0 6

179 23 5
                                    


<Capítulo extenso>

—– ¿ Y ese tono de voz que tienes?

Hace unos instantes Luzu se había retirado ya y el ambiente en la casa está bastante tenso, Samuel no entendía porque todo estaba llendo bien. Además porque se molestaba su solo le preguntó.

—– Solo te pregunté si estabas molesto por algo... —– aveces el no se daba cuenta. Pero que había hecho para que Ruben se pusiera de ese humor.

—– No se dime tu... Después de destruir toda tu habitación por un hombre que solo juega contigo y hacerte todas esas heridas que tuve que curar ¿Como te sentiste?

— Yo... No toques ese tema... —– bajo la mirada y trato de mirar otro lado.

—–¡Pues lo tocó! ¡Que pasó ahí abajo! ¡TE GUIÑO EL OJO Y TU YA ESTABAS COMO IMBECIL BABEANDO POR EL! ¡ES QUE NO APRENDES CABRON!

—– ¡ES QUE NO ES TU PROBLEMA! ¡TU Y YO NO SOMOS NADA NO SE PORQUE TE PREOCUPAS TANTO!

Algo dentro del oso se rompió, tal vez las ilusiones de formar una hermosa relación con el de ojos morados o ese sentimiento que iba creciendo todos los días desde que empezaron esa extraña relación. Los recuerdos de las privadas caricias que le daba después de una noche esos besos que estaban cargados de sentimiento. Por un momento pensó que podían funcionar.

—– C-Claro... Tu y yo no somos nada... —– tartamudeo casi llorando levantándose de su asiento. —– Se que no soy Willy... Pero de verdad pensé que podía estar contigo...

—– Espera Rubén... Yo no quize decir eso... —– sujeto su brazo tratando de retenerlo y explicarse de su forma de hablar. Había perdido los estribos.

—– No, yo lo entiendo perfectamente... Ya no te molestare más—– se quería soltar no quería sufrir mas al no ser correspondido, se sentía un estorbo nadie lo amaba lo suficiente como para quedarse con el, sus lágrimas estaban decididas a bajar no importa cuánto quería retenerlas, tenía que salir de ahi—– Adiós...

Se soltó de un movimiento muy rápido, era muy ágil así que fue fácil librarse de la descomunal fuerza de Vegetta, camino directo a las escaleras aguantando se el llanto, Vegetta le seguía a paso acelerado hablándole pero el hizo caso omiso a toda su palabrería ya no quería escucharlo más solo quería irse liberarse de él porque sabía que jamás volverían a lo de antes. Sería mejor olvidarlo.

Bajo las escaleras apurado, se dio cuenta que el sol ya estaba saliendo los zombies y esqueletos se empezaron a quemar con los rayos de sol que salieron para proteger a los habitantes de ese pueblo. Lo escucho gritar que era muy peligroso salir aún.

Hizo caso omisio a sus comentarios, ya en la planta baja busco a Tupac su valiente corcel, pudo ver como Samuel bajaba apurado por los escalones podía ver sus vendaje que el con tanto esmero acomodo para evitar que sus heridas se infecten recordar como lo animaba para que le sonreirá y dejara esa cara larga de caballo triste lo rompía aún más, sus lágrimas se desbordaban por sus ojos verdes pero no eran lágrimas de tristeza sino de coraje, tomó la riendas de su caballo y le grito...

— ¡VETE CON TU CHINO DE MIERDAAAA!

Tupac logró saltar el pequeño desnivel que tenía de adorno el morado en su jardín y salió a trote rápido del campo de visión de este. No paraba de arrepentirse de haber sido tan cabezota y averle dicho semejante atrocidad.

No le vería en un buen tiempo...

(...)

Entre sus manos se encontraba el traje de juez que lo diferenciaba de todos en esa sala donde juzgara al amor de su vida. Ya habían pasado dos semanas desde que habían hablado por última vez. Cuando él le avisaba que el alcalde tenía planeado encarcelar lo para matarlo en la prisión. Después de esa conversación no había sabido nada de él.

¡Perderás La Cabeza!&lt;Karnaland&gt;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora