Yut-Lung Lee cruzo la pierna derecha sobre la otra con elegancia innata, recargo su espalda contra el respaldo del sofá y dejo salir un resoplido fastidiado que hizo volar su flequillo de manera graciosa.
Ash debía admitir que el chino tenía un encanto devastador, y que si no lo conociera podría catalogarlo de frágil, pero lo conocía y por lo tanto sabía que debajo de esa grácil figura de andrógina apariencia se escondía un reptil letal. Una serpiente con instinto asesino que a la primera oportunidad se abalanzaría contra el enemigo.
El hermoso cabello largo atado en una coleta fue colocado delicadamente sobre su hombro derecho, al tiempo en que sus dedos jugaban a enrollarlo mientras esperaba.
La estantería dentro del despacho en la misión albergaba una cantidad basta de libros y títulos, un escritorio de caoba tallado sobre el que descansaban un sin muero de papeles que Yut-Lung estaba seguro trataban de asuntos ilegales. Después de todo, hacía tres años que Ash había matado a Dino Golzine y tomado sus negocios como propios.
El oso polar que habitaba en el interior de narcotraficante y proxeneta se había encandilado tanto con el lince dentro de Ash que nunca vio o imagino la traición que se cocinaba justo debajo de sus narices. Y el precio a pagar por su tan estúpido error fue la vida y legado.
Y para ser sinceros, no se arrepentía de haber ayudado al Lynx a deshacerse de él, pues medio año más tarde sus hermanos habían caído uno por uno debido, en parte, a que el rubio se hizo de vista gorda y se mantuvo al margen. Yut-Lung no necesitaba de nadie para acabar con esos incestuosos pedófilos. Bastaba con que la influencia del Clan de Golzine no interfiriera.
Cuando Yut-Lung estuvo a la cabeza del Clan Lee lo primero que hizo fue fragmentarlo. Destruirlo. Demoler hasta que no quedara nada de todo aquello que condeno a su inocente y joven madre a una vida de tortura y cautiverio.
Porque Yut-Lung era auto suficiente. Así lo demostró.
Sin embargo un día conoció a un ser que le recordaba a su madre. Una mujer cuya mirada era el epitome de la ternura. Sakura Okumura era como un copo de nieve, hermosa, gentil pero tan etérea que al mínimo contacto desaparecería. Y lo hizo... se fue dejando a...
La puerta del despacho se abrió dejando pasar a un eufórico Eiji que corrió a los brazos de Yut-Lung como si fuera un espejismo que se esfumaría si él no se apresuraba a sujetarlo, luego restregó su mejilla contra el galeno con una satisfacción que de ser gato lo haría ronronear.
—Te he extrañado tanto —dijo Eiji con los ojos brillantes haciendo sentir un leve pinchazo de celos a Ash que contemplaba la interacción entre ambos. —Porque no habías venido antes —reprocho el pelinegro con un puchero tierno al tiempo en que dejaba asomar en su cabeza sus esponjosas orejas con toda la intensión de ser acariciado.
—He estado ocupado —respondió escuetamente Yut-Lung complaciendo la conejo al pasear sus manos por su cabeza.
Un silencio cómodo le sigue, Eiji sonríe con una tranquilidad que estruja el corazón de Ash porque nunca lo ha hecho de ese modo estando a su lado, logrando que un gruñido nazca desde lo profundo de su garganta.
Yut-Lung apenas lo escucha y tuerce la boca en una sonrisa chueca que molesta a Ash.
—Eiji, podrías prepararme té y algún dulce —solicita el médico y Eiji mueve la naricita con entusiasmo antes de salir felizmente a cumplir con la petición.
—Si tanto les gusta estar juntos ¿Por qué me lo has dado a mí? —pregunta Ash intentando que su tono de voz suene burlón y no delate los celos homicidas que pujan por dispararse contra el oriental y arrancarle el cabello de raíz.
—¿Acaso eso que detecto son celos? —se burla Yut-Lung, si fuera otra persona hubiera caído en la imagen de desinterés que muestra el rubio, pero ellos están más allá de eso y puede ver en su mirada jade la ira ir ganando terreno.
—¿A qué has venido Yut? —taja Ash sin querer seguirle la corriente.
—Solo quería ver si estabas tomando en cuenta mis indicaciones. Después de todo es responsabilidad mía el Jersey Wooly.
Ash afila la mirada antes de responder. —Era tuya. Ahora Eiji me pertenece —afirmo de la manera que lo haría con cualquier persona que quisiera despojarlo de sus pertenecías.
—No hables de él como si fuera un objeto, porque...
—Pues me lo cediste con la facilidad con la que regalas un objeto...
—Lo hice por su bien
—Eso no te crees ni tú. Lo sabes ¿no? Solo estoy esperando a que tenga confianza y luego... el solo brincara a mi cama y a mi plato.
Yut-Lung palideció ante su afirmación, más que eso parecía como si... Ash inhalo profundo y contuvo el aliento. No podía ser que tuviera tan mala suerte para haber dicho eso justo cuando...
—Lamento decepcionarte, pero no voy a hacer ninguna de las dos cosas —aseguro Eiji estrellando el pedazo de tarta que traía en la cara de Ash con tanta fuerza que prácticamente lo aplasto contra el respaldo del sofá en donde estaba sentado.
—Eiji —llamo Ash al verlo salir molesto y dando un portazo.
Yut-Lung resoplo —Mejor ve a contentarlo.
Ash gruño en protesta, aun así salió corriendo de la estancia en busca del conejo.
—A conejo ido, consejo venido... —murmuro Yut con desgana.
—Pues dudo que Lynx escuche aun después de eso —comento Shorter con malicia entrando a la estancia. —¿Cómo has estado?
—Lo preguntas por nuestra última pelea, o por la estupidez que hiciste después —se mofo Yut-Lung.
—Serás...
—Siéntate Shorter, necesito contarte algo...
¿Fin?
N. A.
Un capitulo corto, pero hecho con toda la intención de demostrarles lo agradecido que estoy por su preferencia.
A DannaPalominoCuri: un saludo y mil gracias por sus palabras.
A User83601531: es grito de fanboy o fangrirl?
Boy-electro: Yo le agradezco más su tiempo, después de todo... el tiempo es un trozo de nuestras vida, y la vida lo más valioso que poseemos.
Quedo de vos
Atentamente Taylor Espurious.

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Instinto
Science FictionEl milagro del amor humano, es que, sobre un instinto muy simple, el deseo, se construyen edificios de los más complejos a los más delicados sentimientos. Frase de André Maurois