Shorter chasquea los labios a disgusto. Yut-Lung hace tiempo que se ha ido y el idiota de Ash no aparecía por ningún lado. Mastica un par de maldiciones antes de escupirlas cual veneno mientras recorre la casa de cabo a rabo, está alcanzando su límite, tiene los nervios de punta y el estúpido de Ash sigue sin dar señales de vida. ¿En dónde demonios se abra metido?
Skip aparece dentro de su rango de visión acompañado de Sing, ambos le dirigen una mirada preocupada, pero sin atreverse a vocalizarla, porque lo conocen demasiado bien y saben que no les conviene tentar su suerte cuando está enojado.
—¿Han visto a Ash? —pregunta Shorter y su mirada debe ser casi fiera, porque ambos chicos se encogen de hombros niegan con la cabeza y corren despavoridos. —Maldición —gruñe porque acaba de darse cuenta de que si no les hubiera tirado esa mirada de loco psicópata podría haberlos mandado a buscar al rubio.
Pero supone que esta bien, puede rumiar todas las ideas que Yut-Lung le dejado rondando mientras busca. Ha dicho muchas cosas raras y sin sentido que Shorter prefiere olvidar por el momento, quizás en un futuro le encuentre sentido, pero por ahora... bueno es mejor no devanarse los pocos sesos que le funcionan.
Además por ahora, le preocupa más el hecho de que Ash parece estarse encariñando con un BOCADILLO. Porque no es tonto, y si al principio no pudo identificar el delicioso aroma que emanaba Eiji, con un poco más de interacción le quedo claro lo que era, a que casta pertenecía.
De sólo pensarlo Shorter saliva, los Jersey Wooly son conocidos por tener la carne más suave y jugosa de todos. Un conejo asado en ese momento suena como el mejor banquete de su vida. Niega con la cabeza, Ash no va a dejar que se le acerque, menos aun si llega a sospechar de la parrillada en la que el platillo principal es Eiji.
Sale de la casa, escudriña el cobertizo, el garaje, y el patio. Nada. La piscina y hasta el invernadero pasan por revisión. Ya solo le queda la parte posterior de la casa, esa que colinda con un pequeño espacio boscoso y a la que Ash nunca se acerca porque es demasiado húmedo y frio.
Camina por un costado de la casa para cortar camino y...
—¿Quieres quedarte quieto por un momento por favor? —solicita Ash con voz cansada.
Shorter no puede creerlo, ¿de verada esa es la voz del lince que tiene temblando muchos de los jefes de la mafia del bajo mundo? Suena casi lastimera.
Apresura el paso y apenas doblar la esquina puede ver al rubio. Ash tiene una postura casi derrotada, esta sentado contra el muro, sus piernas presionan sobre su pecho mientras sus brazos las rodean haciendo de almohada para su cabeza.
Hacia mucho que no lo veía tan afligido.
Es como ver de nuevo el niño pequeño que una vez fue, un pequeño gatito a merced de depredadores voraces sin piedad. Y teme lo que ese cambio pueda significar. Porque Ash no suele deprimirse, cuanto menos demostrar debilidad.
Es sarcástico y mordaz, con la lengua tan o más afilada que la de Yut-Lung y eso es decir demasiado considerando que el sujeto es una víbora.
Shorter se acerca a paso cauteloso, lo que menos quiere es sorpréndelo y llevarse alguna herida cuando intente defenderse del peligro inexistente. Eleva la mano y su boca se abre, no emite ningún sonido porque Ash sin levantar la cabeza toma la delantera y Shorter solo puede permanecer ahí mirando.
—No puedes quedarte aquí para siempre —dice el rubio casi en un murmullo. —Se que lo que dije no estuvo bien... pero CON UN DEMONIO ya te pedí disculpas.
A esa pequeña rabieta le sigue un silencio.
—Si tu me perdonas prometo... prometo compararte esa cosa horrenda que tanto te gusta... como se llama pato, lato... natto. Eso natto. Te comprare todo el natto que desees.
Otro largo silencio.
—Está bien, si así lo quieres, que así sea, quédate. No voy a rogarte más y espero que el pasto y las raíces sean deliciosas porque es lo que comerás el resto de tú vida.
Ash se levanta haciendo aspavientos y pisando fuerte, ni siquiera tiene el humor para grítale a Shorter por estarlo espiando, simplemente pasa de largo.
No puede con su curiosidad, se acerca al lugar en donde hasta hace poco Ash estaba sentado y busca con la vista una pista de porque su amigo hablaba solo. Pero por más que rebusca por el terreno no encuentra nada parte de un diminuto agujero en el suelo junto a una piedra grande.
Suspira derrotado y entra a la casa. Ha olvidado hasta que estaba buscando a su amigo, solo quiere darle alcance y cerciorarse de que se encuentra bien.
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****
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Son las dos de la madrugada cuando Shorter se levanta de un salto, toma su arma y se pega a la pared, abre la puerta suavemente y entonces intenta enfocar lo mejor que puede en la oscuridad. Ha escuchado pasos, pero no ve a nadie. Tuerce la boca y se escurre sigiloso al pasillo. Un trueno se escucha a la lejanía y el trueno que le sigue ilumina la casa, es hasta ese momento en que nota la tromba que cae afuera.
Una tabla cruje y Shorter apunta el cañón de la pistola en esa dirección. Entonces gruñe molesto al reconocer quien baja de manera tan descuidada las escaleras envuelto solamente en una sábana blanca.
—Es un imbécil ¿a dónde va con esta tormenta? —dice para luego bajar a toda carrera tras Ash.
No tarda mucho en darle alcance, aunque claramente no esperaba encontrarlo parado en el mismo lugar de hace unas horas mientras deja que la lluvia lo empape hasta los huesos.
—Por favor... por favor...
Shorter está asustado, de verdad aterrado ante lo desolado y triste que se muestra Ash. Sus ojos parecen apunto de llorar y ciertamente eso canta mucho de su estado tomando encuentra que la lluvia debería poder disimular las lagrimas que caer de sus ojos verdes.
—Eiji —murmura con pena al tiempo en que se acuclilla.
Shorter da un paso al frente, listo para tomar del brazo a su amigo y arrastrarlo de ser necesario dentro de la casa, pero se detiene al ver aparecer junto a la roca un par de orejas peludas. Unos segundos mas tarde un pequeño animalito mueve la naricita de forma graciosa. Todo su pelaje luce sucio y mojado.
—Lo siento —vuelve a repetir Ash con sinceridad extendiendo la mano. No tocara al Jersey Wooly a menos que obtenga primero su beneplácito.
El animalito da un par de saltos y restriega su cabecita contra la palma de Ash. Y solo entonces Aslan toma al roedor, lo acurruca contra su pecho para envolverlo y darle calor.
Eiji acaricia con el morro el cuello del rubio y sus pequeñas y lodosas patas dejan huella sobre la camiseta blanca.
—Todo está bien ahora. Vamos dentro —dice Ash caminando de regreso.
Shorter parpadea, no logra articular palabra, solo aprieta las manos en puños y se muerde la lengua. Esta feliz por ver que su amigo ha encontrado una persona por la cual vivir, pero teme que esa persona sea... débil.
Y un punto débil puede significar la muerte de su mejor amigo, de Ash Lynx.
¿fin?
N. A.
Una sincera disculpa por la tardanza, y mi agradecimiento más profundo para quienes leen esta historia. Me siento muy feliz de saber que este escrito a logrado arrapar sus atención y es merecedor de su tiempo.
Atentamente su amigo incondicional Taylor Espurious.
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Instinto
Science FictionEl milagro del amor humano, es que, sobre un instinto muy simple, el deseo, se construyen edificios de los más complejos a los más delicados sentimientos. Frase de André Maurois