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Me encontraba camino a la universidad, disfrutando de mi tranquilo paseo matutino en lugar de tomar el autobús. Una sonrisa se dibujó en mi rostro cuando "Beat It" comenzó a sonar en mis auriculares; esa canción siempre me ponía de buen humor. Esta vez, Zoe tenía clases en un horario diferente al mío, ya que estaba estudiando economía, así que no venía conmigo. Ya había pasado una semana desde que salí con Niall y Will, pero según lo que Zoe me había contado, la gente aún estaba hablando de eso y asumiendo que teníamos una relación secreta, lo cual era una completa tontería.
Estaba tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera noté cuando un auto se acercó a mi lado. Giré la cabeza con cierta aprensión, temiendo que fuera alguien tratando de secuestrarme, pero mi preocupación se disipó al ver que era Niall. Quité mis auriculares y me acerqué a la ventana del copiloto.
— Hola, Nialler, hacía tiempo que no te veía —dije apoyando mis antebrazos en la ventanilla.
—Hey, lo sé. ¿Vas hacia la universidad? —preguntó asomando un poco la cabeza.
— Si...
— Sube, te llevo.— dijo desbloqueando la puerta.
—¿Estás seguro? —inquirí, sintiéndome un tanto escéptica.
—Sí, Emma, sube al auto —replicó con una sonrisa burlona. Abro la puerta y subí al auto.
— ¿Qué haces a las 8 de la mañana manejando? Yo aprovecharía el tiempo libre para dormir todo el día.— Comenté mientras me acomodaba en mi asiento. Él soltó una carcajada mientras mantenía su vista al frente.
— Fui al gimnasio.— Lo miré con una sonrisa burlona, luego me percaté que su ropa era definitivamente de deportiva.
—Bueno, parece que no eres tan flojo como pensaba —bromeé.
— Cambiando de tema, lo siento si recibiste algunos comentarios ofensivos de mis fans.— pude notar que hizo una mueca.
Está bien, entiendo que estén obsesionadas contigo. Aunque realmente no entiendo qué te ven —comenté encogiéndome de hombros y mirando por la ventana.
Claro que estaba bromeando.
—Ya me has ofendido mucho, Emma. Yo solo me porto como un buen muchacho —respondió haciendo un puchero.
Reí. —Sabes que estoy bromeando. En realidad, no puedo entenderlo, ya que yo nunca he sido de las chicas que acosan o están pendientes todo el tiempo de alguien, o que opinan sobre su vida. Pero no me importa lo que digan, mientras yo sepa que no es cierto, estoy bien —añadí.
—Eso es bueno, Emma, pero a veces pueden ser muy hirientes con sus comentarios —comentó con una mueca de preocupación
—Me sorprendió que esas palabras pudieran venir de alguien de 13 años, o peor aún, alguien menor —dije frunciendo el ceño.