~Fase 03~

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¡¡¡𝓢𝓱𝓲𝓷𝓸𝓫𝓾𝓰 𝓜𝓲𝓵𝓪𝓰𝓻𝓸𝓼𝓪!!!




(El que entendió, entendió...)




— ¡SHINOBU! ¡ABRE! —exclamó su hermana por última vez, dando golpes inútiles contra la puerta.

—No se preocupe Kanae —aconsejó el joven con una sonrisa —,dudo que su hermana nos haya encerrado aquí, de seguro se fue a buscar ayuda

   La mencionada lo miró, algo asombrada por verlo en un estado tan sereno a pesar de estar atrapados en un lugar pequeño, con poca luz y desconocido (para él) ya sea que en verdad estuviera tranquilo o solo era una fachada para ocultar su estrés,optó por mantener la cabeza fría.

   Soltó un pesado suspiro y acabó por sentarse sobre un viejo saco que había en una esquina —Lamento esta situación, normalmente Shinobu no se comporta así, ni yo sé lo que le pasa el día de hoy —aclaró, posando su mirada en un punto inexistente de la puerta.

—Ya le dije que no se preocupara —respondió, parándose a un lado de ella—, dudo que sea capaz de dejar a su hermana encerrada aquí por siempre.

  La joven sonrió ante el comentario.

   Nada le costaba a cualquiera de los dos derribar la vieja puerta con una potente patada, no obstante, Rengoku quería evitar hacer daños en propiedad ajena.

   Mientras ambos pilares estaban en aquella "jaula del amor" como lo había llamado la menor de las Kocho, la aludida se dirigió a la residencia, viendo el enorme agujero que la bestia le había hecho a la entrada principal y guiándose por el sonido, llegó a la habitación de su hermana mayor.

   Lugar donde el albino trataba de conseguir rastros de la chica, pero al no obtener resultados, dirigió su mirada feroz hacia la menor que estaba a unos pasos de él

—Te dije que no puede atenderte —repitió, lo cual solo molestó más al joven —, ella salió a atender unos asuntos, así que te pido...amablemente...que te retires —Aquello último lo dijo con dificultad, evitando hacer cualquier sonido estridente debido a la corta distancia entre la caseta y la recámara

   Lo que menos quería era el encuentro entre tres pilares y una mentirosa.

   El cazador gruñó por lo bajo, él era irascible, mas no estúpido, sabía por los ojos de la joven que su paciencia se había agotado, y, a pesar de que su manejo en la espada era excepcional, había escuchado que Shinobu era indescifrable y nunca se sabía cuál sería su siguiente movimiento...como el de ahora...

   Insatisfecho por la respuesta, se arriesgó a recorrer lo que quedaba de la casa, siendo perseguido por una azabache que había decidido sacarlo por la fuerza, la cual, miró con horror como el cazador deslizaba la puerta del comedor

   Odiaba admitirlo, pero el albino era irónicamente inteligente a pesar de su mala actitud, si veía las tres tazas sobre la mesa... Todo se acabaría.

La menor estiró su brazo en un intento desesperado por detenerlo.

   Pero era muy tarde, ya había entrado al lugar.

   Éste paró en seco, observó a su alrededor a la vez que la chica de las mariposas entraba, dando una fugaz mirada hacia la mesa.

Una.

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