Errores

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Eiji no acostumbra a dormir en su forma animal, sin embargo, a últimas fechas era una vista recurrente, porque Ash insiste en sostenerlo durante la noche como un peluche que acuna justo en el hueco que hacen sus piernas y pecho cuando se coloca en forma semi-fetal.

Con su pelaje y el calor que Ash despide, Eiji siente que se ahoga. Así que apenas juzga que Ash está completamente dormido eleva la cabeza para respirar aire y luego se retuerce hasta zafarse del agarre lince. Mueve la nariz de arriba abajo mientras sus grandes y redondos ojos contemplan dormir al rubio.

Ash es tan bello cuando está tranquilo, y siente que se le desborda el amor de saberse el único con el privilegio de observarlo de esa manera.

De un salto baja de la cama, ni siquiera hace ruido pues su peso es amortiguado por la alfombra, corre aprisa y se mete detrás del sofá del fondo. Y entonces como cada noche desde que llego, empieza a trabajar.

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Ash despierta tarde, son las 11: 45 de la mañana cuando Skip entra al cuarto gritando que no debe perderse el almuerzo. El lince gruñe desde la cama indicándole al niño con la mano que lo ha escuchado para que deje de hacer tanta alharaca y que salga de su habitación.

Se estira como cualquier felino, bosteza y luego su mano recorre los alrededores en busca de una pequeña bola de pelos. Se pone en pie de un salto y lo busca con la mirada por toda la habitación al no encontrarlo a su lado.

—Eiji —llama con demasiada emoción en la voz. De hecho, si no fuera porque es Ash Lynx juraría que le tiembla.

Una suave patita se coloca sobre su pie desnudo, Ash con un suspiro se inclina y toma al conejo para sacarlo de debajo de la cama, levarlo hasta estar frente a frente y deposita un fugaz beso sobre la nariz del roedor.

—Oni-chan, no vuelvas a dejarme solo en la cama, escuchaste —replica Ash inflando los mofletes de forma adorable. —Y ahora, si no quieres que te dé de comer alfalfa es mejor que cambies de forma.

Eiji se atusa con las patitas delanteras, esta mosqueado porque es Ash quien insiste en que duerma convertido en conejo, y ahora resulta que lo reprende por mantener en esa forma.

Cinco minutos después todos están en la mesa. Shorter juega con una navaja mientras Sing lo reprende con la mirada por sus malos modales, Skip cuenta una anécdota chistosa para hacer reír a Kong, Bones y Alex, y a cualquiera lo suficientemente cerca para escuchar.

Eiji se mantiene tranquilo mientras su vista esta puesta en la ventana que da al jardín. Hace varios días que no ha salido y comienza a sentirse un poco encerrado. Cuando vivía con Yut-Lung tenía permitido pasar casi la mayor parte de su tiempo al aire libre. Siendo un animal tan pequeño le era fácil mantenerse oculto entre la espesa maleza que circundaba los jardines de la mansión Lee. Además de que casi siempre estaba solo.

Actualmente sus sensibles oídos eran constantemente atacados por innumerables y estruendosos sonidos. Las carcajadas escandalosas, las prácticas de tiro, alguna que otra discusión y el murmullo de fondo de las conversaciones diarias por nombrar algunos. Además de que Ash prácticamente lo mantenía a su lado las 24 horas del día. No es que le desagradara pasar tiempo con él, es sólo que extrañaba su privacidad, el silencio... la tranquilidad.

—Eiji —llamo Ash al notar su mirada anhelante.

Eiji giró la cabeza para poner atención.

—¿Sucede algo? —preguntó Ash, aun cuando ya iba imaginándose la respuesta.

—No. Nada.

InstintoWhere stories live. Discover now