El moreno dedica su verde y recia mirada a los ojos azules del joven, el cual tal vez, solo tal; tenga razón, pero; el no participo en ese atroz suceso, él no lo toco, al final, fue él quien lo saco de ahí, al final fué él quien se preocupo por cuidarlo y velar por él.
KAKUZU: no tienes que ser tan duro, yo solo te he cuidado, tan solo yo te he dado mi tiempo, pero si en algo tienes razón, solo me dedique a observar en silencio a todos ellos haser aquello, pero; tengo culpa yo de eso, a caso yo se los dije o los provoque? No, no lo hice y sin embargo me juzgaz con ellos.
El menor le dedica su mirada llena de enojo al mayor, al oírlo desvía su mirada hacia otra parte sin fijar la mirada en nada en particular.
Deidara: Yo, ... Lo siento, no debí gritarte ni decirte eso pero; aún no logro comprender porque me ha pasado esto. Hm
Las lágrimas brotan de sus hermosos ojos de gato, sin control alguno, provocando un revuelco en el corazón del ojiverde, que sin dudarlo, se acerca al joven para consolarlo, rodeándolo con sus musculosos y fuertes brazos.
Kakuzu: Ven, entremos, solo quiero que te calmes, además es la primera vez que vez el exterior después de tanto, y no quiero que te me ilusiones por la impresión de querer salir eufóricamente de aquí, todo con calma, no eres mi prisionero, sólo quiero estar seguro de que al salir estarás bien.
Comenta el moreno, llevando con sigo al chico de ojos azules hasta el interior de su lujoso apartamento.
Todo marcha con tranquilidad después de eso, el rubio permanece en silencio como de costumbre ante la presencia del mayor, el cual permaneciere sentado frente al escritorio de cedro de color chocolate, lujosamente tallado y decorado, para hacer un realce de la oficina del hombre frente a él, el cual estudia diligentemente para presetar sus próximos exámenes finales y ser un médico titulado.
En un momento en el que no pensasen, sus miradas se cruzan mágicamente, haciendo erizar la piel de futuro médico, poniéndolo nervioso por la mirada gélida, tan fría, que le dedicase el menor, que aún no perdona su desgracia y la desafortunada poca o nula intervención de futuro médico.
Tan solo, por unos segundos de mirarlo el menor decide largarse de ese departamento que ni es suyo, ni vive ahí, para enprender una larga caminata hasta su residencia la cual es habitada tanto por el con por su hermana y su ahora esposo.
Se pone de pie y dirigiendo en silencio su delgado cuerpo hasta la salida de esa habitación, pone su fina mano sobre el picaporte y abre lentamente la puerta la cual espera no volver a ver jamás; la cierra tras de si y se dirige a la salida, pasando el comedor y la sala llegando a una bella puerta de madera, de doble hoja en color rojo caoba, la cual espera, y ansia no esté con seguro, pero no tiene la serteza de eso.
Apresurado su paso, estira su mano derecha poniendo esta sobre el picaporte de dicha puerta para abrirla, dándose cuenta que está abierta; la abre con un cuerpo tembloroso por la emisión de salir de ahí y correr, correr velozmente lo más lejos posible para intentar llegar a su casa.
Al abrirse su corazón late a 1000 /h, apareciendo un brillo de esperanza que se ve en sus azules ojos color mar.
La abre, y el sol da en su blanquecina piel, indicando su libertad, la cual sin dudarlo ni un segundo la toma, para salir corriendo de ese lugar escaleras abajo, hasta llegar a la salida del edificio. Su tan ansiada libertad al fin había llegado.
Llega a la puerta giratoria de cristal de aquel edificio y como si de un niño se tratase, el menor juega unos minutos con ella y sale por fin a la calle, al fin es libre, la tan deseada libertad, apenas la adquirió y su corazón rebosa de alegría.
Al fin es libre.
ESTÁS LEYENDO
Deidara, Alma De Artista
FanfictionUn joven al cual se le a arrebatado todo, lucha por sobresalir y ser reconocido como un gran artista; en su paso por el mundo del arte, encuentra dificultades pero el destino le tiene reservado algo, por todo lo que le ha arrebatado. Será posible a...