Capítulo 10

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BTS- Black Swan

GEMMA

La persona que me enseña el espejo es alguien completamente aterrada hasta la médula, he vomitado todo lo que había en mi estómago, en consecuencia de ello mi garganta arde y estoy cansada, siento como si hubieran colocado un gran peso encima de mí, como si todo se acumulara y estallara.

Tengo miedo de él.

Tengo miedo de Kiel.

Hace meses mi madre estuvo involucrada con ese hombre por drogas, él era uno de sus proveedores pero hubo un punto dónde las cosas se colocaron tensas y él intentó estrangularla y ella lo apuñaló en el costado. Kiel amenazó con meterla presa pero gracias a que Anne me ayudó, no pasó nada, lo último que supe de ese hombre fue que se dió a la fuga, tenía demasiados cargos encima.

Sé que es una persona rencorosa y vengativa, sé que puede volver con tal de hacer daño, lo sé y haberlo visualizado entre las sombras solo hizo que el pánico en mi cuerpo estallará, que los miedos y la preocupación en mi sistema se convirtieran en mi peor enemigo.

No debí haberme ido sin haberle dicho nada a Gina, no debí. Mi cuerpo tiembla, es azotado por un sollozo cuando menos lo espero y con las manos temblorosas buscó mi teléfono en mi bolsillo, al encontrarlo marcó el número de Gina y este repica varias veces pero no es contestado, lo intento varias veces y terminó optando por enviarle un mensaje.

Gemma: No deberías quedarte en casa sola, por favor, ve a un hotel, creo que él está rondando, creo que volvió, Gina.

La bilis vuelve a subir por mi garganta al recordar los ojos color cafés de Kiel, junto a la cicatriz asquerosa que tiene en el rostro. Mis piernas vuelven a perder la fuerza y apoyando las manos en el váter expulso absolutamente todo de mi sistema. Debo tomarme unos segundos para recomponerme y lograr que mi respiración y lágrimas se detengan, para poder tomar fuerzas de dónde no tengo.

Lavo mi boca y manos, veo mi reflejo en el espejo y la asustadiza Gemma me regresa la mirada.

—No, no es tan estúpido y sabe que la policía lo busca. No volvería tan fácil.

Arreglo mi cabello y después de echar aromatizante en el aire para que el olor a vómito se vaya salgo del cuarto de baño. La casa de Chad es de un solo piso. La decoración es elegante y acogedora, lo cual se me hace muy familiar pero no logro dar con el origen de la sensación. Frunzo el ceño al entrar en la sala y ver con más detalle los muebles y los colores, el diseño y distribución.

Conozco esto.

—Toma —musitan con delicadeza a mi lado.

Mis ojos viajan hacia Chad y mis manos se deslizan en su dirección para tomar la taza de té que me ofrece. El aroma de la manzanilla llena mis fosas nasales y un suspiro de alivio escapa de mis labios. Dejo caer mi cuerpo en el mueble individual negro más cercano y tomo con calma del líquido, el cual se desliza con suavidad por mi garganta, eliminando el sabor del vómito agrio.

Bebo del té en completo silencio y él espera paciente, cuando termino de tomarlo le doy la taza vacía cuando la pide y lo observo llevarla hacia el fregadero para luego volver a sentarse cerca de mí.

—¿Te sientes mejor? —inquiere y noto la chispa de preocupación en su voz.

—Estoy bien —logro decir con la voz ronca.

Asiente y baja la cabeza, posando la mirada en sus manos entrelazadas y colocadas sobre su estómago. El silencio llena el lugar y su mirada oscura sube hacia mi rostro, lo veo indeciso y abre y cierra la boca repetitivas veces.

Más allá de su mirada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora