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No podía concentrarme mientras estudiaba en mi habitación. Jamás me había pasado, pero había algo en mi cabeza que no me lo permitía y ni siquiera sabía de qué se trataba. Hace unas semanas conocí a Harry; constantemente me visitaba, iba por mí a la universidad o salíamos por un helado. Todas esas veces Harry llevaba una capucha, lentes oscuros y, debido al frío que hacía en Londres, también una bufanda. Nos volvimos buenos amigos.
Mi celular comenzó a sonar al lado de mi libro de Microbiología.
Llamada entrante de Nate.
— ¡Nate!
— ¡Em!— Exclamó efusivamente del otro lado.
— ¿Cómo estás? ¿Qué tal todo por allá?
Nate es mi mejor amigo desde que estábamos en el preescolar, estuvimos juntos hasta la preparatoria, luego él se fue a Yale en Estados Unidos cuando le dieron una beca del 50%, era una gran oportunidad que no dudó en aprovecharla.
— Bien, todo bien, aunque soy yo o el London eye se ve más gigante.
— ¿De qué hablas? ¿Estás aquí?
— Me dieron unos días libres y decidí venir a visitar estos rumbos.— Bromeó.
— ¿Por qué no me has dicho?
— Porque quería que fuera sorpresa, pero me he encontrado a Chris.
— ¿Chris el bufón?
— Ese mismo, me ha invitado a una fiesta en casa de uno de sus amigos.
— Oh si, escuché eso por ahí.
— Tal vez podríamos ir.— sugiere.
— Estaría bien, pero es en dos horas.
— Linda es una fiesta, no una cena con la reina.
— Bien, ¿pasas por mí?
— ¿Aun no superas el temor por los autos?
— Si, lo hice. De hecho aprendí a manejar hace unos años, pero no he comprado un auto.
— ¡Eso es bueno!, pero deberías comprar un auto.
— Lo pensaré.
— Bien paso por ti a las 10:15
— Esta bien, nos vemos Nate.— Colgué.
Suspiré.
Toby salió de mi cama y rasguñó mi puerta para que lo dejara salir, hice lo que me pedía antes de volver a cerrar la puerta decidí ir por algo de cenar, mi estómago lo pedía. Llegué al salón y miré en el sofá a Niall y Zoe muy melosos, aclaré mi garganta.
— ¡Hey Emma!— Saludó Niall levantando su mano derecha.
— Hola.— Caminé a la cocina, dejé mi celular en la barra.
