NEVERLAND | Kaden Schreave es más que libros y tareas, es más que protocolos y reglas, es más que el dócil espadachín de las lecciones de esgrima.
Kaden Schreave es un soñador.
Alix Wellington es más que fiestas de té y clases de danza, es más que...
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Bien ¿qué se supone que debía hacer ahora?
Quizá fuese un error, o una simple confusión, es más, ella ni siquiera sabía que la palabra "amor" importara tanto.
¿Cuál era el verdadero significado para ella?
Antes de que Kaden se fuera, Alix se volvió un manojo de nervios y echo a correr hacia un lugar donde se sintiera segura, dejando a su amigo estupefacto. Aunque quizá si se hubiera quedado un poco más, hubiera notado el pequeño brillo que se había formado en los ojos de él.
Inhaló.
Esos ojos color océano que tanta paz le daban.
Exhaló.
Las suaves manos de Kaden pasaron por su mente
Inhaló una vez más.
Quizá la vida fuera más fácil así. Inhalando todos los recuerdos, aguantar la respiración con tal de que no se le escaparan de sus manos, o que el vil viento se los llevara despavoridos.
Sus descalzos pies se empezaban a sentir húmedos, el césped se sentía mojado, podría ser que no hubiera pasado mucho desde que lo regaran. Se envolvió en un abrazo propio, confundida.
Mientras caminaba de vuelta a los corredores del palacio, dio una mirada profunda al lugar donde había crecido.
Necesitaba encontrar una manera de decirlo, Alix no era de aquellas que se callaban sus sentimientos. Mucho menos evitarlos.
Pero, ¿y si se equivocaba?
Lo único que tenía como referencia eran las palabras de la reina America. Y aunque creía ciegamente en ellas, no quería terminar rota.
Quien lo diría, más que físicamente, había desarrollado un corazón apasionado y aparentemente, un corazón que solo le pertenecía al príncipe de Illéa.
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Si Kaden sabía algo, era que al parecer no tenía idea de nada.
Desde su encuentro con Alix en los jardines antes de que la nueva selección comenzara, había sentido algo raro. No, no eran mariposas en el estómago, si no en el corazón.
Se sintió tan alarmado que ese día inmediatamente fue a la enfermería y cuando el doctor se rió y dijo que probablemente solo había sido una ráfaga de emoción de la nada su mente dio vueltas y vueltas.
