Capitulo 24

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La valentía se trata de hacer las cosas que ten dan miedo

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La valentía se trata de hacer las cosas que ten dan miedo. Estar temblando de terror ante algo y aun así, ir a por ello. Averiguar quién había matado a Marina era algo que me causaba mucho miedo, y aun así lo he hecho. Porque esos pequeños actos de valentía nos servirán en el futuro para demostrarles a nuestros hijos, no lo valiente que nosotros fuimos sino lo valiente que tienen que ser ellos. Enfrentar un miedo nunca es fácil, y tomar riesgos que pondrían en peligro tu vida mucho menos, pero la valentía y el coraje son los mejores aliados del hombre.

Y de la mujer, porque ellas también pueden llegar a ser más valientes que nosotros.

Y de la mujer, porque ellas también pueden llegar a ser más valientes que nosotros

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No logro escuchar nada. Rebeka, Guzmán y Nadia hablan a mí alrededor pero me encuentro ensordecido a causa de la explosión. Estoy mareado, confundido, no sé qué hacer ni a donde ir. La alarma empieza a sonar y veo caos por todas partes, alumnos corren de un lado para el otro, desesperados, buscando ayuda. Azucena y Lucas dicen que hay que evacuar esta parte del colegio lo más pronto posible, todos empiezan a moverse hacia la salida pero yo no logro hacer que mi cuerpo reaccione ante las ordenes que le envía mi cerebro de salir huyendo lo más pronto de aquel lugar. Luego siento como soy arrastrado por Rebeka, quien me grita pero yo no logro atender aun a su llamado, sigo en shock. Veo a Nadia y a Guzmán correr tomados de la mano a unos cuantos metros más adelante que nosotros. Luego mi cerebro va a una persona. Y por fin logro hablar.

—Rebe, vete tú, yo tengo que encontrar a Carla...

—Hostia Samu, ¿se te ha caído un tornillo o la caja completa? Tenemos que salir ya de aquí, joder.

—No, yo no me puedo ir hasta saber de Carla.

Me suelto de su agarre y camino en la dirección contraria. Sigo caminando en shock cuando me topo con alguien. Cayetana.

— ¿A dónde vas? Tenemos que salir de aquí chaval. — me dice.

—No, tengo que encontrar a Carla primero. — respondo de manera automática. Sin verle.

—Pero Carla ya está afuera, ella... — Cayetana es interrumpida.

—Caye, ¿Qué haces? Nos tenemos que ir de aquí joder. — Era Polo. Yo me giré con la respiración pesada, Carla ya estaba afuera. Eso me deja más tranquilo.

Regreso al sitio donde me solté de Rebe y puedo ver claramente las llamaradas de fuego que sobresalen del área de comidas. El sitio estaba ardiendo. Mi celular suena y contesto sin ver quien era, luego escucho la voz de Guzmán.

— ¡Joder pero qué haces ahí adentro todavía!

—Buscaba a Carla.

—Carla está aquí. — dice Nadia ahora.

— ¡Sal de ahí ahora mismo coño! — vuelve a decir Guzmán.

— ¡Que buen día para incendiarse el colegio! — escucho decir a Rebe.

Buen día...

¡Lucrecia! Ella sigue encerrada todavía.

—Rebeka, ¿A dónde has dicho que enviaste a Lu?

— ¿Y ahora qué coño...? — dice Guzmán.

—Al salón de biología pibón, ¿Por qué?

—Si le tendieron una broma... Tal vez ella sigue ahí todavía.

— ¡¿Qué?! — oigo gritar a Guzmán asustado. — ¿Dónde estás que voy a entrar? No te muevas de ahí Samuel.

Pero yo le tranco la llamada y subo las escaleras a toda prisa. El humo ya ha abarcado toda la escuela, y las llamas no tardan en aparecer. El área aquí arriba está totalmente despejada, corro de un lugar a otro buscándola, ¡Joder por qué esta escuela tiene que ser tan grande! Llego a un pasillo que ya está casi consumido por el fuego, y veo claramente humo negro saliendo por debajo de una puerta. Algo me dice que ella está ahí dentro, corro lo más rápido que puedo y trato de abrir la puerta. Obviamente no pude, así que tuve que darle varias patadas para intentar derribarla aunque no funcionara. La llame, pero no respondió, vi destellos entre naranjas y amarillos por debajo de la puerta. El fuego ya la había alcanzado. No. Busco con la mirada algo con lo que pueda abrir la puerta. Veo un extintor de fuegos y lo uso para estrellarlo contra la cerradura de la puerta y logro romperla. Me adentro y las llamaradas de fuego casi consumen todo el salón. Ella está tirada en el suelo, desmayada, probablemente. No pierdo el tiempo en tratar de despertarla porque sé que no lo hará. Entonces la cojo entre mis brazos y la saco de ahí lo más rápido que puedo.

 Entonces la cojo entre mis brazos y la saco de ahí lo más rápido que puedo

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Samuel García.

Puedo contar con una mano las veces que me he subido a un avión. Y son realmente pocas.

— ¿Todo en orden? — me pregunta la señora Regina.

—No tengo muchos recuerdos míos subidos a un avión, y los que tengo, son borrosos...

—No tengas miedo, todo estará bien. — Hace una pausa — ¿Cómo conociste a Lu? ¿Eres su novio, no?

—Así es. — mentí. — Vamos... Íbamos... — me corregí — a la misma escuela, a Las Encinas...

—Samuel... — me llama ella.

—Con permiso. — me aproximo a Lu. — Ey hermosa, ¿Todo en orden?

—Eso mismo quería saber yo.

—No hay motivo por el cual tenga que estar más asustado que tú.

— ¿No te perderé nunca, verdad?

—Jamás. — digo besando su frente.

El vuelo transcurre tranquilo, lo único molesto es ese zumbido y dolor de oídos al despegar y al aterrizar el avión. Lu y yo charlamos durante todo el vuelo, recordando momentos de cuando estudiábamos juntos y nos odiábamos a muerte. Recordamos cuando ella vino a hablarme para que yo no dijera nada acerca de lo de Valerio, y de cuando hubo la pelea en el antro, que Guzmán se me había venido encima al verme, y la primera vez que realmente hablamos ella y yo, que fue después de la muerte de Marina, en el restaurante cuando Guzmán trato de atacarme. Reímos ante todos nuestros viejos recuerdos juntos, quien diría que el destino nos pondría más tarde en esta situación. Llegamos a México mas rápido de lo que yo pensaba, veo la bandera colgando en el aeropuerto y camino de la mano de Lu. Tenemos un día para descansar e instalarnos pues tiene cita para mañana con el doctor y la operación será lo antes posible. Sé que tiene miedo y está en todo su derecho de tenerlo, pero estoy con ella, apoyándole, y luchando esta batalla a su lado, no planeo dejarla sola.

Con Los Ojos CerradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora