Capítulo 7🏺

62 3 2
                                    

¿Siempre fue así de terrorífico ir al doctor? No lo sé y me rehuso a hacerlo. Por mi no voy a entrar al consultorio. No creo que sea necesario recuperarme super rápido, puedo durar un mes tomando pastillas o jarabes, no importa que sea lo que tenga que ingerir. No es urgente así que podrían descartar el inyectarme.

-Es tu turno. -dice desesperado tratando de despegarme de la silla.

Se me olvidó contarles que me he adherido a la silla con todas mis fuerzas.

-Una aguja no puede atravesar mi piel, ¿entiendes? -me abrazo más al respaldo de la silla.

Min Hee voltea a vernos y suspira incrédulo.

-¡Ayúdame! -le súplica Il-Seong.

-Y menos voy a entrar si es con ustedes. -lanzo patadas al aire evitando que se acerque de nuevo.

Esquiva mis golpes y me carga como un costal de papas. No debí bajarle la guardia a Min Hee.

-¡Que no quiero! -cierra la puerta detrás de sí y Il-Seong se queda afuera y yo con las manos extendidas porque querer detener la puerta.

-Aquí está doctor. -me deja en una de las sillas delante del escritorio y se sienta en la continua.

-Siempre haces un escándalo cuando vienes. -se ríe.

Y no es que esté equivocado, todas las veces que me han traído incluyendo cuando mis padres lo hacían nunca a faltado un alboroto de mi parte. Odio las inyecciones y más cuando empiezan a introducir la sustancia, ¡hasta me dan escalofríos de solo pensarlo!

-Pero esta vez fue más rápido que las últimas. -sonríe a Min Hee.- Mi So nunca a podido contradecirte. -saca un par de cosas de una vitrina.

Me quedo estática al ver como saca la jeringa de su envoltorio.

-No. -digo para mí misma y me agarro lo suficientemente fuerte a la silla otra vez.

-Solo es un piquete. -me soba el brazo Min Hee.

-Ese no me importa, lo que me importa es la sustancia. -miro como el doctor comienza a llenar la jeringa.

-Si te duele me aprietas la mano. -me mira.

-Si te quedas adentro menos voy a dejar que me inyecten. -aviento su mano para otro lado.

-Súbete a la camilla. -me dice el doctor.

-¿Puede sacarlo? -señalo a Min Hee.

- Salte, mijo. -lo corre.

Ya estando los dos solos adentro me escabullo y le suplico.

-¿No puede recetarme unas pastillas?

-Ya abrí la sustancia, se echará a perder. -niega.

-Solo por esta vez. -junto mis manos en forma de súplica.

-Súbete a la camilla. -dice y yo reniego.- Como la camilla rechina ellos pensarán que si te inyecte. Mientras te hago la receta. -deja la inyección en un pequeño refrigerador.- Tendrás que pagarme también por la inyección.

-Claro. -digo sonriente.

El doctor me deja ir a la farmacia del hospital por los pasillos que sólo pueden usar los doctores. Como rayo llego y me despachan.

Al llegar al consultorio guardo todo en mi pequeña bolsa y salgo triunfante.

Min Hee se pone de pie al verme y se acerca con pasos rápidos.

-¿Todo bien? -me sujeta con los hombros analizandome.

-¿Qué dices?, te dije que no quería ninguna inyección, Mi So nunca me obligó a ponerme una. -le echo todo en cara como si me hubiese inyectado.- Te odio.

-Es más barato y efectiva una inyección que todo un tratamiento. -guarda su billetera en su bolsillo trasero.

Asiento disconforme. Regresamos en taxi, porque Min Hee piensa que ir en camión hará que se me infecte y también dice que pueden golpearme y me dejará un moretón ¡Qué atención la suya, me conmueve!

-¡Jiwoo! -grita Jeong-Ho desde otra habitación.

Yo, en la mía, saco una de las pastillas.

Y justo cuando voy a ponerla en mi boca llega una alma inocente.

-¿Qué haces? -dice Jeong-Ho al verme tragar la pastilla sin agua.

Tampoco quería hacerlo, duele horrible.

-Nada. -toso un poco.

-Dijeron que te habían inyectado. -ahora le funcionan las neuronas en el peor momento, más perfecto no podría ser.

-Te lo callas o ya no te hago de comer. -lo amenazo.

Se queda en shock.

-Okay. -sale de mi habitación confundido.

Por poco y me descubren, si no hubiera sido Jeong-Ho el que entró ya estaría de nuevo en el consultorio del hospital.

-Hora de cenar. -grita Bae desde la cocina.

Todos corren como una estampida cuando escuchan algo que tenga que ver con comida. Yo también lo haría si no fuera porque se convierten en verdaderos animales.

-Ten. -entra Bae a mi habitación y deja una bandeja con lo que ha hecho. - Son las que no se quemaron. -me guiña el ojo y sale de mi espacio.

-Gracias. -digo después de que ya se haya ido.

Ha estado tomando clases de cocina, según dice él, pero simplemente se dedica a ver todo el día recetas en YouTube y recrea todo. Lo que sale bien me lo da a mi y lo que se le pasa de la mano lo deja para los buitres suele llamarlos el. Llegan por las sobras y pelean por ellas, eso hacen los buitres, pero ellos simplemente se pelean por cualquier cosa que sea comestible sea sobra o no.

Me como las galletas que hizo mientras veo la televisión. Suelo ver videos de kpop para familiarizarme más con el idioma pero no es muy fácil que digamos, así que he comenzado a ver kdramas con subtitulos; no creo que se me pegue pero son entretenidos.

-Oye, Mi So... -desvía su atención a las galletas perfectamente horneadas.- Dame una. -dice al ver que las escondo detrás de mí.

-Son mías.

-Dame una. -dice de nuevo.

Cuando ven comida cambian a ser algo salvajes.

-Tú ya comiste. -le reprocho.

-Dame una, por favor. -se acerca.

-Yo también tengo que comer, ve a buscar algo al refrigerador o la alacena. -me quejo.

Se lanza como un animal lo haría al atrapar su presa. Caigo sobre la cama sorprendida por su acción; Il-Seong cambia mucho cuando tiene ve algo comestible. Aturdida le entrego las galletas que tenía en las manos y espero a que se me quite de encima. No lo hace, demonios. Mira las galletas victorioso mientras que yo nerviosa miro a un lado y a otro sin poder quitarmelo de encima. Comienza a ignorar las galletas y me voltea a ver. Ojalá ya se levante, no es que pese lo mismo que una pluma. Pone sus brazos recargados a los costados de mi cabeza sobre la cama y comienza a acercar su cara. No, no, no, esto no era lo que yo quería que pasara, no. Al sentir sus labios rozar los míos me llega el instinto de pararlo justo ahora.

-¿Seguro que quieres hacerlo? -pronuncio cuando se separa un poco.

Asiente.

-No, no lo harás. Y no por que no quieras, si no por que no vas a dejar que saquen a los chicos de esta casa. -lo miro con una de mis peores caras, podría decir que puedo matar a alguien.

Se levante inmediatamente al escuchar eso y se dispone a salir.

-Mi So te dejó un pastel en la cocina. -abandona el lugar cabizbajo luego de comunicar eso.

Hoy es 12 de junio. Hoy es mi cumpleaños, no lo recordaba.
































[🍅]
Este no es el mejor capítulo de todos pero aquí se los dejo para que lo disfruten :)

"𝙄𝙨𝙝𝙪𝙖𝙮𝙤𝙝𝙪𝙞" ᵏᵐʰ [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora