Epílogo

1.4K 172 109
                                    

Ariana Grande- Moonlight

3 años después.

GEMMA

—Te amo y extraño —musito mientras dejo el ramo de flores sobre la lápida con cuidado—. He estado bien este tiempo, fue complicado hacer las cosas de manera diferente, de sanar y avanzar. ¿Sabes? He tenido que ir a terapia, buscar nuevos ambientes, por eso me fui de aquí y no vine a visitarte. He avanzado, he sanado. El pasado está allí, atrás, muy lejos de mí y no me puede dañar, no me puede hacer nada.

Limpio las lágrimas que se deslizan por mis mejillas y dejo salir un suspiro tembloroso. Sí, lo hice, ya no soy la misma Gemma de hace 3 años, no la soy, soy alguien nuevo y estoy bien. Ahora estoy bien, no hay pesadillas, no hay dolor, no hay tristeza azotando mi pecho.

Siento una mano en mi hombro y subo la mirada en busca de su dueño y la veo. Está sonriendo de lado, su cabello negro ahora es castaño oscuro y sus ojos brillan para mí, está ahí, el amor, el cariño, ahora está ahí.

—Deben de estar orgullosos de ti, mi vida.

Le sonrío.

—De ambas, madre, de ambas.

Asiente con la cabeza y se deja caer junto a mí, tomando mi mano izquierda y entrelazando nuestros dedos. Apoyo mi cabeza en su hombro y siento el calor tan familiar que no ha dejado de transmitirse.

—Cuando naciste y vi que eras una niña fui feliz —musita mi madre en un susurro bajo—. Tu padre y yo no quisimos saber el sexo hasta que nacieran, y cuando vi que era una niña, no sabes lo mucho que me emocione. Tu nombre es porque eras una gema para nosotros, una hermosa gema de ojos azules, eras nuestro primer diamante, y luego nació tu hermano y su nombre es por tu abuelo paterno.

Alzo la mirada hacia ella y veo las lágrimas en sus ojos cuando voltea a verme.

—¿Era bonita?

—Eras hermosa, cielo. Lo sigues siendo.

Le sonrío.

—Lo sé, soy divina.

Escucho su carcajada resonando y mi corazón da un vuelco dentro de mi pecho, siempre voy a amar escucharla reírse a carcajadas. Estos años he aprendido que su risa es una de las cosas que más disfruto escuchar, que verla mientras me cuenta cosas que nunca me contó son mis historias favoritas en una tarde soleada.

Estuvo inconsciente durante horas debido al disparo, perdió demasiada sangre y estaba en cuidados intensivos. Estaba deshidratada, golpeada y con varias fracturas en sus costillas. Según los médicos, no iba a vivir, pero ella lo hizo.

Hemos estado viviendo en Estados Unidos durante los últimos tres años, entro en rehabilitación, salió hace dos años, fuimos juntas a terapia y sé que aún hay cosas que no ha superado por completo, siempre me recuerda que va a compensarme todo, que intentará reparar el daño. A veces pienso qué hubiera ocurrido si me fuera ido, si hubiera hecho lo que ella quería que hiciera.

Kiel la estuvo amenazando durante años, mientras yo era niña le enviaba fotos mías saliendo de la escuela, caminando o haciendo cualquier cosa, y siempre le decía lo mismo: Vendría por mí. La torturó psicológicamente durante años. Y nadie le creía, la policía no lo hacia. Estaba sola con su miedo.

Se equivocó, lo hizo, me destruyó y lastimó, lo hizo durante años y no voy a decir que estuvo bien, que la entiendo por completo, pero lo acepto, aceptó que se equivoco y ahora ha intentado redimirse de mil maneras distintas. No se opuso cuando le dije de ir a rehabilitación, no se opuso cuando le dije de ir a terapia, no hizo nada para oponerse, todo lo contrario, quiso mejorar.

Más allá de su mirada©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora