Capítulo 24

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Ali Gatie- It's You

CHAD

—Mi cerebro se va a congelar —musito en voz baja y tierna. Mientras que mis labios forman un pequeño puchero, haciendo que mi labio inferior sobresalga.

Anne me observa y no luce para nada convencida de mi acción. Es dura de roer, además de que nunca me ha hecho caso. Sonrío de lado y meneo la cabeza hacia los lados. Escucho la carcajada que se escapa de los labios de Owen y giro a verlo con una expresión aburrida.

Traidor.

—Deberías ayudarme a salvar mi cerebro —mascullo entre dientes.

Owen sonríe maquiavelico y niega con la cabeza.

—¿Acaso tienes uno?

Le lanzo una mira de pocos amigos y eso solo logra que se eche a reír con más fuerza. Vuelco mi mirada hacia Anne y la sonrisa divertida que adornaba sus labios desaparece para convertir su boca en una línea fina.

Parpadeo varias veces y ella se cruza de brazos.

—Si quieres que Gemma se vaya contigo el fin de semana tienes que hacerlo.

Gruño y la observo con mala cara. No sé de dónde saco que esté era un pase de salida de Gemma, no sé porque quiere que coma una pote de helado yo solo.

Ella alza su barbilla con orgullo y sé de antemano que no va a acceder. Demasiado terca, demasiado orgullo. Y si yo no acepto sus términos, pobre de mi alma. Porque esperar que ella acepte los míos es como esperar a que llueva en el desierto.

Algo que puede ser grato de percibir o un fracaso rotundo por esperar.

—Bien —digo de mala gana y procedo a abrir el pote de helado frente a mí.

No me gusta el helado de menta con chispas de chocolate y sé por la mirada de burla de Owen, que fue él quien escogió el jodido sabor.

Que lo hayan llamado desde la oficina para decirle de la pelea con Marc no lo tiene feliz, todo lo contrario. Está aguantando las ganas de golpearme en el rostro.

Lo cual haría que otro hematoma se forme en mi rostro.

Comer un pote de helado es una tortura, mi garganta rápidamente se congela por el helado y una mueca de disgusto adorna mi rostro.

Anne está sonriendo satisfecha, ella está disfrutando de mi desgracia. La veo sacar su teléfono y tomarme una fotografía mientras sus ojos brillan de pura maldad.

—Eres una belladona —musito con la boca llena de helado y ella arquea una ceja—. Hermosa y a la vez venenosa.

Escucho la enorme carcajada que sale de los labios de Owen y Anne lo sigue. No luce ofendida por mi comparación, tampoco enojada, todo lo contrario parece estar disfruntandolo.

—Te casaste con alguien cruel y perverso, Owen —murmuro con la boca llena de helado.

Owen se echa a reír aún más fuerte y Anne me observa divertida. Esas sonrisas divertidas van a ser borradas cuando se lo anuncien a sus familias, vas a quedar petrificados.

—Vamos esclavo —dice ella—, menos palabras y más cucharadas.

Le saco la lengua como un niño pequeño y volteo en dirección de Owen, observándolo ofendido. Dice ser mi mejor amigo, mi hermano, pero siento su traición. Sus manos se alzan, quitándole importancia al asunto y se acerca a Anne, posicionándose detrás de ella y abrazándola.

No sé qué me hará vomitar primero, si el helado asqueroso que ya casi acabo o la ternura que irradia estos dos.

—Hoy a morir de diabetes —digo y finjo una arcada.

Más allá de su mirada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora