Ash entro a la casa con la cabeza gacha, los puños apretados y los hombros tensos.
Shorter se acerco con tiento, sabía que no era un buen momento para decir te lo dije, sin embargo era la frase que bailaba en la punta de su lengua.
En el piso de arriba Alex, Bonnes y Kong estaban siendo atendidos, pero eso no les impedía demandar la cabeza de Arthur como compensación a la vida de Skip. Aunque en realidad la comadreja ni con su vida podría resarcir el daño. Skip era su hermanito menor, un rayo de luz en sus vidas llenas de sangre y oscuridad.
Todo eso y mucho más lo sabía Ash, por eso se juró que lo haría pagar. Otro asunto era Eiji. En ese momento estaba claro que no podía hacerse cargo del Jersey Wooly, que se había equivocado al llevarlo con èl.
Miro su teléfono por largo rato antes de decidirse a llamar, porque una vez hecho no habría marcha atrás.
—¿Qué sucede Ash? —pregunto Yut-Lung al otro lado de la línea.
—Se han llevado a Eiji —confesó pesaroso. —Y no se... Arthur...
Un suspiro se escuchó al otro lado del aparato.
—Creo saber a donde lo llevaron, si te das prisa...
—Yut, no puedo quedármelo —dijo en apenas un aliento. —En verdad... yo...
—No puedes decirme eso Aslan —grito el galeno. Ash estaba seguro que de tenerlo enfrente el medico ya lo estaría sujetando de la ropa. —Me escuchaste. Maldición, no puedes abandonarlo cuando Eiji ya huele a ti.
—¡¿Qué?!
—Pensé que te lo había dicho Shorter. La ultima vez que fui a tu casa Eiji ya había perdido su aroma. Eiji es tuyo ahora.
—No eso no puede... nosotros no hemos... tú sabes.
—Ash, para ser tan inteligente, piensas como adolescente hormonal. No necesitas tener relaciones sexuales con Eiji para cederle tu aroma. Basta con que Eiji te reconozca como su pareja.
—Entonces...
—Si lo dejas, el Jersey Wooly morirá de tristeza.
—Dime ¿en dónde lo tienen? —demandó sin poder evitar que una sonrisa se dibujara en sus labios al saber que Eiji lo había elegido a él.
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.
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Shorter tomó nota de la enorme cantidad de armas que Ash llevaba encima.
—Esto que piensas hacer es suicidio.
Ash pareció no escucharlo, o al menos no mostro signo de hacerlo.
—Ash. Se que...
—No, tu no sabes nada. ¿Por qué no me dijiste que Eiji había perdido su aroma?
—¿Qué?
—No te hagas el tonto. Yut-Lung me lo acaba de decir. Quizás yo no pude percibirlo, pero... ¿Por qué no me lo dijiste? —reprochó Ash con los ojos fieros.
—Y que querías que hiciera. Dejarte jugar a Romeo para que vivieras en tu utopía por un pequeño lapso, y ¿luego qué? —respondió alterado Shorter. —¿Y luego qué Ash? Sin saber lo de tu emparejamiento con ese conejo mira como terminaron las cosas. Tu, nosotros no podemos tener ese tipo de distractores. Nunca vamos a ser hombres de familia, esposos o padres, porque eso representaría darles armas con que herirnos a nuestros enemigos. Los conviertes en un blanco. O acaso ya olvidaste lo que paso con Griffin y Max.
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Instinto
Science FictionEl milagro del amor humano, es que, sobre un instinto muy simple, el deseo, se construyen edificios de los más complejos a los más delicados sentimientos. Frase de André Maurois