesen al encontrarse frente a él.

— Jefe, el Mago Supremo ha enviado un mensaje para usted. —Apartó las manos de su espalda asomando un pergamino que le ofrecería al vampiro tal y como se tratase de una ofrenda.

Seth se apartó del mapa, miró al soldado y posteriormente al pergamino que éste sostenía sobre su mano, lo retiró de la misma con su mano izquierda y procedió a abrir el mismo. —Puedes retirarte. —Al extender el texto apareció un documento escrito a mano de Abelard.

" Debido a la... Situación en la que nos encontramos he tomado la decisión de reestructurar y modificar ciertos aspectos del GOMACO, para ello, es indispensable tu presencia, así como el permiso de los Sanctórum quienes ya me han otorgado su aprobación para hacer los cambios que yo vea convenientes, otorgándome de ésta manera la independencia y soberanía necesaria para hacer todo tipo de cambios, sin importar a que nivel estructural correspondan. Debo de mencionar que el haber hablado con los Santos sin tu presencia o conocimiento de ello fue meramente porque no es un asunto que te incumba DIRECTAMENTE pues tu cargo es más bien bélico y no político, como ya lo has de saber, eres perteneciente a la rama militar de nuestra confederación.

El principal asunto de esta misiva es comunicarte lo que ha sucedido respecto a nuestro gobierno de la manera más clara posible y sin alargar demasiado el tema, pero también, hacer uso de mi cargo para ordenar tu traslado inmediato hacía la ciudad de los paladines conocida como Argenta con motivo a que tú y tu puesto son uno de los principales cambios que ejecutaré, requiero tu presencia para hacer el cambio que deseo hacer. "

Atte: Abelard "El mago supremo" 

Cerró el pergamino y miró al suelo con una ligera preocupación sobre su rostro, aunque había ejercido su cargo desde el comienzo del GOMACO y básicamente la formación del mismo surgió a partir de la obtención de la lealtad y confianza de diferentes razas y gremios mágicos hacía él, existían muchos miembros de las altas esferas del gobierno que no lo querían, por asuntos tan simples como el hecho de ser "un ser de obscuridad" o por decisiones que fueron consideradas equivocadas por sus adversarios. Entre estos "opositores" estaba presente el Sanctorum de la ciudad de los Paladines, Argenis, quien no fue el que aceptó formar parte de su gobierno sino su padre y que desde su llegada al poder había insistido de diferentes maneras en tener a miembros de su Gremio dentro de puestos clave de la armada mágica y no era descabellada la posibilidad de que le diera su voto a cambio de que lo colocase a él nuevo jefe de guerra. —Si Abelard decide que debo dejar de ser el Jefe de guerra, estoy seguro de que es la decisión correcta aunque yo no quiera verlo.

Y así Seth aceptaba la posibilidad de que pronto las fuerzas armadas del mundo mágico dejarían de estar bajo su mando, una decisión dura para él, ya que siempre había dado lo mejor de sí, pero a veces ni eso era suficiente.

5 navíos de combate estaban en los aires pocos minutos después de que la carta le fuera entregada al pelirrojo y ya llevaban varias horas de vuelo, pero aún faltaba para llegar a la capital de los paladines. Hombres y mujeres de todas las razas y gremios estaban a bordo de los navíos, brujos, magos, cazadores, paladines, e incluso dos alba samtorum, la élite de la élite, listos para la batalla y dispuestos a dar la vida por defender no sólo la confederación mágica sino también, al pueblo que le daba significado a esos uniformes.

Caín: El despertar de un mitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora