Only Then

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JungKook

Las verdades nos desgastan, nos hacen tanto daño como ser conscientes de la mentira. El niño que veo con mis ojos se parece a algo que nunca podría haber soñado. Es pequeño, su mano entra en la mía y se oculta por completo. Cuando está molesto y no quiere un abrazo, él posa esa diminuta mano en mi pecho, justo sobre el corazón, y me da la sensación de que se conecta con mi interior.

Es tan terco como Jimin. No le gusta que le toquen el cabello ni cortárselo, en ese sentido es como yo. Tiene una manía rara con el color amarillo, cada cosilla de ese color hace que le brillen los ojos y quiera conseguirla a toda costa. Incluso esa pequeña flor creciendo en la acera, o el mismísimo sol.

Tiene el mismo lunar que compartimos con Jimin, justo en el costado de su mano. Adoro como huele, es una mezcla entre jabón para bebés y el aroma natural de algo que ha nacido a partir de nosotros, de Jimin y de mí.

–¿Crees que me perdonará?– pregunto recostado en mi cama. Mantengo el móvil contra la oreja y pienso en lo mucho que quisiera tenerlos conmigo. Aquí y ahora.

Él te quiere. Pero no está acostumbrado a que seamos tres– Jimin suelta un largo suspiro que caliente mi oído. Entonces susurra–, tampoco yo lo estoy. Es cuestión de tiempo.

–Tengo miedo– confieso. Y mantengo los ojos fuertemente cerrados hasta que destellos luminosos se presentan entre la oscuridad.

¿Quieres hablar de ello hoy?– hay terror en su pregunta. Estoy seguro de que está pidiéndome a gritos silenciosos que no lo haga todavía, aunque creo que lo mejor es terminar con la mentira de una vez por todas– ¿Jungkook?

Me levanto de la cama y encuentro mi camisa en el suelo.

–Sigo aquí– murmuro, mientras lucho por vestirme sin dejar de oír la voz de Jimin–. Lo siento, debo ir a cenar con Jennie y un comprador.

–Oh... Suerte con eso.

La voz de Jimin siempre ha sido dulce, pero últimamente baja una octava cada vez que hablamos por teléfono, lo cual es desquiciante porque solo puedo imaginármelo hablándome de esa forma mientras estamos en la misma cama.

–No te pongas celoso– retruco con una sonrisa torcida, de esas que le sacan de quicio. Peino me cabello con dedos fríos y me abrigo el cuello temeroso del cruel invierno. Entonces le oigo susurrar alguna maldición y me le imagino sonrojado–. Tranquilo Hyung, solo te pertenezco a ti.

Recibo un largo silencio, luego hay un chillido que me vuelve feliz.

–Eso fue cursi como el infierno– me dice, pero reconozco una sonrisa en su voz.

Sonrío por inercia ante la dulce imagen que se desliza en mi mente. Guardo la tarjeta magnética que abre la habitación en donde me hospedo y camino por el pasillo del hotel, solo tengo que aguantar una aburrida cena con algún magnate que me dará unos cuantos billetes verdes. Luego podré ir hacia Jimin y tener las manos de mi cachorro entre las mías, otra vez.

–¿Vendrás hoy?— la dulce voz de Jimin atraviesa el auricular hasta llegar a mi oído.

–¿Puedes hacerme algo casero? Estoy cansado de la comida insípida.

Creo que está haciendo un mohín, de seguro lo está haciendo.

–No soy bueno en la cocina, pero puedo hacerte galletitas.

–Eso me gusta. Definitivamente iré.

____________

He estado preocupado estos días. No solo por el hecho de que haya marcado a un omega el cual no me quiso ver hasta que rogué por ello. Ahora también estoy esperando con desespero que el cachorro me perdone, y pueda aceptarme una vez que Jimin esté de acuerdo en decirle la verdad. Pero existe otra cosa, y no tiene nada que ver con la muchacha de alta cuna hablando con ese señor de frondoso bigote y perfecto inglés.

ANIMALS ~ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora