》𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨《

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• hey you got drugs? - Tove lo •

Las luces de diferentes colores se mezclaban y creaban distintos tonos que el reconocía, sin embargo no sabía identificarlos del todo. Su cabeza explotaba, juraba que cargaba con un aura pesada. Los gritos y el portazo que se habían desprendido de su casa, unos minutos antes de salir, se reiteraban en su mente, casi como la secuencia de una película. Estaba cansado, de su padre, de las personas que traía al hogar que compartían, de su madre la cual parecía poco interesada en su estabilidad, de las discusiones diarias, de todo lo que lo rodeaba.

Su pulso aun seguía acelerado ante el recuerdo de la mirada desaprobadora de su progenitor en cuanto le dijo que saldría, de nuevo. Este repitió, por milésima vez en el mes, que no había caso con su persona, que le recordaba a su madre, la cual huía de su problemas cual rata desgraciada. Sus pies solo pudieron apurar el paso ante esa respuesta, y en cuanto el hombre mayor amago a tomar el vaso que se encontraba sobre la mesa de centro, corrió, olvidándose de llevar con si su amada caja de Red Point*. Le dolía eso y, también, la respuesta de su padre.

La idea de parecerse a alguien como su madre lo agobiaba a diario, no deseaba ser de esos que dejaba abandonado todo, sin embargo admitía que aquellas actitudes escapistas, adquiridas con el tiempo, se presentaba en el. Más aun en situaciones como estas, en las que casi lograba escuchar voces en su cabeza, las cuales reproducían escenarios, propios del "hogar" en donde vivía. Su padre gritando, parte de las cosas volando, la mujer que le dio la vida aterrorizada ante ello, los sonidos del hombre de la casa y sus acompañantes, los mensajes presentes en su teléfono con preguntas por parte del numerovde su progenitora, las cuales no eran contestadas, se mezclaban con el sabor del tercer vaso de, lo que sea que estuviera tomando.

Lo distinguió, llevaba una vestimenta sobria, a diferencia de otras veces, pero venia con su amada mochila. Cuando los orbes del chico se encontraron con los propios, reconoció un deje de miedo en ellos. Lo comprendía, el tampoco esperaba encontrarse en esa situación, no de nuevo. Cosa poco importante en ese instante, en el que solo deseaba que el ajeno se acercara, debido a la situación pasada.*

Noto como cortaba la distancia, con él, su acompañante, se aproximaban a su vez. La tranquilidad parecía volverle al cuerpo, ya que sabía lo que vendría a continuación. Martin se había ofrecido a ser el que trajera esta vez, según él tenía un primo que las consiguió a un precio bajo. Ente ellos acordaron probar algo nuevo, y el aprovecharía la situación para ver si tal cosa lo aislara de todos, incluyendo de la última pelea que tuvo con Matías.

Se dirigieron al patio de la casa, tampoco era ningún secreto para sus conocidos lo que ellos hacían, pero aun seguían manteniendo la práctica de apartarse, casi ocultarse. El de mochila lo observo, hizo especial hincapié en su persona, incluso un gesto, entendía el por qué. Pese a esto, esta vez, sí podría pagarle, incluyendo lo que le debía. La plata de la mensualidad le llego temprano, y parte del dinero de su pareja seguía en su billetera.

Sin muchas palabras el efectivo fue entregado, junto con el monto que debía. El contrario no sonrió, tampoco gesticulo demasiado, era consciente de lo poco expresivo que era. Solo le entrego la pastilla que se encontraba en un pequeño envoltorio de papel, llevo la suya, y la retirada para su amigo, hacia adentro.

Juan lo observaba de una manera cálida, intento que la idea de que esa acción solo era reflejo del presente que llevaba, no hiciera su aparición. Le agradaba la creencia de que el chico era alguien incondicional, que le ofrecería una ayuda sin importar que, un refugio que no juzgaba. A pesar de ello, estimaba que todas esas convicciones eran totalmente falsas, casi como su amistad.

-Gracias, Rod. Uno de estos días te doy la otra parte, sos un grande.- Un palabrerío, de poco valor salió de allí, a sus ojos se veía como unas palabras buenas y sinceras.

Asintió, poco convencido y coloco la pastilla en su boca. No necesitaría agua, su organismo ya conservaba la costumbre. El efecto llegaría en unos minutos, mientras tanto, se apoyo en una pared del lugar y dejo caer su peso por completo.

Lo que parecían ser, espejismos de lo sucedido hace unos días, volvían, una vez más, a él. La ruptura con su pareja esta vez, fue algo que lo azoto en mayor medida. Especialmente cuando lo vio junto a un chico, días después de lo sucedido. Conocía a Candía, no estaba atándose emocionalmente con el desconocido, ni mucho menos tenía un interés demasiado profundo en la otra persona. Solo era utilizada para que el despecho propio desapareciera, siempre hacia eso. Incluso en situaciones en las que ellos no dieron como tal un quiebre. Su cerebro no las interpretaba como infidelidades, pero ciertamente lo eran.

Aun recordaba cuando llevo al de cabellos bicolor a una fiesta entre amigos. Pasado el rato, otro pibe, el cual no conocía demasiado, se acerco para comentarle que conocía a su pareja, que habían tenido algo antes. Le estimo una fecha la cual ya no recordaba, pero que en ese momento identifico, como una en la que él y el de expansor comenzaban a mantener algo, más específicamente, cuando tuvieron un desliz.

Con todo y eso, el se quedaba con Matías porque lo amaba. Soportaba esas cosas, pese a que, en situaciones algo críticas estas le presentaran inseguridades muy grandes. Lo hacía porque lo más cercano a amor era el de ojos amarronados, él y los momentos en donde estaban bien. Sabía que muchas veces era un maldito con el contrario, creía que el otro también lo era, pero nunca encontró a alguien que quisiera salvarlo, y el otro lo deseaba, sin tener en cuenta la cantidad de veces en las que dejo en claro que el nunca podría lograrlo.

Lo consumido comenzaba a hacer efecto, podía sentirse enérgico, y la sensación de una extraña felicidad invadiéndolo. Ya todo lo que lo atormentaba lograba acallarse. Ya estaba completo, de nuevo.

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*Red Point­: Cigarrillos de tabaco.

*Repetición intencional del capítulo anterior. Si te diste cuenta, Gracias.

*Hay otra repetición intencional, al principio.

1045 palabras, vamos mejorando.

》𝐄𝐧𝐟𝐢𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨《ᵐᵃᵗˢᵠᵘᵃʳᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora