Celos de Mejor Amigo

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Había pasado un mes desde que Mike y Erwin habían conocido a Marie quien tenía una amiga llamada Nanaba, era una joven hermosa e independiente por lo que creyó que sería perfecta para él más alto del grupo. Ahí se encontraba, en otra cita en la que no prestaba ni la más mínima atención, sólo que con otra mujer. Ella hablaba y hablaba pero su voz no llegaba a los oídos del hombre frente a ella, éste sólo se disponía a pensar en la pequeña charla que había tenido con Hange el otro día:

'- Debiste de decir que no. - Le reprochó por tercera vez la castaña y él se encogía nuevamente.

- Lo sé, pero no me dió la oportunidad de decir que no.

- ¿Es eso o no quisiste ser "descortés"? - Hizo comillas pues sabía bien que lo que él menos quería era ser cortés con Marie: éste la miró con los "ojos de cachorrito" y ella suspiró. - Nile tiene razón, eres un "perro ENORME". - Alzó los brazos haciendo un ademán del tamaño del otro, comenzó a ladrarle y terminaron riendo por la mala imitación que hacía de Mike "él perro".'

- ¿Y qué piensas? - Le preguntó a Mike quien seguía sumido en sus pensamientos, le volvió a llamar y éste le volteó a ver sin saber que era lo que quería. - Pregunté, ¿qué piensas? - Él rubio no sabía que responder por lo que se quedó pensando qué inventar para que pareciese que sí le había puesto un poco de atención, luego recordó un fragmento de lo que había dicho y respondió acertadamente a su pregunta. Siguieron cenando y conversando, ésta vez él rubio prestó atención para no faltarle al respeto.
   Cuando terminaron de cenar, Mike se ofreció a llevar a Nanaba a su casa, pero ésta le sugirió algo diferente: ir a la casa de él. Acatando la orden, la llevó a su morada con el pensamiento de que al menos se distraería un poco más y así no pensaría en el amor de su vida. Al llegar a la puerta de su departamento, Nanaba se le abalanzó besando sus labios hasta hacer chocar sus dientes entre sí; él rubio abrió la puerta haciendo un enorme esfuerzo de entre no caer, no hacer que cayera la otra rubia y poner la llave en el cerrojo para así abrir la puerta; cuando logró hacer todo eso, empujó a la mujer junto a él dentro del departamento, desvió su mirada un segundo al centro de la habitación donde pudo apreciar a Nile sentado en el sofá de la sala junto con Gata a su lado sorprendido al verle tan "íntimo" con la rubia. Mike empujó a Nanaba fuertemente haciendo que ésta cayera en el suelo; él rubio se disculpó por haberla empujado y rápidamente la levantó.

- ¿Qué haces aquí? - Le preguntó al pelinegro que había tornado su rostro serio.

- Vine a darte el libro que me pediste. - Le respondió ¿enojado?, Mike no lo sabía pero no era momento para desifrar su reacción. - Creo que deberías irte. - Se refirió a la rubia quien lo miró de mala manera pero él pelinegro ni siquiera se inmutó.

- Me voy, adiós Mike. - Dijo Nanaba frustrada, tomó el bolso que llevaba y se fue del departamento. Los dos adultos se quedaron ahí entre un silencio incómodo y sin saber que hacer.

- No sabía que tendrías tu cita hoy.

- Ah sí, fue hoy. - Le contestó.

- No creo que te convenga. - Comentó con desagrado.

- ¿Por qué?

- Sólo creo que no te conviene. - Cruzó los brazos alzando la barbilla a un lado con los ojos cerrados.

- ¿Estás celoso? - Sonrió con verdadera felicidad al tener la ilusión de importarle de esa forma; Nile volteó a verle sorprendido para después voltear a ver hacia otro lado de la habitación.

- No es eso, sólo creo que no es la correcta para tí.

- Oh, vamos. Admite que estás celoso. - Comenzó a burlarse del más bajo mientras se acercaba a él, Nile repetía una y otra vez que era mentira pero él otro sólo le incitaba a que "admitiera" que estaba celoso.

- ¡No estoy celoso! - Le reprochó golpeando sus pectorales y Mike comenzaba a carcajearse por lo infantil que se veía él más bajo, siguieron "peleando" hasta que los dos se cansaron de discutir si Nile estaba celoso o no.

- ¿Estás celoso? - Preguntó por última vez, cansado de detener los golpes del otro hacia su persona. Nile se quedó callado unos segundos mirando hacia otro lado, evitando la mirada del más alto.

- Cállate. - Estuvieron un rato sin decirse nada, escuchando cómo revoloteaban las hojas en el exterior, escuchando el canto de las pocas aves que se aventuraban a visitar la ciudad en la noche, cómo ronroneaba Gata mientras dormía en el sofá individual al que se había transportado después de que su dueño se sentara muy cerca de ella, todo era tan calmado y sereno, la noche los invitaba a acostarse entre las nubes y dormir plácidamente entre éstas, siendo acunados por aquellas luces resplandecientes que los observaban y llegaban junto con la anfitriona. En vez de acostarse sobre nubes, Mike optó por acostarse sobre él más bajo, de forma que éste no fuera aplastado por su peso. - No quiero que te lastimen, por eso no quiero que tengas algo con Nanaba. Eres mi mejor amigo, ¿lo sabes, verdad? - Le preguntó él pelinegro, pero el saber que era su mejor amigo lo hacía felíz pues ocupaba un lugar en su corazón, pero también le dolía ya que en contexto, no tendría oportunidad de tener algo más que una amistad junto a él.

- Lo sé, también eres él mío. - Contestó con sinceridad y un poco de dolor por sólo ser "amigos".
   Esa noche habían quedado completamente dormidos en el sofá y no les molestó, a ninguno de los dos; pero antes de llevar a cabo aquella escena, él rubio le susurró al otro queriendo y a la vez no ser escuchado. - Buenas noches, Nile.

- Buenas noches, Mike.







- ¿Qué pasó con Nanaba? - Preguntó la azabache poniendo antención a cada una de sus palabras.

- Le dijo a Marie lo que sucedió, Marie discutió con Nile por haber hecho eso en vez de ir con ella a cenar con su familia y ellos terminaron distanciándose un poco.

- ¿Y cómo lo sabes? - Volvió a preguntar.

- Me lo contó Nile.

- ¿Eso cuándo pasó?

- Después de empezar a vivir juntos.

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora