C U A T R O

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Los ojos de Wooyoung se abrieron con delicadeza

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Los ojos de Wooyoung se abrieron con delicadeza.
Observo las cuatro paredes que le rodeaban percatándose de una cosa.

Estas eran de color blanco.

Se levantó con velocidad y se dio cuenta de que no estaba en su habitación. Ya que su habitación estaba decorada con tonos azules y pequeños aviones colgados.

Una increíble presión y desesperación comenzaron a apoderarse de su cuerpo. El no saber dónde estaba le ponía los pelos de punta.

Fue hacia la puerta, en la que golpeó y golpeó hasta que de sus nudillos saliera el clásico líquido carmesí.

Su respiración agitada era lo único que se podía escuchar en aquella habitación.

Ningún sonido respondió a los golpes de Wooyoung. Solo su respiración y ansiedad era lo que se podía observar en la habitación.

¿Qué era ese lugar?

Cómo estarás pensando, un psiquiátrico.

Él sólo tenía cinco años, él no sabía dónde estaba ni que hacía ahí.

La noche anterior él estaba en su cama con cojines de cohetes o dibujos animados que le gustaban, ¿cómo acabó ahí?

Una mujer conocida y odiada por todos, su madre, entró, se adentró a la habitación y cerró la puerta pegando un portazo.

-Wooyoung.

-¿Sí?- respondió el niño mientras las lágrimas se resbalaban de su mejilla.

-¿Por qué lo has hecho?

Wooyoung frunció su ceño, claramente se encontraba confundido.

-¿Qué?

-¿Te acuerdas de la señora SamSan?

Wooyoung asintió no muy convencido con lo que estaba pasando.

-Alguien la ha asesinado, en su propia casa a las tres de la mañana.

Wooyoung se mostró muy sorprendido.

-Han revisado las cámaras de seguridad de su oficina y antes de que ella saliera, tú le pegaste en la espalda. Un golpe en seco con algún amuleto del escritorio.

Wooyoung se mostraba claramente confundido él no recordaba nada de lo que su madre le estaba narrando.

-Ese amuleto, era el amuleto del cristianismo, es decir, la cruz. Pero.-Seonie realizó una breve pausa.-Le diste a vuelta al amuleto, marcando el símbolo del anticristo sobre su piel. Como una quemadura.

La risa de San comenzó a resonar por la habitación y Wooyoung levantó su vista (que había estado todo el rato sobre su cama), las paredes estaban repletas de aquel símbolo que su madre había mencionado tiempo atrás. Wooyoung miró a todos lados sin poder hacer que su vista dejara de mostrar  aquel símbolo grabado en las cuatro paredes de aquella habitación. Sus lágrimas comenzaron a aumentar con velocidad.

Aquello le recordaba a su nacimiento; no había nada que parase su llanto. San le miraba con una sonrisa ancha y endemoniada, él había sido quién la había matado.

Seguramente las cámaras habían sido modificadas por San, o peor.

Había logrado la manera de poseerlo.

Había logrado la manera de poseerlo

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𝑴𝑬 𝑷𝑬𝑹𝑻𝑬𝑵𝑬𝑪𝑬𝑺 ; woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora