Ese lunes Julia entró a la universidad con una sonrisa en el rostro, estaba de buen humor. Le dió un sorbo al café que había comprado minutos antes de entrar y miró el reloj de su muñeca. Aún faltaban cinco minutos para que comience la clase de Andrés y se felicitó mentalmente por llegar a tiempo. Siempre se había considerado a sí misma una persona puntual, sobre todo a la hora de cumplir con sus obligaciones, pero tenía que admitir que ese año conciliar el sueño durante la noche le era más difícil que de costumbre, cosa que no la beneficiaba a la hora de levantarse tan temprano. Cuando entró al salón de clases sintió la mirada de Andrés pero se obligó a ignorarla por lo menos hasta que consiguiera un asiento y pudiera disimular las ganas que tenía de besar a su profesor.
Por otro lado, Andrés hizo un rápido escrutinio de sus alumnos y al ver que cada uno se encontraba inmerso en su propio mundo aprovecho para observar a Julia. Ese día traía una falda roja de corderoy junto a un jersey negro y sus habituales botas negras. Llevaba el cabello suelto con parte de sus rizos cubriendo su pecho y no pudo evitar sonreír al notar que parecía sacada de una película de los noventa. Cuando ella le devolvió la mirada sonrió en su dirección, mordiéndose el labio inferior. Tenía que admitir que la idea de no ser descubiertos le divertía.
La clase transcurrió con completa normalidad hasta que en un momento mientras Andrés explicaba uno de los nuevos ejercicios que tendrían que hacer para la próxima semana, su vista se dirigió hacia Julia. Más específicamente, hacia sus piernas, las cuales tenía cruzadas una sobre otra provocando que su falda se subiera más de lo que debería.
Tragó saliva intentando no perder la compostura, ella parecía no haberse dado cuenta y su atención seguía fija en cada palabra que salía de su boca.El resto de la clase se le hizo eterna intentando no enfocar su mirada en esa parte específica de su cuerpo y apenas abandonó el salón fue prácticamente corriendo al baño a lavarse el rostro con agua fría, tenía que calmar sus hormonas si no quería que le resto del día fuera un infierno.
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Julia se encontraba sentada en una de las bancas del campus esperando a Andrés. La mayoría de los estudiantes ya se había ido y dentro de unas pocas horas el sol comenzaría a desaparecer. Agradeció que esa tarde el clima no fuera tan frío y cuando vió a su profesor de Biofísica salir de la universidad se paro de golpe, caminando en su dirección.
—Profesor Johnson —lo saludo.
Andrés rodó los ojos pero no pudo ocultar la pequeña sonrisa que se formó en sus labios.
—¿Puedo ayudarla en algo? —preguntó sin dejar de mirar al frente, ambos se dirigían hacia su auto, aparcado a unos pocos metros.
Julia asintió.
—Es que mi nov... —se detuvo en seco al darse cuenta de lo que estaba por decir mientras sentía como sus mejillas se volvían bordo—, se suponía que un chico vendría a buscarme para llevarme a ver una película —continuó mirándolo de reojo—, pero nunca apareció.
Andrés no se inmutó ante sus palabras.
—Esa es una verdadera lastima, no entiendo cómo alguien podría dejarla a usted plantada.
—Ni yo.
Esta vez no pudo contenerse y una sonrisa apareció en su perfecto rostro.
—Entonces supongo que mi deber como caballero es acompañarla hasta su casa.
Cuando llegaron al auto le abrió la puerta del acompañante y la observó subirse a éste mientras extendía una mano en su dirección para que ella se sostenga al hacerlo.
—De verdad tenía muchas ganas de ver esa película —se quejó al verlo subirse a su lado.
—Lo mínimo que puedo hacer por una dama como usted es ofrecerle mi humilde morada para ver esa tan anhelada película.
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El profesor de Julia © [COMPLETA]
RomanceJulia no esperaba que su profesor fuera el hijo del mejor amigo de su padre. Y Andrés no esperaba encontrarse con aquella niña repleta de rizos que había interrumpido su clase en el living de su casa. Ninguno esperaba que la atracción fuera tan gran...