Capitulo 9: Segunda batalla

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— Hey, ¿cómo te sientes?

Anabel miro a Adrián con desgano y débil respondió.

— Porque me has traído

— Porque te amo, porque no voy a permitir que te mueras por un gilipollas que no te merece.

Anabel apretó los dientes y cerrando los ojos apenas pudiendo hablar argumentó.

— ¿Crees que me quiero morir por Sebastián? No..., el es solo otro fracaso más en mi vida. Quiero morirme para dejar de sentir dolor. Quiero dejar de vivir porque simplemente mi vida no tiene sentido. Nada logra hacerme feliz. Quiero morirme porque en este mundo no hay espacio para mi e Isabella. O se muere ella o me muero yo.

— Anabel, creo que estás siendo algo extremista.

Chistando con sarcasmo respondió.

— Claro..., tu no eres el que ha crecido toda la vida sin padres, sintiendo el desprecio de todos y de todo. No eres tú quien tiene una vida de mierda y para completar, una maldita infeliz con millones se ha ensañado contigo a joderte la vida. No, no eres tú.

Adrián sentándose al lado de ella la miró con algo de compasión y al mismo tiempo indigno. Suspiró profundamente y mirándola fijamente le replicó.

— Quizá pienses que tu vida es una mierda, quizá lo sea. Pero nuestra vida es un reflejo de las decisiones que tomamos.

— Y yo decidí que ser huérfana..., no te jode.

— Sabes, mi vida también se podría decir que ha sido una mierda. Hace poco más de veinte años atrás cometí el peor error y a la misma vez el mejor error de mi vida. Conocí a una mujer de la que al sol de hoy sigo enamorado como un demente. Yo era muy poco para ella y ella mucho para mi. Mi error fue mirar muy alto; ella también se enamoró de mi. Tanto que no concebimos la vida el uno sin el otro. Pero su familia considero que yo era una mierda, asi como te consideras tú. Se encargaron de difamarme, e inventar delitos en mi contra y termine en prisión. Si lo ves de la misma forma que ves tus pesares, estamos igual. Pase años en una cárcel injustamente, y todo por haberme enamorado de un imposible. Salgo de la cárcel y la vida parece sorprenderme de manera positiva con dinero y buena posición pero sabes, mi vida seguía siendo una mierda. Me dolía no haber vuelto a saber de esa mujer que tanto ame. Ya cuando había perdido las esperanzas de encontrarla, apareció casada, enamorada de otro hombre.  Mas mierda no me pude haber sentido,  no tienes idea de como me dolió verla en brazos de otro hombre tan enamorada, tan feliz. No pude evitar sentir celos, dolor y rabia. Porque ese debí haber sido yo. La vida me había arrebatado la oportunidad de ser feliz junto a ella. Pero no solo había descubierto que ella había realizado nuevamente su vida, también que había tenido una hija mía que no sabía  de ella prácticamente desde que nació. ¿Podrian haber mas desgracias? Pues si, toda mi desgracia no ha sido solo por casualidades de la vida, han sido causadas por una mujer que se obsesiono conmigo al punto de crear un caos en nuestras vidas. No tengo idea de como hacer para quitarme esa mujer de encima. También soy un cobarde, el peor de todos.

— ¿Por qué?

— Porque he encontrado a mi hija y no soy capaz de decirle quien soy.

Anabel curvó la comisura

— ¿Por que no se lo dices?

— Porque al hacerlo, ella sacaría conclusiones..., también sabría quién es su madre y eso si seria una catastrofe.

— Ya vale pero y ¿quién es esa mujer?

— Algun dia te lo diré y espero que ese día en ese corazón que llevas dentro, ya no haya tanto rencor. Ahora quiero que me prometas una cosa

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