Capítulo 4: "Impulsos"

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La sensación vertiginosa de encontrarse en un sueño le resultó extraña. Hacía mucho que no tenía ese tipo de sueños. Y ya quisiera haber estado hablando del tipo divertido de sueños. Pero Liv no tenía  esa suerte. No, en el sueño se encontraba sumida en una oscuridad más intensa que la de un sarcófago, sin siquiera poder ver sus manos, si era acaso que tenía manos. Un intimidante silencio cohibía a Liv de ejercer cualquier movimiento que pudiera romperlo. Se encontró a si misma incluso conteniendo el aliento en un momento.

Pero entonces, el silencio se vio roto por una reverberante voz que provocó que el corazón de la chica diera un vuelco y que su piel se crespara. Aquella voz le transmitió una sola sensación: peligro. Era como si su cerebro enviara la misma señal a todos sus músculos, la de movimiento, la de pelea, la de resistencia. Un sentimiento demasiado intenso, considerando que ni siquiera lograba distinguir qué era lo que aquella voz decía. Forzó a su mente a acercarse un poco más, pero no fue necesario, la voz se enfureció y gritó de tal forma que Liv estuvo segura que, de haber paredes y un techo en aquel lugar, los habría hecho temblar.

—¿Como que Asgard fue destruido? —rugió con una ira tal que Liv agradeció no haber sido quien le dió la mala noticia —Te envié específicamente a vigilar, ¿acaso no puedes hacer nada bien?

—No hubo nada que pudieramos haber hecho, señor. Estaba predestinado —una punzada recorrió el abdomen de Liv. Ella conocía esa voz, tan solo no podía recordar de donde. Pero estaba segura de que no era un recuerdo agradable.

—Eso significa que... ¿la gema fue destruida? —una tercera voz intervino.

—No seas ingenuo, la gema no puede ser destruida —la primera voz, la aterradora, volvió a intervenir—. Ahora, ¡busquenla! —volvió a ordenar en un rugido tan estruendoso que provocó que Liv se despertara.

Su cama era un charco de sudor, ella estaba temblando y su corazón latía a mil por segundo. Necesitó un momento para asegurarse que esa era la realidad y que no continuaba en el sueño. La voz del hombre enojado continuaba retumbando en su mente. Luego, recordó.

Se abalanzó sobre la mochila que descansaba en un extremo de la habitación y soltó un suspiro de alivio al tantear el orbe. Lo abrió y se vió cegada por la luz de la gema, para luego apresurarse a cerrarlo nuevamente. Lo importante allí era que se encontraba en su lugar. Sus manos fueron libres del temblor que las había poseído y pudo volver a respirar por un segundo.

Aunque la intranquilidad no cedió del todo, porque las palabras de Thor al entregarle el orbe hicieron eco en su memoria: había otra gema en Asgard. Debía abandonar el retiro vacacional/ tiempo de calidad con mamá luego de una semana. La necesitaban. Partiría aquella noche.

Avanzó hasta el salón con la intención de encontrarse a Freya para desayunar y comunicarle su decisión basada en el sueño. Ella debía entenderlo, nadie podía comprender el significado de los sueños mejor que su madre, o al menos de eso trataba de convencerse a medida que avanzaba a zancadas por los pasillos del palacio.

Volvió a darse contra una pared al notar que Freya no la acompañaría en el desayuno aquel día. Preguntó a uno de los sirvientes y tan solo consiguió saber que "la reina estaba ocupados en asuntos pertinentes a su jurisdicción" y ni siquiera sabía qué significaba aquello. Tendría que esperar hasta más tarde para comunicarle su decisión. La ansiedad se apoderó de su cuerpo y se volvió a sentir demasiado impulsiva. Pero a veces no había tiempo para meditar con calma las cosas, había ocasiones en las que era necesario saltar directo a la acción y aquella debía ser una de ellas.

Se encontraba demasiado ensimismada en sus pensamientos como para haber notado a Frey hasta que él se sentó frente a ella y la observó con una expresión divertida. Su ceño fruncido parecía ser un buen chiste.

Warzone Heir || Bucky Barnes (Warzone legacy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora