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26 de noviembre 1999

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26 de noviembre 1999.

El llanto y los gritos del bebé resonaban por toda la habitación de hospital desde que salió de la comodidad del vientre de la madre y por extraña vez, abrió sus ojos cómo platos, sorprendiendo a las doctoras.

Las enfermeras corrían por la habitación buscando una forma de calmar el bebé, pero ninguna podía ayudarle a calmar su gran llanto.

Él lloraba y miraba a un punto en la pared, con los ojos muy abiertos, algo muy extraño en un bebé que acaba de nacer.

Un chico.

Un chico es lo que Wooyoung observaba nada más nacer, era un chico con la mirada fija en él desde que nació.

Y que lo persiguió hasta la fecha de hoy en día.

Pero, él era el único que podía observar aquella figura. Muchos pensarán que aquel niño estaba completando loco. Pero lo horrible es que no, aquel ente era de verdad.

Creo que deberíamos adelantarnos en el tiempo, al lugar en el que los sucesos comenzaron a aparecer.

-Mamá, ¿yo antes de nacer iba a tener un hermanito?

La mujer paró su labor (el lavar los platos) para mirar a Wooyoung sorprendida.

-¿Qué?

-Según San, él murió antes de nacer y es mi hermano. ¿Es verdad?-preguntó el niño inocentemente.

Los flashbacks comenzaron a penetrar la mente de Seonie, aquellos oscuros y dañinos recuerdos que estuvieron atormentándole durante meses y que le costó más de un año para volver a tratar de tener otro bebé.

Su primer hijo, el hijo que perdió por culpa de aquel estúpido accidente de coche, haciendo que perdiera a su hijo a los ocho meses de embarazo.

Ella esperaba que después de tener a su segundo hijo iba a hacer que dejase de pensar en que la pérdida fue su culpa.

Una lágrima cayó por su mejilla. Aquel dolor nunca iba a desaparecer. Estaba aferrado a ella, cómo San a Wooyoung.

-¿Según San?

-Cómo digas algo después lo vas a pagar muy caro.-dijo San susurrando en su oído. Mientras pasaba sus brazos por la cadera del chico, acercando su cuerpo al suyo.

El cuerpo de San estaba helado; estaba muerto.

-Pero... Me habías dicho que le preguntara a mamá.-
replicó Wooyoung, mientras su piel se erizaba por el contacto entre sus cuerpos.

Seonie miró hacia Wooyoung observando cómo hablaba consigo mismo. Su ceño se frunció y decidió agacharse hasta quedar a la altura de Wooyoung.

-Cariño, ¿con quién hablas?

-Con San.-sonrió el niño mirando a su madre.

La puerta de la entrada se abrió y Sehun se asomó , el padre de Wooyoung. Un hombre trabajador y serio. Todo aquel que conocía provocaba que se intimidase y es que había que admitirlo, era intimidante. Sin embargo, con su familia era cariñoso y agradable.

-Hola campeón, mañana empiezas el colegio, ¿no?

Seonie asustada fue corriendo hacia sus brazos buscando seguridad haciendo que Sehun se sorprendiera. No entendía nada de lo que ocurría, pero al ver la forma en la que su mujer le abrazaba provocó miles de sentimientos en él.

-¿Qué ocurre?-preguntó Sehun extrañado.

-Ya has asustado a mamá, imbécil.-se quejó San, alejándose de Wooyoung y colocándose a su lado.

-Yo no quería hacer nada, solo quería preguntarle acerca de lo que me dijiste, San.-volvió a reclamar Wooyoung.

Las pupilas del padre se dilataron y miró a Seonie asustado, entendiendo la situación y observando cómo algunas lágrimas silenciosas caían de sus ojos. Ninguno sabía que hacer, sus cuerpos estaban congelados.

-¿Quién te ha contado acerca de él?

-Ya lo he dicho, ¡San me lo dijo!

-Cariño, San no está aquí.

-Pero si está justo al lado mía. -Wooyoung miró al chico a su izquierda.

San tenía sus ojos completamente negros y miraba a al menor enfadado. Wooyoung le miró aterrado.

-¿San?-preguntó el niño con miedo.

-¡Ya basta! -gritó la madre.-¡Ahora mismo vamos al psicólogo!

-Pero... —interrumpió Sehun a Seonie.

-Cariño, ¡Wooyoung no está bien!

Todo el mundo pensaba que estaba loco, no sabían como un niño de cinco años podía saber esas cosas sin que nadie nunca mencionase aquel tema.

Yo gritaba ayuda disimuladamente, yo pedía que alguien me ayudase con San. Pero evidentemente, nuca fueron respondidos mis gritos y reclamaciones.

Aunque los sucesos comenzaron a aparecer desde mi primera y última visita al psicólogo.

Oh, San, eres un verdadero monstruo.

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𝑴𝑬 𝑷𝑬𝑹𝑻𝑬𝑵𝑬𝑪𝑬𝑺 ; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora