15.

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S e r e n d i p i a.

—Luna, que lindo nombre —dijo sonriendo— mola, y mola bastante, ¿por eso tu tatuaje de una Luna?

—sí, la luna soy yo y las estrellas mis padres, mi mamá se llama Estrella. —respondí.

se recostó a mí y nos quedamos ahí dormidos en espera de que Manel despertara.

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abrí mis ojos, tenía un dolor de cuello asqueroso, Ginés estaba dormido aún, dirigí mi vista hacia la camilla y me encontré a un Manel despierto y sonriendo.

—¡Manel, chaval ya has despertado! —grité, me levanté del pequeño sillón en el que estábamos, haciendo que Ginés caiga sobre el, me acerqué a Manel y le di un abrazo, dios qué blanda me estoy volviendo— ¿hace cuánto despertaste, tío?

—hace unos minutos, pero es se veían demasiado tiernos, no podía despertarlos —dijo sonriendo— gracias por preocuparte.

—pero como no me voy a preocupar chaval, si eres de las pocas personas con las que no me nace ser una hija de puta.

—¿debería sentirme halagado? —dijo riendo.

—deberías. —respondí.

—¿qué ha pasao'? —escuché la voz adormilada de Ginés— Seren, tía, me dejaste caer sobre el sofá. —decía rascando su ojo.

—que ya he despertado. —habló Manel, como si de alguna bebida energética se tratase, Ginés al escuchar la voz de su mejor amigo se levantó rápidamente del sofá y se tiró sobre Manel.

—tío, me tenías preocupado, tienes prohibido volver a consumir cualquier sustancia ilícita. —decía mientras lo abrazaba.

—creeme que ganas no tengo de todas formas. —respondió.

la puerta de la habitación se abrió, entró el doctor acompañado de una mujer bien vestida, de porte elegante.

—Manel hijo, que suerte que estés bien hijo —decía, aunque no creí un gramo de su preocupación fingida, sin embargo la cara de felicidad de Manel, al ver que madre se "preocupaba" me prohibía hacer algún comentario.

—si su hijo se compromete a seguir el tratamiento puede irse hoy mismo. —hablaba el doctor y Manel asintió.

—mamá te quiero presentar a mi amiga, su nombre es Serendipia —decía Manel, yo sonreí por cortesía, la verdad es que su madre no me transmitía nada bueno. La señora me vio de pies a cabeza.

—un gusto, me llamo Mirta —dijo sonriendo falsamente al igual que yo— ¿es novia tuya, Ginés? —Ginés me miró asustado.

—no, nosotros somos amigos —respondí.

—ah, mejor —dijo, y yo me contuve para no soltar ningún comentario.

salimos de la habitación y nos sentamos afuera a esperar a que Manel saliera.

—Ginés, yo ya me voy, no es muy seguro para mí salir de día y la verdad es que la mamá de Manel y yo no conectamos mucho. —dije mientras me levantaba.

—¿podremos vernos hoy? —preguntó mientras tomaba mi mano y me veía con una sonrisa.

—está bien, dime la dirección de tu casa y ahí estaré. —dije sonriendo, él me dijo su dirección.

llegué a casa y me di una ducha, me acosté en mi cama, me puse a pensar en si realmente hice bien al ser tan abierta con Ginés, nunca he tenido algo similar a un amigo, se podría decir que Belén, sin embargo ella no se acercaba a la confianza que él me transmitía, me gustaba estar con él, me gustaba como me hace sentir más allá de lo físico, pero aunque me hace sentir bien y querida de cierta forma, me asusta.

me asusta, porque sé que ahora él es un blanco para mis enemigos, que siendo tan bueno quizá un día tenga que pagar algo y tristemente su vida sea el precio, me asusta porque al final es inocente y lo último que necesita es enrollarse con alguien como yo que solo le dará problemas, pero a pesar de todo esto mis ganas de alejarme de él son nulas, me asusta lo que me hace sentir, pero no quiero dejar de sentirlo.

hell ; walls.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora