;catorce

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Me desperté aún abrazado a Mateo, más lindo.

Me acerqué más a él, acurrucandome, y él involuntariamente apretó más el abrazo.

Verlo dormir era la sensación más linda del mundo. Se ve tan tierno. Con la boca medio abierta.

Hasta sus ronquidos son lindos ah.

Se removió un poco y abrió los ojos despacito.

- ¿Qué hora es? - preguntó con su voz ronca, basta Mateo.

- Las siete Teo - dije acariciando su mejilla.

- Porfa Manuel, no vayamos al colegio - dijo.

En esa posición, con esa voz suya y el puchero en sus labios no pude negarme.

- Bueno Mateo, dale.

- Podemos decir que estábamos enfermos, y faltamos hoy y mañana.

- ¿Hoy y mañ... - dije pero Mateo me interrumpió.

- Por favor amor, no me encuentro bien - dijo mientras se acercaba aún más.

- De acuerdo Mateo, pero solo hoy y mañana.

- Vamos a dormir Manu - dijo pasando su brazo por mi cintura y empezó a hacer mimos.

Me apoyé en su pecho y nos acabamos durmiendo otra vez.

- Manu... ya es tarde - dije Mateo removiendo mi hombro - Son las dos de la tarde.

- Lpm - dije rasgándome los ojos.

- ¿Vamos a comer?

- ¿Qué hay para cocinar?

- No se, ahora miro, te aviso cuando este listo.

- Yo te quiero ayudar - le dije haciendo pucherito.

- Vamos entonces - dijo agarrando de mi mano.

Entre los dos hicimos la comida y después nos sentamos en el sofá.

- Teo, tengo que ir a casa a por ropa y a avisar a mi mamá.

- Te acompaño.

Nos cambiamos y fuimos hacia mi casa.

Al entrar mamá estaba en el sofá, en cuanto nos vio se levantoa  saludarnos.

- Hola amores - dijo una vez en frente nuestro, nos saludó con un beso a ambos.

- Hola ma, vengo a por ropa, me voy a quedar esta semana en casa de Mateo, ¿puedo?

- Claro que sí hijo, ¿quieren algo de comer?

- Oh no no gracias, recién hemos comido - dijo Mateo.

Le agradecimos a mi mamá y subimos hacia mi habitación.

Mateo ~

Manuel ya había agarrado ropa suya, fue al baño y yo me quedé esperándolo en su habitación.

Tenía un muro con fotos, él y sus amigos supongo, pero había una que me llamaba la atención.

Había una nena, de unos cinco años, en la foto solo estaba ella, su cara se me hacia familiar, capaz es su hermana.

- ¿Qué hacés? - dijo él entrando y posicionándose a mi lado.

- ¿Es tu hermana? - dije señalando esa foto.

- No, no tengo - dijo él rascando su cuello - Soy yo. ¿Vamos? - dijo tratando de evadir el tema.

Y lo agradecí, no sabía que decir, que fracaso soy.

Asentí y fuimos hacia mi casa, no sin antes despedirnos de la mamá de Manuel, me cae bien.

Nos pasamos lo que quedaba de tarde boludeando, hasta que nos entró el sueño y nos fuimos a dormir.

Cono no, abrazados y entre mimos.

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