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Las horas fueron pasando, no pasó nada más interesante con Manuel, algún que otro pequeño intercambio de palabras.

El recreo llegó. No tenía ganas de bajar, pero tampoco me iba a quedar acá solo en la aula.

Pero para mi suerte, parece que Manuel tampoco quería bajar.

- ¿No vas a bajar? - preguntó al ver que no me movia de mi sitio.

- Mm no, no tengo ganas de aguantar a más pelotudos ahre. ¿Y vos?

- No me apetece, a parte no conozco a nadie.

- Bueno, tenés razón. Yo me quedo acá con vos, para que no estes solo - dije sonriéndole.

- ¿No trajiste nada para desayunar? - dijo él sacando su sandwich y un zumo de naranja.

- Colgué y me lo dejé en casa - dije causando que Manuel ría, una risa hermosa.

- ¿Querés? - dijo partiéndolo a la mitad y ofreciéndomelo.

- Muchas gracias - dije sonriéndole y agarrando el sandwich - ¿Por qué te mudaste acá? - pregunté sacando tema de conversacion.

- En el otro colegio me molestaban y a parte mi mamá consiguió trabajo acá por la zona.

- Bueno, tú tranquilo, eso acá no te va a pasar, y si pasa, acá me tenés, soy como tu caballero - dije y Manu rió, es muy tierno.

- Sí, vos protegela, que ella solita no puede, es una nena indefensa - dijo Martín desde la puerta acercándose a nosotros, que hincha pelotas.

- Él puede solo - dije remarcanco el "él" - Pero llevo banda queriendo partirte la cara - dije acercándome a Martín.

- ¿A besos? Puto.

- Podría, pero no te doy el gusto - después de decir eso me golpeó en la mejilla, casi en el labio.

Obviamente, no me iba a quedar de brazos cruzados, a lo que le devolví el golpe.

Uno tras o otro. Él tampoco se quedó atrás, también recibí algún que otro puñetazo. Pero él era el que estaba peor.

En uno de los movimientos, le di fuerte en el pecho cosa que hizo que Martín cayera al suelo.

Escuché como Manuel se acercaba a nosotros. Me agarró de la mano y me sacó de clases.

Me llevó hacia los baños.

- Oh dios mío Mateo - dijo mientras me sentaba - Bancá un toque - dijo desapareciendo por la puerta.

Me miré al espejo, tenía un corte en el labio, otro en la ceja y el cachete rojo.

Manuel volvió con un algodón en una mano y en la otra alcohol.

Se arrodilló delante mío para estar a mi altura y comenzó a poner alcohol en el trozo de algodón.

- ¿Me va a doler? - esto era lo peor de las peleas.

- Solo te va a escocer un poco, tranquilo, yo no te voy a lastimar.

Posó el algodón en las heridas, me tensé, sí que escocía.

- Antes, a principio de clase, también se pelearon por mi, ¿verdad? - dijo Manuel.

- Sí, osea no, es decir... dejemos el tema.

- ¿Por qué hacés esto?

- ¿El qué?

- Protegerme de esa forma, recién me conocés.

- Pues no se Manuel, me caíste bien. Sino me hubiese pegado a mi, te lo hubiese hecho a ti, y antes prefiero que me lo haga a mi. - ahora que pensaba, realmente no sabía porqué lo hacía, simplemente lo hago, no hay una razón, o capaz sí, pero no la se.

- Mateo no quiero que te metas en más problemas, y menos por mi culpa - dijo agachando la cabeza - No soy una buena influencia para vos.

- Manuel, no es tu culpa, yo mismo me meto en los problemas - dije agarrándolo del menton para que me mirase.

Tiene unos labios hermosos y unos ojos en los que puedes sumergirte horas

Nos quedamos un rato mirándonos, no era para nada incómodo, era lindo y relajante.

El sonido del timbre hizo exaltarnos y que toda la paz entre nosotros rompiera.

- Emm, vamos - dijo él agarrando mi mano para levantarme.

Fuimos hacia nuestra clase juntos.

Martín no habló más durante todo el día, ni nos miró ni nos molestó más. Como si no estuviese ahí.

transexual - trueplikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora