XI

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"Maldito sea el día en que los hijos aman a sus abuelos"

Wooyoung pasó una pésima noche. Estar duro durante todas las horas no era específicamente algo grato.

Mientras San estaba desayunando y hablando con su padre completamente descansado, Wooyoung estaba casi enojado. Estaba duro aún, estaba cansado, estaba frustrado... esa palabra de la grabaría en su cabeza.

—¿De verdad quiere?— la voz de San sonaba entre divertida y sorprendida. — Bueno, definitivamente si tienes tiempo... no quiero que Hwasa sea de niñera en su trabajo... Papá si tú...

Wooyoung gruñó y se quedó viéndolo como tomaba el jugo de naranja de su desayuno y elevó una ceja.

—Está bien, ok. Lo acepto. Solo hoy, soy hoy y mañana lo iremos a buscar.

Wooyoung bebió su café y lo miró algo cansino.

—Bien, cuídate papá, llama si sucede algo.

Cuando San cortó, suspiró y bajó la mano con el celular pantalla abajo.

—¿Adivina qué?

—¿Qué?— Wooyoung estaba al borde de responderle mal.

Es mañana, cuando San lo liberó de las esposas, Wooyoung quiso ir al baño para liberarse de la frustrante y maldita carga dolorosa entre sus piernas... ¿Resultado? San lo encontró y le advirtió que si se corría por tocarse, el castigo sería peor.

Así que estaba duro, al borde de todas las sensaciones, a punto de responderle mal a su marido y queriendo lanzarle con la bandeja de pan que tenía en medio de los dos por la cabeza.

—Es sobre SeungMin, quiere quedarse con Minjae por hoy, el día entero.

—¿Y lo vas a dejar?

—Sí. — cuando el modelo abrió su boca para criticar su decisión, el CEO levantó su mano. — Estaba pensando que SeungMin necesita una distracción y nosotros necesitamos nuestro tiempo que no hemos tenido juntos hace un par de muchos meses.

—¿Nuestro tiempo íntimo? ¡Tú puedes masturbarte y liberarte cuantas veces quieras, mientras que yo soy un joven hombre que ni con su mano se puede correr!

—Suenas frustrado. — habló suave y bebió su taza de café.

—¡Iugh!— gruñó Wooyoung, levantándose. — ¡Eres un maldito, insensible con tu propio esposo!— gritó Woo, levantándose y saliendo hacia afuera.

La piscina estaba tapada, Woo se sentó en el borde y se lamió los labios.

—Mi amor... — habló San detrás de él. — Seamos... ah... seamos un ¿Matrimonio feliz?

—Estoy enfadado, largo.

Sintió los brazos de su marido envolverlo suavemente. Su boca besó su hombro y subió por su cuello.

—Estoy enfadado. — repitió Wooyoung, antes de morderse el labio inferior. — Largo, no quiero verte.

—Puedo hacerte correr. — susurró bajo, cantarino y aquella voz dulce que salió para entrar en su cuerpo, hizo a Wooyoung derretirse.

—San... anoche te rogué... — murmuró bajo, llevando un brazo hacia atrás para acariciar la nuca de San. — No me dejaste...

—¿Sigues duro?— susurró el CEO y el modelo solo se removió entre sus brazos.

—Por favor jefe, ¿Qué más quieres de mí?

—Ve y sorpréndeme, busca algo para provocarme.





☆☆☆





San se pasó una mano por su rostro.

—No, escucha. La colección vintage sí o sí, tiene que aparecer en Vogue, ¿escuchaste?... Te dejé todo perfectamente apuntado en las copias sobre tu escritorio, así que no puedes jodidamente decirme que no.

Pasaron unos minutos y San se pellizcó el puente de su nariz.

—Ok, ok. Te lo pasaré por correo y lo imprimes allí, si tienes alguna puta duda le hablas a Yeosang, él es bueno cerrando tratos.

Cortó el teléfono y se sentó en su escritorio, entrando a su correo, seleccionando archivos y enviándolo directamente al correo de su secretaria.

—¿San?— murmuró Wooyoung.

Y, cuando el CEO elevó su vista, jodidamente amó lo que vió.

Wooyoung estaba afirmado en el marco de la puerta, viéndolo algo distraído con una bata color crema y una línea blanca por encima de la misma, su cabello algo despeinado mientras que la misma estaba abierta dejando a su vista su pecho, con sus pezones duros.

Su erección oculta por la bata. Los labios de Jisung estaban brillantes y algo rojos, sus ojos estaban maquillados con esa firma de "de rodillas y vamos a ver si vales la pena el hablarte".

—¿Estás desocupado para mí?— su mano acarició su pecho descubierto y San seguía esos dedos.

—¿Apuestas todo a esto?— murmuró San. Inconscientemente uno de sus dedos fue a acariciar su labio inferior.

—Solo quiero salir de ésto y tenerte. Sannie me vuelves loco... — Wooyoung bajó su mano por su pecho, hacia la cinta de su bata y jugando con ella. — Estoy demasiado ansioso... por favor...

San apagó su laptop y se levantó de su escritorio, recorrió a Wooyoung con la mirada y éste solo se apoyó completamente contra el marco, como si estuviera preparándose allí mismo para que lo tomase.

—¿Qué tienes debajo?

—Nada... sé que a mi hombre le gusta que no lleve nada bajo las batas o para dormir...

—Muy listo. — murmuró San, llevando una mano a la cadera de Wooyoung para pegarlo contra sí.

Woo acarició sus brazos ascendentemente hasta abrazarlo por el cuello para balancearse contra él, haciéndole notar lo duro que estaba desde anoche.

—A Sannie le gusta que sea su puta cuando está enfadado... a mi hombre lo volví loco desde el primer momento en que lo ví... — Wooyoung se acercó a jugar con el lóbulo de la oreja de San con su boca. — Sabes que puedo ser muy flexible cuando se trata de ti.

Y San gruñó y lo tomó por sus muslos para levantarlo. Ni siquiera llegaron a la cama, se toparon con el gran sofá de la sala de estar y el CEO lo tiró allí.

Prácticamente le rasgó la bata y Wooyoung disfrutó al verlo quitarse su ropa.

Cuando, aún de rodillas, San se colocó entre sus piernas, Wooyoung los acomodó un poco para poder lamer su pecho, acostándolo en el suelo suavemente para lamer cada cuadro marcado en aquel abdomen.

—Las demás gatas solo quieren esto de ti, pero ¿adivina qué, San?— susurró el modelo contra su abdomen. — Tú matarías solo por mí...

El gemido que liberó San cuando Wooyoung se autopenetró con su miembro fue todo lo que empezó aquella noche caliente.


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"ϲєο ϲєяємοиγ"  ωοοѕαиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora