Capítulo 17: "Las cartas sobre la mesa"

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La habitación se sumió en un largo silencio luego de las palabras de Bruce. Liv permanecía callada, aún tratando de procesar la nueva información, sintiendo como la ansiedad se apilaba y pasaba a ser el foco principal de sus pensamientos. Trató de repetirse varias veces que el conocimiento de los propósitos no habría cambiado nada, que ella había luchado con todo lo que poseía para proteger aquella gema y no hubiera hecho un mejor trabajo de haber sabido, pero la culpa la carcomía viva.

Liv subió la mirada hasta Steve, parado frente a su camilla con las manos colgadas del cinturón de su traje. Podría jurar que tenía más arrugas alrededor de la cara desde la última vez que lo había visto y, teniendo en cuenta que lo conocía hacía al menos cinco años y en todo el transcurso de ese tiempo nunca lo había visto ni un minuto más viejo que las fotografías colgadas en los museos, supuso que el estrés comenzaba a deteriorarlo. El hombre le devolvió la mirada y tras sus profundas ojeras, sus ojos parecían vacíos, cansados y carentes de brillo. Steve había puesto toda su confianza en ella y le había prometido que era capaz de encargarse del problema ella sola.

«Tendrás que confiar en mí. Todo estará bien, ya verás»

Las palabras continuaban resonando en su cabeza, su mirada aún fija en el rubio frente a ella. Que estúpida había sido ¿En qué momento le habían encomendado el futuro del Universo a alguien que olvidaba las tostadas en la tostadora y dejaba la casa entera oliendo a pan quemado por el resto del día? Y sí, aquello había sucedido más veces de las que se enorgullecía en confesar. Steve debía de estar tan decepcionado en ella. Y como para no, si hasta ella misma no dudaría dos veces en lanzar un golpe al espejo más cercano. Tal vez si hubiera sabido a lo que se enfrentaba desde el principio...

No. Siempre hacía aquello, buscar a alguien más a quién culpar. Claro, decir que su madre era igual de responsable que ella en el asunto era más sencillo que admitir que había arruinado todo, si había algo en lo que Liv pecaba era en ser extremadamente orgullosa en ocasiones. Debería, al menos por una vez, asumir sus errores, venía con el paquete de ser un adulto funcional.

—¿Tú lo sabías? —luego de lo que parecieron varios minutos James habló a su lado, obligándola a separar la mirada de Steve y bajarla avergonzada hasta sus manos en su regazo.

—No tenía idea.

Había pasado varias noches en vela en el pasado pensando qué podía ser tan malo que lograra estremecer a su propia madre, pero en ninguna de las millones de opciones que su mente ideó a lo largo de aquellos dos años siquiera se acercaba a la verdad. No tenía sentido ¿Quién era tan retorcido como para asesinar a la mitad de la humanidad? ¿Con qué propósito?

No importaba qué tantas vueltas le diera a la cabeza, no terminaba de cerrarle por completo.

T'Challa logró que todas las miradas se despegaran de Liv para centrarse en él una vez que ingresó al laboratorio. Portaba aquel semblante serio que, a simple vista, infundía respeto con una sola mirada. Claro, si no lo conocían. Era difícil verlo de la misma manera luego de pasar tanto tiempo alrededor de Shuri. Aún así, Liv agradecía el relevo de atención, aunque fuese por tan solo unos segundos. En sus manos traía una pequeña bolsa de terciopelo que Liv rápidamente reconoció como la bolsa de sus runas y procedió a entregársela a la muchacha.

—¿Por qué? —Bucky le sacó las palabras de la boca, vociferando los pensamientos que continuaban rondando por su cabeza. Mientras tanto, la chica rebuscó dentro de la pequeña bolsa la runa que necesitaba, sintiendo el contacto frío contra sus sudorosas manos y rápidamente percibiendo la energía avanzar a través de sus extremidades y revitalizando sus heridas— ¿Por qué la mitad del Universo? —preguntó esta vez específicamente a Steve, quien suspiró con pesadez antes de responder.

Warzone Heir || Bucky Barnes (Warzone legacy 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora