Distancia

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Como cada fin de semana, desde hace tantos años, se encontraban en el bar de siempre, bebiendo la misma marca de cerveza de siempre; Marie se encontraba con ellos, Mike se encontraba viendo hacia otro lado para no ver a la feliz pareja pues se había decidido dejar que Nile fuera felíz junto a ella y viceversa, ya no intentaría estar en su corazón como lo había hecho desde hace tantos años, mas nunca se esperó aquella bomba.

- ¡Nos vamos a casar! - Exclamaron juntos, Erwin rápidamente los abrazó felicitándolos y él apenas si podía procesar aquello.

- ¿Qué no me vas a felicitar, "perro"? - Se burló él pelinegro, pero él otro recordó aquel día que cenaron en ése restaurante de cuando eran jóvenes.

- ¡Felicidades, "cara de chiva"! - Alzó su botella de cerveza en un ademán de brindis mientras una sonrisa con sorna se extendía entre sus labios; él otro rubio se comenzó a carcajear llamando la atención de las demás personas.

- ¡Es verdad, tienes cara de chiva! - Exclamó, ganándose una mirada asesina.

- Y tú cara de cogida. - Él rubio dejó de reirse y comenzó a mostrar una mueca de fastidio.

- Amor, no seas así con tus amigos. No creo que quieras que se burlen así de nuestros futuros hijos, ¿o sí? - Eso hizo que la sonrisa del rubio cenizo se dicipara y volviera a su postura seria de siempre.
    El resto de la noche, Erwin y Marie hablaron de cómo sería la boda y todos los detalles relacionados a eso; Nile y Mike sólo hablaban lo necesario, no querían estar incluídos en esa conversación. Cuando todos volvían a casa, Mike se armó de valor y llamó al más bajo.

- ¿Qué pasa? - Se acercó a él después de hacer que su futura esposa se fuera al departamento que compartían.

- "¿Qué pasa?", pasa que estoy harto de verte ser feliz con ellas y luego terminarlas o que te terminen como si nada. - Él rubio se mostraba exasperado, como si tuviera un gran peso en cima que no puediera sacarlo.

- Eso no te concierne, sólo somos amigos. - Remarcó en la última palabra, algo que le dolió demasiado.

- Tal vez, pero ya no aguanto verte hacer ésto todo el tiempo. Empiezas una relación con una, las cosas van bien, pero tiempo después o te precipitas o vas muy lento en la relación y eso termina hartándolas y a mí también, ¡ya estoy harto de verte hacerte daño y hacércelo a los demás!, ¡¡¿qué no ves que lo haces?!! - las lágrimas comenzaban a salir de sus ojos, rodando en sus mejillas y haciendo que aquella escena fuera más dramática para los dos - ¡¡¡ya no soporto hacerme daño con el pensamiento de que siempre te veré así o haciendo una familia y eso me destruye aún más!!!!, ¡¡¡¡¿qué no ves que tú eres quien me hace daño?!!!!

- ¡¡Y si te hago daño, ¿por qué sigues a mi lado?!!, ¡¡mejor vete y deja de ser tan dramático por tonterías y déjame en paz!! - Exclamó harto por ver su comportamiento "infantil", pero en realidad le dolía sentir cómo la realidad le golpeaba en la cara, haciendo que dijera algo que jamás hubiera deseado decir ni en un millón de años.

- Bien, te dejaré en paz. - Susurró, fue a casa de prisa sin dejar que él pelinegro dijera algo más. Al entrar a su morada, se dejó deslizar hacia el suelo quedando sentado en el y llamó a la única persona en la que podría confiar ahora.

- "¡Perro"!, ¡que alegría saber de tí!, ¿qué pasa?, ¿para qué necesitas a la genial de Hange?, osea yo. - Exclamó con la misma energía de siempre.

- ¿Sabes el número de Levi?, necesito hablar con él. - Contestó con una voz entrecortada.

- ¿Qué pasa Mike? - Preguntó preocupada por su amigo.

- Nile quiere que lo deje en paz... - Y comenzó a contarle todo hasta ese momento, ella de verdad estaba triste por él, pero furiosa por causa de Nile, aunque dejaría su ira para después; le dió el número de Levi y él rubio le dió las gracias para después despedirse, colgar y luego llamar al azabache.

- ¿Quién eres y cómo carajos tienes mi número? - Contestó una voz amargada del otro lado.

- ¡Levi, no seas grosero! - Otra voz un poco más suave y de un hombre joven se escuchó para después escuchar un chasquido.

- ¿Levi?, soy Mike - se presentó -, necesito un favor.

- Hola Mike, ¿qué es lo que necesitas? - Le habló un poco más calmado.

- ¿Sabes si tu prima pueda atenderme? - Le preguntó por Mikasa, la psicóloga que siempre lograba ayudar a sus queridos pacientes.

- ¿Es por lo que pasó con Nile? - Él rubio se sorprendió por la persona mencionada.

- ¿Cómo lo..? - Iba a formular su pregunta, pero éste fue interrumpido.

- La cuatro ojos me dijo, además de que escuche de lo que hablaron recién. Por cierto, ella está aquí. - Un "hola" de la castaña se logró escuchar por el parlante y él rubio le respondió de la misma forma. - Oye, lamento que las cosas se estén saliendo de control, pero lo vas a superar, ya lo verás. Ustedes son los dos mejores amigos más unidos que conozco; pero si quieres que la mocosa te atienda y escuche, entonces pide dos horas de sesión seguidas; ella por lo general se aburre con eso, pero estoy seguro que se entetendrá con tu historia.

- Gracias.

- No hay de qué. Adiós. - Antes de que él azabache colgara, se escuchó otra vez la voz de ese hombre, llamaba a los presentes que estaban ahí a que fueran a cenar.
    Mike comenzó a ver hacia la nada, dejando caer su mano con el teléfono en el suelo. Durante varias horas estuvo haciendo lo mismo mientras lloraba; su teléfono había quedado saturado de tantas llamadas perdidas de Nile, pero éste jamás fue a su departamento.




- Y eso nos lleva a ahora. - Contestó mientras reposaba su espalda en el sofá del consultorio.

- Vaya, Levi me conoce bien. - Estiró su espalda pues en todo momento se había quedado apoyándose en una de sus manos y sus piernas.

- Claro que sí, son primos.

- Sí... En fin, usted tiene graves problemas de dependencia, es decir, usted haría lo que fuera para tenerlo a su lado, no le importaría nada. Hasta moriría por él... - Él rubio bajó la cabeza sintiendo las palabras de la doctora fuertemente. - Aunque... - Él volvió a alzar la cabeza esperando las palabras que saldrían de la boca de la azabache. - Él haría lo mismo por usted. Nadie sin sentimientos por la otra persona sale a cenar con alguien como ustedes lo hicieron, o se consuelan de la misma forma; tampoco deja de lado a su novia para ir a ver a otra persona y mucho menos piensa en otra persona antes que su novia. Así que creo que debería de ser honesto con él y decirle la verdad, sobre sus sentimientos y por fin saber si es correspondido o no. - Él no podría estar más felíz de lo que escuchaba, aunque fuera sólo una suposición, eso era suficiente para él en esos momentos. Estaba listo. Un mensaje del pelinegro lo sacó de sus pensamientos, él estaba en su casa. Agradeció a la doctora y salió de ahí a prisa, corrió por las calles con una euforia enorme, pensando en lo que le diría al otro. Llegó a su departamento, abrió la puerta nerviosamente y cuando vió quién estaba ahí, se sintió felíz.

- Buenas noches, Nile. - Le saludó.

- Buenas noches, Mike. 

Amor PlatónicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora