Somnoliento

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- ¿Y qué hicieron éste fin de semana?. - Preguntó animado él rubio claro a la castaña a su lado, Mike y Nile estaban igual de callados que como cuando habían comenzado los otros dos la conversación.

- Bueno, Nile me llevó a un restaurante muy lindo el otro día; luego paseamos por las calles y unos niños que pasaron con sus papás nos preguntaron si éramos esposos. - Un sonido de ternura salió de los labios de Erwin mientras que en los de Mike salió un bufido. - Perdón, ¿fui muy empalagosa? - Intentó disculparse la castaña.

- No tienes de qué preocuparte, él es más empalagoso y llorón que cualquiera. - Sonrió divertido mientras que él mencionado se comenzaba a sentir ofendido por tales declaraciones.

- ¡Eso no es verdad! - Exclamó sonriente.

- ¿Y por qué lloraste cuando secuestraron a los perros en "101 Dálmatas"?

- ¡Pues porque los iban a convertir en un abrigo de piel!

- O porque sacrificarían a tu manada. - Los dos rieron seguidos después de los anteriormente exculídos de la conversación. Ese momento de alegría de los dos se desvaneció y en el resto de la noche no hubo otro más en el que estuvieran involucrados. Como siempre, Nile y él más alto tomarían el camino a casa y hablarían sólo un poco, los dos y nadie más.







El teléfono en el pantalón de Mike comenzó a vibrar interrumpiendo el relato del mismo, la doctora Mikasa se había molestado pues aunque no le pareciera correcto que él estuviera en una terapia para sólamente hablar de su amor platónico, la historia le había interesado y quería saber cuál era el desarrollo de ésta.
Mike se sorprendió al ver un mensaje del amor de su vida diciendo que lo vería en su departamento en la noche; guardó el aparato y se acomodó nuevamente para volver a la terapia. - Bien, decía... -






- ¿Cuándo me devolverás el libro?. - Preguntó el pelinegro al más alto que estaba inmerso en las mil y un formas de desaparecer a Marie. - ¿Mike?, - le llamó a lo que por fin éste le prestó su atención - ¿cuándo me devolverás el libro?. - Volvió a preguntar.

- ¡Ah!, ehm ¿qué tal el viernes?, es día feriado.

- Suena bien... - Hubo una pequeña pausa en la conversación hasta que Nile volvió a hablar. - Erwin me dijo que saldrías con la nueva.

- Ah, sí... Fue culpa de Erwin. - Y era verdad; él rubio le había estado insistiendo en que saliera con alguien pues siempre le veía triste o deprimido, pero era principalmente por la situación con él hombre a su lado. - Le dije que no quería, pero cuando me dí cuenta, ya tenía una cita con Hange. - Trató de excusarse y como respuesta obtuvo una pequeña risita.

- Tranquilo, no me tienes que explicar nada. - Si supieras, pensó Mike. En el resto de trayecto a casa, éstos dos siguieron hablando de cuanta tontería llegara a su cabeza; ése trayecto a casa sí que era sagrado para los dos y el que Nile lo haya profanado llevando a Marie consigo lastimaba demasiado el corazón del más alto, pero se le olvidaba cada vez que pasaban tiempo junto, cada vez que hablaban o sólamente se veían por un par de minutos para que Nile le prestara un libro o Mike se lo devolviera; esos momentos eran importantes para los dos pero no lo admitirían pues uno sabía que decirlo rompería aquella amistad que sostenían por los sentimientos hacia él otro y éste último era muy orgulloso para aceptar la realidad.

Las nubes se habían aglomerado en el cielo y trajo consigo una fuerte y potente lluvia que no dejaría que alguien pasase sin antes haberse empapado completamente. Los dos adultos corrían velozmente, cubriéndose de la lluvia con los portafolios que cada quien poseía; llegaron al edificio de Mike y éste le ofreció al más bajo refugiarse en su departamento pues no parecía que la lluvia fuera a cesar; después de discutir por casi quince minutos, Nile aceptó quedarse pues la lluvia había subido su potencia y estaban en época de tormentas eléctricas.
Entraron al departamento del más alto para después desvestirse y cambiarse por ropa de Mike; ésto era normal entre los dos, pues no era la primera vez que una tormenta los alcanzaba en pleno camino a casa. Mike había puesto agua a hervir para hacer café mientras que él otro se daba una rápida ducha para no tener que atrapar un resfriado; al terminar, él más alto tomó una ducha también, después de estar vestidos y abrigados con mantas decidieron tomar sus tazas de café mientras Mike leía el libro que le había prestado él otro.

- Lee en voz alta. - Le ordenó Nile.

- ¿Por qué? - Preguntó mientras lo veía acomodarse mejor, posando su cabeza en el hombro de Mike; éste se sonrojó en demasía pero intentó controlarse lo mejor posible.

- Sólo lee. - Y tal como se le ordenó, Mike comenzó a leer en voz alta por mucho tiempo hasta que él otro quedó totalmente dormido a su lado; dejó el libro y las tazas de café en la mesita de la sala para tomar entre sus brazos a un Nile durmiente, lo posó en su cama y, con duda, dejó un pequeño beso en sus labios pues sabía que ésa sería la única vez que tendría una oportunidad como esa. Volvió a la sala tomando las tazas para después lavarlas y dejarlas secar, tomó el libro y lo guardó no sin antes haber puesto un separador en la página en que había dejado su lectura. Tomó una almohada y la manta con la que se había estado cubriendo momentos antes para después acostarse en el sofá de la sala y dormir un poco incómodo en éste pues era muy alto y su cuerpo no era proporcional al sofá.

- Buenas noches, Nile. - Susurró como de costumbre, sintiendo cómo Gata se posicionaba encima suyo mientras cerraba sus ojos para descanzar.



- Buenas noches, Mike.

Había amanecido con un sol nublado por las espesas nubes que se encontraban aglomeradas en el cielo, mas eso no impidió que los dos adultos fueran a trabajar ese día; se vistieron con sus clásicos trajes ya limpios y desayunaron juntos pues no perderían el tiempo ya que era tarde para el trabajo.

- Espera. - Dijo Nile al otro haciendo que se detuviera y se parase en frente suyo. Él más bajo comenzó a arreglar la corbata de éste dejándola lista y presentable. - Así está mejor; vámonos. - Agregó a lo que Mike sólo pudo atinar a tomar sus llaves y seguirle después de asegurarse de llevar todo y de haber cerrado correctamente la puerta. Bajaron a la planta baja y se apresuraron a llegar al trabajo al que por poco y llegaban tarde.

- Llegamos... Lo logramos. - Dijo Mike dejando escapar varios suspiros de cansancio al igual que Nile. Una figura esvelta con una coleta de caballo se le acercó al primero para saludarle. - Hola Hange.

- Hola Mike. - Le devolvió el saludo. Nile se fue rápidamente sin ninguna explicación ni de oportunidad de detenerlo, dejándolo con la morena de linda figura pero de personalidad explosiva. - ¡Estoy emocionada de que sea jueves! - Vaya que ella será un problema, pensó.




- ¿Por qué lo fue? - Mike iba a contestar su pregunta cuando la bocina del teléfono de la doctora lo interrumpió llamando la atención de los dos.

- Doctora Ackerman, él señor Kirschtein... - No pudo terminar de hablar cuando la doctora en cuestión la interrumpió.

- ¡Nada de mensajes, estoy ocupada!, - respondió mientras presionaba el botón que hacía que fuera escuchada por su secretaria - señor Zacharius, por favor continúe. - No cabe dudad de que la azabache se había enganchado a la historia.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora