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Mi hermano, una vez más, me llamaba pidiendo ayuda. Bajé del taxi frente al imponente edificio donde trabajaba. Saqué mi celular: 1:32 pm. Suspiré, esperando que fuera algo importante. Sobretodo porque la mayoria de las veces que me hablaba para cualquier tontería. Will, abreviatura de William, mi hermano mayor por apenas tres años, tenía 23 años, pero a veces me hacía dudar de que fuera el mayor.
— Buenos tardes, señorita Wilson.— saludó Ava, la recepcionista que ya me conocía y me dejó pasar sin problemas.
— Buenas tardes, Ava.
Subí en el ascensor, pulsé el botón del sexto piso y cerré los ojos mientras ascendía. Odiaba los ascensores con toda mi alma. Suspiré al abrirse las puertas, saliendo rápidamente para dirigirme a la oficina de mi hermano. O, más bien, de mi padre. Conocía este edificio como la palma de mi mano; crecí recorriéndolo, ya que mi abuelo era el dueño, luego pasó a manos de mi padre, quien hace unos días sufrió un accidente y ahora estaba en casa descansando.
Al abrir la puerta, me encontré solo con un chico observando las fotos que mi hermano tenía junto a su escritorio. Aclaré mi garganta para llamar su atención; se giró y me miró con sorpresa, y yo fruncí el ceño. ¿Quién era este chico?
— Por favor, ¡no grites!— dijo el chico. Era rubio y sus ojos azules de inmediato llamaron mi atención.
«Lindos ojos». Pensé.
— ¿Debería? ¿Eres un violador o un asesino en serie? —pregunté, sin rodeos.
— ¿Qué? ¡No!
Claro, eso es lo que diría un violador o un asesino en serie.
— Ah, qué bien —respondí con indiferencia y caminé hacia la silla frente al escritorio de mi hermano. Ese chico rubio era definitivamente extraño; no dejaba de seguir cada uno de mis movimientos y comenzaba a incomodarme—. ¿Necesitas algo? —lo enfrenté.
— No, lo siento. Yo... Soy Niall.
— Yo soy Emma, la hermana del tipo de esta oficina. Por cierto, ¿sabes dónde está él? —él asintió. Esperé unos segundos, pero no dijo nada—. ¿Dónde está?
— Oh, está en el baño.— Contestó.
Saqué mi celular para distraerme mientras Will llegaba y entré en Twitter. Estaba tan distraída leyendo un hilo sobre las casas más terroríficas del mundo que no me di cuenta cuando el chico ya estaba sentado en la silla junto a mí y mi hermano ya había llegado
— Oh, Hola.— Saludé a Will.— ¿Para qué querías que viniera?
— Por favor, no me golpees —rogó, juntando las manos frente a su pecho. Fruncí el ceño—. Esta noche tengo una cita, pero no sé a dónde llevar a la chica... ¡Hey, eso rima!
